En palabras del obispo
Masiva concurrencia de la grey católica en la misa por la Inmaculada Concepción de la Virgen María
La comunidad católica festejó el 8 de diciembre en el Anfiteatro. Con mensajes del obispo Hugo Manuel Salaberry Goyeneche para todos los argentinos de estos tiempos.
Ayer se celebró el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en el Anfiteatro Martín Fierro. El obispo Hugo Manuel Salaberry brindó una misa junto a otros sacerdotes y diáconos de parroquias de Tandil.
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En compañía de personal del Ejército, autoridades municipales como el intendente Miguel Lunghi, los concejales Juan Manazzoni, Juana Echezarreta y el exfuncionario comunal Marcos Nicolini, además de integrantes de la comunidad educactiva del Colegio Sagrada Familia, de la Sierra, San Ignacio, San José, y más devotos de la iglesia católica, conmemoraron la fecha entre cantos, rezos, agradecimientos, limosna y la palabra del evangelio.
El obispo destacó algunas palabras trasmitidas por el Papa Francisco, generando diálogos y señalamientos con las familias en particular y los argentinos en general. Con un inicial pedido de “caminar juntos”, aunque no sea desde la fe, sino humanamente, aunque el mismo tenga dificultades. Resaltó un mensaje de unión, en un momento donde se ve los argentinos como seres unidos o desunidos por discursos muy frágiles.
“Creo que ya no hay más vacantes para seguir peleándonos entre nosotros. Ahora estamos dependiendo de estar unidos si la selección gane o no. Y ¿nos interesa que gane? Sí, por supuesto que gane. Pero que nuestros ánimos dependan de un partido de fútbol, me hace cuestionar”, señalo Salaberry.
Asimismo, cuestionó la presión que se ejerce sobre jóvenes jugadores de fútbol y la violencia que reciben si no ganan los partidos.
Agregó que “los acompañamos si, queremos que ganen sí. ¿Pierden? Seguirán siendo hermanos nuestros, y hermanos muy queridos”.
En la misma línea, el obispo observó afectados valores en las familias. “Nos está costando mucho la unidad familiar, porque no solamente se recienten los ánimos, también la paciencia y el afecto”.
Mostró a la comunidad que, no obstante, existen personas en el camino que generan daños, y que eso lo hace más difícil. Y pidió a la Virgen que no vuelva a repetirlos, considerando que no todos los senderos están perfectamente trazados, sino que también presentan sorpresas y aquellos problemas son parte del mismo.
En otro aspecto, marcó el uso de aparato celular, que si bien es una “maravilla técnica”, afecta la dignidad para dar mensajes que necesariamente importantes decirlos a la cara, o es preferible no decirlos.
Salaberry resaltó el discurso presente ejemplificando, además, “que digamos cosas aquí a las que no estemos dispuestos a cumplirla en nuestra vida de consagrados es vergonzoso”, mostrándose a él y los religiosos como seres no exentos de variadas dificultades.
“Ayúdennos a no pasar esa vergüenza. Le vamos a pedir a la Madre Inmaculada de todo corazón para esta querida comunidad tandilense y para la comunidad diocesana que siempre engalana la fiesta con la presencia de los chicos, que son una esperanza para la humanidad”, finalizó el religioso agradecido por la ocasión.