Más de tres toneladas de “botellas de amor” partieron desde Tandil para convertirse en madera plástica
La iniciativa destinada a rellenar botellas de plástico con desechos del mismo material resultó ser un éxito en la ciudad. El pasado 18 de diciembre se hizo el primer envío hacia la fábrica que se dedica a transformar estos residuos para producir muebles de madera plástica. De esta manera, se busca reducir la cantidad de desechos que va a parar a la tierra y se recicla el plástico de una manera eficiente.
Luego de meses de trabajo y de juntar botellas rellenas de plástico en los Puntos Limpios de la ciudad, el 18 de diciembre partió el primer envío de material hacia la localidad conurbana de Bernal –donde será reciclado- en el marco del proyecto “Llená una botella de amor”.
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Se trata, a grandes rasgos, de elegir una botella de plástico vacía y rellenarla de otros desechos del mismo material, de manera compacta y cerrarla. Con esto, a través de un proceso de compactado, la empresa Econciencia Argentina fabrica muebles de “madera plástica”, que en su mayoría son donados. Por cada tonelada que recibe la Fundación, dona un artículo de su fabricación, así gira la rueda de incentivo.
Todo comenzó en Colombia, con la intención de concientizar sobre el uso de plásticos y sus consecuencias en el medioambiente, lo que dio nacimiento a la Fundación Llená una Botella de Amor. Al poco tiempo, las repercusiones dieron con el desarrollo de la actividad en Argentina y ya son varias las ciudades que se sumaron como punto de acopio. El verano pasado, Tandil se incorporó a esta iniciativa y se empezaron a recibir las botellas, con el objetivo final de que el desecho plástico sea reutilizado.
El amor después del amor
Silvina Muñoz es, junto a Florencia Destree, una de las impulsoras de la propuesta a nivel local. En contacto con El Eco de Tandil, manifestó su gratitud y alegría por haber podido completar este envío, que se había demorado por las vicisitudes de la pandemia.
“Juntamos muchas botellas y empezamos a barajar la posibilidad de enviarlas; la pandemia nos complico el panorama para organizar la logística de envío, la empresa que la recicla estuvo cerrada, pero siguieron llegando botellas aún en cuarentena”, compartió.
Los Puntos Limpios de la Dirección de Medioambiente del Municipio fueron puestos a disposición por el titular del área, Héctor Creparula, y por Carolina Miranda, quienes apoyaron la gestión del proyecto. Así, los tres espacios se convirtieron en centros de recolección, siendo el del club Hípico el punto de acopio principal, donde se almacenó la mayor cantidad de botellas.
Así, cuando apareció un mejor horizonte para coordinar el envío y mientras los Puntos Limpios rebosaban de material plástico, se contactaron con la compañía Ferrosur, que cedió un vagón solidario para hacer el traslado.
“Las botellas viajaron desde Tandil a Avellaneda y ahí un flete aportado por Nestlé y gestionado por la Fundación lo llevó a la fábrica en Bernal”, contó Silvina.
El primer envío de muchos que vendrán
Con la logística armada, se dedicaron a preparar desde Tandil el envío de los 3.350 kilos de plástico en 64 bolsones. En este punto fue crucial la ayuda de los voluntarios y de los integrantes de la Dirección de Medioambiente, para transportar las botellas desde los centros de acopio hasta la Estación de Trenes y organizar el material para disponerlo en el vagón.
Pese a que en un momento dudaron de que se pudiera concretar el envío tras los meses de parálisis, pudieron organizarse en tiempo récord para alcanzar el objetivo final.
“Tuvimos mucha ayuda, estamos muy agradecidas”, refirió la joven, quien señaló que fue tanto el éxito que hubo un grupo de trabajo que quedó afuera de la movida y será convocado para un futuro envío.
Además, destacó la colaboración de la comuna en la propuesta: “Carolina (Miranda) y Héctor (Creparula) se pusieron la camiseta cargando los bolsones y armando los fletes. Ahora sabemos que es posible definir esta manera de organizarnos para seguir adelante con la idea”.
Y la buena nueva es que, al descomprimirse el espacio de guardado en los Puntos Limpios, se volvió a abrir la recepción de estas particulares botellas para que el proyecto siga rodando.
“Volvemos a acopiar en cualquiera de los puntos. Esperamos seguir teniendo esta dinámica y no esperar tantos meses para hacer los envíos, así cada tres o cuatro meses poder hacer un recuento de bolsones y programar el flete”, explicó Silvina.
En tanto, cuando pasen las Fiestas esperan poder diagramar la devolución de los 64 bolsones usados para contener las botellas, con el propósito de que puedan ser reutilizados. Como se trata de los bolsones vacíos y no ocupan espacio ni pesan tanto, apelan a que puedan ser traídos por algún camión o flete que los quiera trasladar de manera voluntaria. Como la iniciativa es sin fines de lucro y no tiene financiación, todo se consigue a pulmón y a través de donaciones que facilitan diversas cuestiones. Entre las aristas más complicadas está el tema del transporte, por los altos costos que implica.
El plástico nuestro de cada día
Considerando todos los sectores, en Argentina se consumen 1,8 millones de toneladas de productos plásticos por año con un promedio de 42 kilos por habitante. Actualmente se producen unas 1,6 millones de toneladas de plástico por año y se exportan 82 mil toneladas de productos semielaborados y terminados de plástico, según especifica el Informe del Estado del Ambiente.
Frente a tanta vorágine productiva y la cultura del descarte, las nuevas corrientes tratan de apelar al consumo consciente y responsable, y a reducir la generación de desechos para atenuar su impacto nocivo en los recursos naturales y los ecosistemas.
“Resultó que había mucha gente entusiasmada con esto, es posible ver cómo la conciencia se está despertando y expandiendo, cómo nos comenzamos a dar cuenta del plástico que se consume a diario, que va a la basura y contamina”, sostuvo.
Y al respecto, reflexionó que “la realidad es que mucha gente se sumó y se sigue sorprendiendo por la cantidad de plástico que nos rodea, la idea es no usar tanto, y si no lo podemos evitar, para eso está la botella de amor”.
Hacia un nuevo paradigma
Por último, puso énfasis en el compactado de las botellas, que es un paso muy importante y precisó que “tienen que estar llenas y prensadas, recibimos muchas que estaban por la mitad o les faltaba para estar completas, en eso nos falta seguir concientizando”.
No obstante, indicó que se está generando a nivel social un cambio de consciencia hacia un nuevo paradigma que permita habitar el planeta de una forma más amable y menos perjudicial para las generaciones futuras.
“Esto se está incorporando como parte de lo cotidiano, sólo quiero agradecer el amor de todos y la buena respuesta. Estamos muy felices por todo, en algún momento pensamos que no se iba a poder hacer, pero al final se organizó todo tan rápido y se pudo lograr”, concluyó Silvina.