Los Guanella y Gatti, dos familias con identidad tandilenses cruzadas por el dolor
La lamentable noticia que fue alertando y conmoviendo a la vecindad fue en medio de un proceso electoral cambió el foco de atención por semejantes pérdidas. Si bien toda muerte genera dolor, el deceso de los dos tandilenses en su regreso de un viaje de pesca con amigos resultó aún más estupor, al tratarse de integrantes de una familia con fuertes raíces tandilenses, de prolífera trayectoria en la actividad comercial y profesional.
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Guillermo Guanella, reconocido médico pediatra que se desempeñaba en el Hospital Santamarina y en las entidades privadas además de su consultorio que compartía con su hermano Tomás (quien también formó parte del viaje y venía en otro auto detrás de la que iba su hermano y fue testigo directo del terrible incidente vial) y otros seis profesionales de la salud.
Además de su conocida labor como médico, Guillermo también había emprendido con éxito su participación política gremial, presidiendo el Círculo Médico y levantándolo de una situación archicompleja económicamente hablando. Asimismo fue titular de la Concentración de Entidades Médicas Independientes Bonaerense (Cemibo), por lo que sus colegas lo calificaban como un luchador incansable y desinteresado por la salud.
No era casual su participación en el quehacer político. De hecho se lo vio muy cercano al candidato Marcos Nicolini en las PASO. Mientras que su hermano y hermana (también médicos) mantienen una estrecha relación con el candidato justicialista Rogelio Iparraguirre.
El deceso no solo caló hondo en la comunidad sanitaria al tratarse de una familia de médicos muy conocidos y prestigiosos que siguieron los pasos de su padre Guillermo, también en la casa de altos estudios hubo sensibles repercusiones, dado que la madre del médico fallecido, forma parte del cuerpo docente de la Unicen.
“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”, citó a Aristóteles en una publicación reciente en la red social. Y Guanella hacía un culto de esa amistad, la que lo llevó a este último viaje de pesca.
Otra familia
También los Gatti quedaron atravesados por el dolor con la tragedia de ayer, donde Pablo, uno de los hermanos que tomó la posta de la empresa familiar Vivero El Cerrito, falleció en el mismo accidente. Su hermano Adrián, en tanto, lucha por su vida en el hospital con severas lesiones.
Efectivamente los Gatti responden a otra familia de notable sentido de pertenencia local, con uno de los comercios más importantes del rubro en Tandil.
El Vivero ya atravesó tres generaciones, desde su fundación en el año 1942 por parte de Don Agustín Gatti y su esposa Gineza Castaño, hasta el presente, gerenciada por Enrique Gatti y sus hijos Pablo y Adrián Omar Gatti.
Pablo Gatti, nieto del fundador, se mostraba orgulloso de la firma que supo conservar el sello de empresa familiar que tuvo desde la gestación.
Cabe consignar que por el siniestro hubo otros heridos que formaban parte del grupo de amigos tandilenses, como Gustavo “Fofo” González, hermano mayor del tenista Machi González
Todos formaban parte de un grupo de amigos que habían realizado una excursión de pesca en Corrientes y regresaban a Tandil.