Historias de vida
Los vecinos que izaron la bandera, la historia viva de María Ignacia
Un diálogo con tres de los vecinos que mejor conocen Vela.
Uno de los momentos más emotivos del acto inaugural de la fiesta de aniversario de María Ignacia se dio cuando tres de los vecinos con más historia en la localidad fueron invitados a izar la bandera del frente de la Delegación, mientras la Banda Municipal interpretaba “Aurora”.
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Aida Grandal lleva nada menos que 71 años en Vela. Llegó junto a sus padres, cuando estos compraron la panadería del pueblo. “Y me quedé, me quedé”, contó a El Eco de Tandil. Si bien cuando se casó vivió tres años en el campo, después volvió y ya no se fue nunca más. Todavía sigue al frente de la panadería La Estrella Argentina, una esquina típica de grandes ventanales y ladrillo a la vista donde continúa vendiendo pan todos los días.
“Antes había más gente, éramos 6 mil y ahora somos 2 mil y pico, pero lo veo bien. Vela para mí es todo, es mi lugar de vida”, compartió Aida, quien sumó que a su panadería siguen yendo los velenses de siempre pero también los jóvenes que eligen el pueblo para mudarse.
“Me llamo Miguel Alfredo Trejo. Tengo 81 años y 8 meses y a Vela me vine a los 19”, contó otro de los vecinos convocados a izar la bandera. Desde 1962 está al frente de Casa Letikel, un histórico comercio en donde vende “de todo”, y al que hace poco tiempo legó a su hija.
“Vela estaba bien, después empezó a decaer un poco. Y ahora empezó a venir gente, mucha gente de afuera. Especialmente la gente que trabaja en la papa. Y la mayoría se está quedando. Se están haciendo casa acá, se casan y tienen hijos”, sostuvo el vecino al que lo que más le gusta de María Ignacia es “la tranquilidad y que te conocés con todo el mundo”. Consultado por el futuro de Vela, Trejo consideró que la localidad “va progresando. Salgo por ahí y veo todas casas nuevas, así que estamos progresando”.
Abel Madarieta es conocido como el enfermero del pueblo. “Tengo 87 años y sigo trabajando”, contó desde el lugar al que llama "mi vida”. El vecino compartió que si bien quiso estudiar medicina, por la situación en su momento no pudo hacerlo. Sin embargo, poco tiempo atrás uno de "uno de mis nietos me dijo que iba a estudiar lo que yo no pude”, sumó orgulloso.
Tuvo farmacia y fue delegado municipal, por eso también conoce como pocos a María Ignacia. “El pueblo está bien, y a pesar de todo, veo bien el futuro. Porque se está viniendo mucha gente y se ha edificado mucho”, concluyó.