Milo Lockett inundó de color y alegría el gigante de Villa Italia con su taller para niños
Como es habitual cada vez que el artista plástico se presenta, una multitud lo acompañó tanto el viernes como el sábado en los talleres gratuitos que ofreció a instituciones y a la comunidad. Alrededor de 500 niños coparon las instalaciones del club Unión y Progreso para compartir el Día del Amigo jugando a puro arte junto a Lockett y su equipo.
Ayer, 500 chicos de entre 5 y 10 años llenaron de color y alegría el gimnasio del gigante de Villa Italia, para participar del taller de pintura gratuito que el artista plástico chaqueño realizó junto a su equipo con la organización del Municipio de Tandil. A fines de abril había arribado a la ciudad en el marco del programa provincial AcercArte para desarrollar una propuesta más acotada, que habilitaba el ingreso de solamente 50 niños, razón por la cual muchos de los que quedaron afuera en ese entonces pudieron tener revancha en esta ocasión.
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La primera de las jornadas se llevó a cabo el viernes por la tarde en el Club Independiente y estuvo destinada a diferentes instituciones educativas de Tandil. En tanto que para formar parte del grupo del sábado, los interesados sólo debían inscribirse a través de la página web del Municipio, que agotó en pocas horas los lugares disponibles para la actividad.
Es que Milo Lockett cautiva a grandes y chicos con su impronta definida, sus dibujos de trazo simple y los intensos colores que son parte de su mundo, lo que lo ha convertido en una especie de “estrella de rock” que cosecha pasiones a su paso.
El gimnasio de Unión y Progreso se vio colmado por las familias que se acercaron a compartir la jornada que justo coincidió con el Día del Amigo y el inicio del receso invernal. Los padres se ubicaron en las gradas al estilo “hinchada” para alentar y acompañar a sus pequeños, que tenían disponible toda la cancha, sobre la que se habían dispuesto rectángulos de nylon para proteger el piso.
El club del encuentro
A medida que ingresaban, los chicos eran destinados a un grupo -conformado por un máximo de 10 niños- a cargo de un adulto, se les colocaba un pintorcito para evitar que mancharan su ropa y se los invitaba a sentarse junto a sus ocasionales compañeros, en el espacio donde prolijamente se habían dispuesto hojas, cazuelas con esmalte sintético al agua, pinceles y demás insumos para trabajar, todo pensado para llevaran adelante la tarea de manera grupal.
Lockett junto a sus tres compañeros del Club de la Pintura, todos artistas plásticos, recorrían cada grupo y le daban la voz a los verdaderos protagonistas para que contaran lo que estaban haciendo.
“Ustedes van a hacer todo esto juntos, tenemos 500 chicos pintando juntos en el Día del Amigo”, recordaron antes de comenzar.
Por su parte, el destacado artista, que siempre viste un delantal completamente manchado por infinitos trazos de pintura que lo acompaña a todos lados, ofreció las palabras inaugurales antes de que los chicos pusieran manos a la obra. “Agradecerles a los chicos por tanto cariño, a los padres que tengan la gentileza de traerlos, a la municipalidad que organiza este evento para ustedes y a este club que hoy nos recibe, a los payasos”, arrancó.
Y siguió: “Esto no es una clase de pintura es un encuentro con el arte. Lo que tenemos que hacer es acompañar a los chicos. Necesitan nuestro reconocimiento. Lo más importante de lo que va a pasar hoy acá no es la pintura sino que cuando lleguen a sus casas ustedes cuelguen ese dibujo en un lugar visible, porque ahí empieza el reconocimiento y se construye la seguridad”.
Crecer en felicidad
Lockett basa sus talleres y tiene una ética de trabajo que se sustenta en la estimulación de la sensibilidad y el fortalecimiento de la autoestima para formar futuros adultos felices. “Hay que trabajar mucho la autoestima, necesitamos crecer en felicidad, es un valor muy importante porque se van a convertir en adultos felices, eso es lo importante de este encuentro con la pintura, no es importante saber pintar ni dibujar, lo fundamental es encontrarse”, sentenció.
“Arranquen con lo que tiene en la cabeza, el dibujo es libre, cada uno hace lo que tiene ganas”, expresaron los artistas y así empezaron los chicos a trabajar, pincelar, elegir colores y dar rienda suelta a su imaginación y a lo que les nacía en el momento, compartiendo el espacio y la actividad sin conocerse, pero con la franqueza e inocencia de la infancia, a la que solo le basta un pedazo de suelo y una hoja para llenar cualquier minuto de razones para respirar.
Una actividad para toda la familia
Mariana y Laura son madres de Julieta y Camila, respectivamente, de 6 años, y miraban a sus pequeñas desde la tribuna.
“Quisimos participar cuando vino por AcerArte pero no pudimos compartir el momento porque estaban ocupados los lugares, cuando surgió esta oportunidad de que volvía a Tandil nos anotamos enseguida y conseguimos lugar, además lo han trabajado en el jardín y queríamos conocerlo”, le contó Laura a El Eco de Tandil.
Por su parte, Mariana relató que a su hija Julieta le gusta mucha la pintura y trabajar con arcilla, además concurre a la Escuela Municipal de Arte entonces la convocatoria le era una invitación a hacer algo que disfrutaba.
“Estaba mirando la organización, todo muy ordenado, un adulto por grupo, eso está buenísimo”, manifestó. “Es difícil organizar semejante evento, son muchos chicos, está todo ordenado, cada chico está copado con lo que está haciendo, el niño ya con hacer, participar pintar está bien. Tienen la posibilidad de elegir colores, materiales, herramientas”, opinó Mariana.
Las orgullosas madres refirieron que ya estaban pensando dónde colgar la obra de arte de las niñas, por supuesto en la primera plana de sus hogares.
Todas las manos todas
El evento contó con una logística de la que participaron alrededor de 90 personas. Se designó a un total de 60 docentes y estudiantes de la Unicen y del Instituto 10 para coordinar a los pequeños, y también los funcionarios del Gobierno comunal se dieron cita para garantizar el correcto funcionamiento de la creativa jornada. Además, los payasos de La ñata roja revolotearon con sus gracia a flor de piel cada centímetro del lugar y se animaron a pintar con los chicos.
Se pudo ver entre la multitud de chiquitos a Juan Martín Pissani, Natalia Correa, Mariano Martina, Marta Brea, Indiana Gnocchini, María Riestra, Mariano Martina, Mauricio Baldovino, colaborando con la organización del evento. El intendente Miguel Lunghi, el jefe de Gabinete Julio Elichiribehety y el secretario de Gobierno, Oscar Teruggi, acompañaron la actividad y recorrieron todos los grupos de niños admirando sus coloridos trabajos.
“El amor nos hace fuertes”
Galaxia extraña, persona caminando alrededor del mundo, dinosaurios, corazones, arco iris, Messi, elefantes, una obra de Milo, más animales, una señora abriendo un armario.
Estos son apenas algunos de los centenares de dibujos que los pequeños plasmaron en la mañana de ayer. Una pequeña porción de la potencia subversiva de la imaginación infantil. Todo fue juego y goce. Compañerismo. Vida.
Sobre el final, se les pidió a los chicos que se pararan y levantaran todos sus trabajos, bien en alto, para que el fotógrafo capturara el significativo momento.
Como corolario del taller, Lockett resaltó la importancia de compartir la pintura y de juntarse alrededor de algo tan simple y sencillo como eso.
“Ustedes vieron con la naturalidad que se animaron a pintar, los chicos dibujan, se expresan, queremos que nos cuenten cosas a través del dibujo, es importante que jueguen y no pensar tanto en el niño artista. El arte nos ayuda a la sensibilidad, es importante el cariño, abrazarlos, decirle te quiero, son cosas importantes que quedan grabadas en la cabeza de los niños, el amor nos hace fuertes”, dijo el artista visual y los presentes estallaron en un atronador aplauso.
Si no hay amor que no haya nada
Como es usual cada vez que concurre a un lugar, Milo miró todos los dibujos, firmó los que les acercaron y se sacó fotos con todos los niños que se lo pidieron, acostumbrado a recibir imponentes muestras de afecto y admiración.
Mientras tanto el micrófono seguía abierto y los otros pintores del club hacían circular la palabra, lo que generó un intercambio muy intenso y emocionante. Una mamá desde las gradas agradeció a Leticia, una de las maestras que ayudaba a coordinar el trabajo. Resulta que la mujer había sido docente de uno de sus hijos, Federico, ya adolescente, y fue la que una vez le sugirió que se acercaran a la Escuela Municipal de Arte. “Gracias a ella nos involucramos en el arte como familia, Federico ahora está en un campamento, ya creció, pero sus hermanos aman a Leticia como si fuera parte de nuestra familia, gracias a ella conocimos el amor al arte”, le contó la mujer a todo el gimnasio y desde abajo, la sorprendida maestra comenzó a llorar de la emoción ante esa gratitud que se le brindaba a borbotones.
Después pidió la palabra una mujer de Lobería, quien estaba al mando de un grupo de 14 niños de la vecina localidad que están al abrigo del Hogar de Menores “General Mitre”. Manifestó que viajaron 150 kilómetros en una combi que tuvieron que pedirle a la municipalidad de Lobería, pero no querían perderse la oportunidad de participar del encuentro.
Los pequeños se hallan institucionalizados por diferentes circunstancias, pese a contar con familia, y los adultos a cargo tratan de llevarlos a diversos establecimientos educativos y recreativos para que el tiempo que les toque compartir en el hogar sean felices, más allá de las complejas historias personas que les toca atravesar. Algunos nenes era la primera vez que salían de su ciudad.
Entre obras de arte, manchas, risas, fotos, autógrafos, besos y abrazos concluyó la exitosa jornada. Los niños, felices. La magia reside en encontrarse a través del arte. Eso es una forma de amor. Y si no hay amor que no haya nada.