Semana Mundial del Parto Respetado
Más de la mitad de los bebés que nacieron en 2022 en el SISP lo hicieron por cesárea
Las cifras que exhibe el nosocomio local se encuentran muy por encima de lo que recomienda la OMS. El respeto a la elección de la mujer y la medicalización de los embarazos y los partos aparecen entre las principales causas.
El 52% de los bebés que nacieron en 2022 en el Hospital “Ramón Santamarina” lo hicieron mediante una cesárea.
De acuerdo a datos del Sistema Integrado de Salud Pública (SISP), de los 471 nacimientos contabilizados el año pasado, 225 fueron por parto vaginal y 246 por cesárea.
El porcentaje de cesáreas que ostenta el nosocomio local -igual al de 2021 y superior al de 2020, que fue del 45%- se encuentra muy por encima de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera que la tasa ideal de cesárea de cualquier población no debería superar el 15%.
Para analizar estas cifras, Manuela Goñi, partera del equipo obstétrico del Hospital, explicó a El Eco de Tandil que “hoy en día hay un gran porcentaje de mujeres que, aun sabiendo los riesgos que acarrea una cesárea por sobre un parto, solicitan una cesárea programada. Y eso hay que respetarlo”.
Entre los motivos por los cuales una embarazada puede preferir una intervención quirúrgica a un parto natural, Goñi refirió que, en primer lugar, se encuentra “el miedo al parto” y “la idea de que parir es partirse de dolor”. “Las frases ‘fue un parto’ o ‘me dolió más que un parto’, tan impregnadas en nuestra cultura, vienen a cuenta de eso”, aseguró la obstétrica.
“Y también -agregó- tiene que ver con la vida que llevamos, donde todo tiene que ser inmediato. Queremos todo ya o en los próximos 5 minutos”.
“Por eso muchas personas no quieren esperar todo el proceso que conlleva un trabajo de parto”, remarcó.
El equipo del Hospital está integrado por 13 licenciadas en Obstetricia, mujeres que brindan asistencia en el trabajo de parto, parto y postparto y que son popularmente conocidas como ‘parteras’. En Tandil, ellas son las encargadas de brindar el Curso de Preparación Integral de la Maternidad que aporta diversas herramientas a las mujeres que están gestando.
Goñi dijo que “el médico está para atender la patología, entonces siempre va a tener la mirada guiada para ese lado. Las obstétricas, en cambio, estamos para los procesos fisiológicos y para la normalidad, que es lo más frecuente”.
“Las obstétricas controlamos los embarazos y asistimos los nacimientos que no tienen riesgo, que son la mayoría. También promovemos el contacto piel con piel entre la mamá y el bebé desde el minuto cero de vida y por el período de tiempo más prolongado posible, brindamos asistencia en lactancia y acompañamiento durante el puerperio”, contó.
Karen Kaunes, licenciada en Obstetricia y residente del Hospital, aportó que “es hermoso ver cómo avanza todo por sí solo sabiendo que, si hay que actuar, estamos preparados para eso dentro del mismo Hospital”.
Pero para que eso suceda -para que todo avance por sí solo, como señaló la licenciada en Obstetricia- es necesario que se garanticen una serie de condiciones que actúan sobre la fisiología y las emociones de la mujer que está por parir.
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“Se ve al parto como una enfermedad”
Silvia Gómez es ‘doula’, una mujer que se pone a disposición de otra para acompañarla durante la gestación, parto y/o puerperio, enfocándose en el aspecto emocional.
Hace 11 años que, junto a una licenciada en Obstetricia, acompaña a mujeres que planifican su parto en domicilio. “Tenemos 4 ó 5 nacimientos al año”, indicó a El Eco de Tandil.
Silvia es bastante crítica de lo que sucede en las instituciones sanitarias, “donde ocurren toda clase de intervenciones porque es más fácil estandarizar para acelerar el tiempo de los nacimientos”, consideró.
“La aplicación de oxitocina sintética, la episiotomía, la maniobra de Kristeller, la rotura manual de membranas y el corte temprano de cordón, son sólo algunas de esas intervenciones”, enumeró.
Y destacó: “todas sabemos y podemos parir; pasa que hemos perdido ese reconocimiento porque estamos atravesadas por el miedo y por creencias tales como que ‘el médico te hace el parto’, cuando el parto lo hacemos nosotras y nuestro bebé”.
“En la actualidad se ve al parto como una enfermedad y cuando se habla de parto planificado en domicilio se lo asocia a los riesgos. Pero no se habla de los riesgos que se corren en una institución, ni de la mala praxis, ni de las intervenciones que llevan a otras intervenciones y a complicaciones”, analizó y ejemplificó que “si el médico aplica oxitocina sintética para acelerar las contracciones de la mujer no dando tiempo a la oxitocina natural, ya se está acelerando un proceso que puede llevar a sufrimiento fetal y por eso luego se termina practicando una cesárea”.
“Pero, ¿por qué hubo sufrimiento fetal? porque no se dejó atravesar las contracciones de trabajo de parto en los tiempos de esa mujer”, aseguró.
Consultada acerca de los principales miedos que manifiestan las personas que acompaña, Gómez detalló que “en general tienen miedo a lo que le pueden hacer en las instituciones, tanto a ellas como al bebé”.
“En primer lugar vienen por lo que no quieren y luego porque quieren un parto fisiológico y natural”, reiteró.
Para Gómez, como doula, “es muy importante conocer antes a la mujer que vamos a acompañar durante el trabajo de parto y el parto”.
Finalmente contó que con su equipo “siempre tenemos plan B” para el caso en que sea necesario trasladar a la mujer o su bebé a una institución sanitaria. “Hemos tenido traslados, pero por detalles mínimos, como una mujer que estaba cansada y no se conectaba con el pujo. Nosotras no dejamos que se llegue a una desviación de lo normal y se corran riesgos. Pero igual siempre lo hablamos con la familia y son ellos los que eligen”, indicó.
Contra la violencia obstétrica
En Argentina, la Ley nacional 25.929 sancionada en 2004 y reglamentada en 2015 expresa que toda embarazada tiene derecho “al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas” y a “ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes alternativas”.
También tiene derecho a “estar acompañada por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto” y a “tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales”.
No respetar estos derechos es considerado “violencia obstétrica”, uno de los tipos de violencia de género tipificados en la Ley nacional 26.485 de protección integral a las mujeres.
Con el objetivo es visibilizar este tipo de maltrato e instar a un cambio real en la asistencia del parto y el nacimiento es que cada mayo se celebra en varios países la Semana Mundial del Parto Respetado (en este caso entre el 14 y el 20).
El lema de este año es “Cuidar el nacimiento es también cuidar de las familias”.
Derechos del nacimiento
La Ley 25.929 considera a los niños y niñas que nacen como sujetos de derecho.
En ese sentido, la Ley remarca que toda persona recién nacida tiene derecho a “ser tratada en forma respetuosa y digna”; a “la internación conjunta con su madre en sala, y a que la misma sea lo más breve posible, teniendo en consideración su estado de salud y el de aquélla”.
En los últimos años, y gracias a sobrada evidencia científica, muchos centros de salud implementan el contacto piel a piel del bebé con su mamá (conocido como Copap). La práctica consiste en colocar al recién nacido desnudo, o solo con un pañal, sobre el pecho desnudo de la madre inmediatamente después de nacer, aún antes de cortar el cordón umbilical.
Además de generar un inmenso bienestar en la madre y el bebé, el Copap contribuye a estabilizar las funciones cardiorrespiratorias, metabólicas y de regulación de la temperatura del recién nacido y facilita la iniciación de la lactancia materna.
Consultada al respecto, Manuela Goñi reconoció que “el Copap no está instalado en un 100% en el Hospital”.
“Estamos en un proceso transicional, intentando que empiece a suceder. Mientras podemos, nosotras lo facilitamos”, dijo.
En este punto, se refirió a diferencias generacionales o de competencia entre los distintos profesionales que asisten el nacimiento y señaló que “somos un equipo y, una vez que el bebé nace, ya entra en escena el pediatra”.
Lo que sí está garantizado en el “Ramón Santamarina” -según Goñi- es “la elección de la posición para parir y el acompañamiento por parte de la persona que la mujer elija. También se puede poner música o difuminar un aroma en la sala de partos. Y si hay intervenciones, las explicamos”.
Karen Kaunes sostuvo finalmente a este diario que “hasta hace pocos años, la mujer que había tenido una cesárea iba sí o sí a cesárea en los siguientes partos, pero ahora aquellas que tuvieron una cesárea pueden intentar un parto natural”.