Mientras crece la demanda en los comedores, le piden al Intendente diálogo para generar trabajo
El Comedor de Cacha recibe a 90 chicos a almorzar y merendar y entrega 170 raciones para llevar a los hogares. Con demanda creciente, no le alcanza para dar de cenar. Stella Maris Cena, dirigente de la organización, recalcó que “no estoy pidiendo alimentos, quiero trabajo serio”. Llamó al Intendente a concertar un espacio de trabajo de las organizaciones y el Municipio para generar empleo.
Tandil no es ajena a la compleja realidad económica y social. Esta frase trillada la utiliza un amplio espectro político cuando no sabe o no encuentra argumentos ante las situaciones cotidianas, para no decir que la pobreza y la indigencia están a no más de diez cuadras del centro. Es el día a día que palpan las organizaciones que trabajan para mejorar un poco la calidad de vida de aquellos vecinos que sufren.
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Desde el corazón de Las Tunitas, y en diálogo con el programa “Revillo de vuelta” (104.1 Tandil FM), Stella Maris “Cacha” Cena dio cuenta de la complicada situación que atraviesan las familias que asisten al comedor que funciona, hace años, en su casa.
“Tuve que hacer números porque no me alcanza la comida”, dijo la dirigente de la asociación civil De Corazón Tandilense e informó que de lunes a viernes al mediodía entregan unas 170 raciones de alimentos preparados para consumir en los hogares y otras 90 personas que almuerzan en el comedor. Por la tarde, brindan una merienda reforzada que es la última comida del día para muchos de los niños que asisten de Las Tunitas y de la zona.
“No me da para hacer las dos comidas para que las familias también se lleven a la noche. Lamentablemente, no lo puedo hacer porque no me alcanza la comida, y eso que tenemos ayuda del Banco de Alimentos, Desarrollo Social, se compran productos en algún mercado, la gente colabora pero es tanta la demanda que no alcanza a cubrir todo”, indicó.
Por otra parte, describió que la merienda reforzada, que se sirve a las 17, es la última comida para muchas familias de Las Tunitas y la zona, e incluye lecho o yogur, alguna porción de pizza y cuando pueden, algún guiso.
Cacha valoró que a una cuadra de su casa, la capilla Ceferino también hace una merienda reforzada los viernes y los sábados, día en que además brinda el almuerzo, teniendo en cuenta que su comedor no cocina durante el fin de semana. “Se está tratando de fortalecer a los chicos para que estén, por lo menos, un poco mejor alimentados”, explicó.
El salario que no alcanza
Desde su rol como referente de la ONG y gestora histórica del comedor, expresó que “es triste ver que día a día se acerca gente que no puede llevar la comida a su mesa, y estamos hablando de gente que trabaja y que ya no le alcanza para poner el plato de comida en la mesa. Entonces, eso es muy triste realmente”.
La concejal mandato cumplido indicó que una de las particularidades de la crisis actual es que afecta también a personas que tienen trabajo, cuando en otros momentos golpeaba a los desempleados. “Hoy la gente que trabaja o la que tiene algún trabajito no puede llevar la comida a la mesa, y no sólo es la comida, no puede pagar los servicios, luz, gas, mantener a los pibes, mandarlos al colegio, porque es todo, todo unido está esto”, graficó.
Por otra parte, reparó en que “sin trabajo no tenemos dignidad y no llegamos a nada” y enfatizó que “yo no estoy pidiendo más alimentos, estoy pidiendo trabajo para la ciudad de Tandil. Quiero que el Intendente, que es la máxima autoridad mía y de toda la ciudad de Tandil, genere trabajo. Eso es lo que estamos pidiendo, que generen trabajo en Tandil”.
En ese sentido, la dirigente social confirmó la apreciación que han hecho otros pares sobre que “no hay changas” y analizó que la desaparición de estos trabajos informales “es terrible” porque los jefes de hogar no consiguen trabajos de albañilería, para cortar el pasto, mantenimiento o limpieza, entre otros rubros. “Ya no hay changas en Tandil, entonces si no tenemos changas, cómo sobrevivimos”, preguntó.
Indicó que en los barrios “la mayoría, por más que tenga un trabajo fijo, salía a hacer changas para sobrevivir y ahora esa changa no existe. Es por eso que se acerca la gente a pedir ayuda y se la podemos brindar hasta cierto punto, porque hay veces que no podemos responderle a todo el mundo. Nosotros estamos generando puestos de trabajo en los barrios, pero eso no alcanza, se necesitan más puestos de trabajo”.
El llamado a la gestión
Desde su óptica, consideró que “tenemos que ponernos todos a disposición para ver cómo se puede generar ese empleo, pero tenemos que estar todos de acuerdo y si es necesario sentarnos con el Intendente para ver cómo podemos generar trabajo sincero, real; no una changuita hoy y que no tengan para mañana, que sea real el trabajo”, reclamó.
Cena insistió en que “tenemos que sentarnos todos y dialogar todas las organizaciones para ver cómo podemos solucionar este tema. Dejarnos de tanta mezquindad, ni nada por el estilo. Todos tenemos que ver cómo generamos laburo para la gente de la ciudad de Tandil, que es donde vivimos nosotros”.
Sobre el rol que aguarda del jefe comunal, expresó que “creo que el Intendente también tiene el mérito para decir cómo podemos hacer, y sentarnos a todas las organizaciones, el Municipio y la gente que está a cargo”.
En cuanto a la postura del Gobierno municipal, confió que “quiero creer que el Intendente de mi ciudad se preocupa por el trabajo en mi ciudad” y reiteró que “tenemos que tratar de generar laburo para todos, no para algunos y otros no. Tenemos que conseguir el laburo, si no qué dignidad tiene la gente, ¿qué le demos de comer las organizaciones? No quiero seguir dando de comer”.
Remarcó que desde la asociación brindan capacitaciones, por ejemplo en electricidad, cocina, pero cuestionó que “después qué hace esa gente si no hay ni changas”.
En cuanto a la relación con el Departamento Ejecutivo, confirmó que “con los chicos de Desarrollo Social tengo diálogo, pero vuelvo a insistir, yo no pido más alimentos. No quiero alimentos, quiero trabajo, que nos sentemos a ver qué podemos planear para que podamos generar laburo para la ciudad de Tandil. No más alimentos o garrafas. Basta. Eso lo peleamos en 2001 y fue terrible, no quiero volver a esa época de pelear por una garrafa o un bolsón alimentario”.
La esperanza, intacta
“Cacha” Cena vio crecer a los chicos que iban a su comedor en plena crisis de 2001, esos que hoy ya son jefes de familia. “Muchos volvieron a pedir al comedor porque se quedaron sin su laburo. Es triste decirlo, pero es lo que realmente está pasando acá, la gente se queda sin trabajo”, lamentó sobre la suerte de los jóvenes de la barriada.
Por último, dijo que mantiene las ilusiones sobre la posibilidad de revertir esta situación. “La esperanza es lo último que se pierde. Quiero que a mi país le vaya bien y a mi gente; que me vaya bien a mí y a mis nietos; a mi vecina; que le vaya bien a todos. Así que la esperanza es lo último que se pierde y vamos a seguir luchando, por supuesto, para que todos salgamos adelante”, concluyó.