Los fieles renovaron su fe en una nueva Procesión del Santo Entierro
La tradicional celebración religiosa finalizó frente a la parroquia Santísimo Sacramento.

La soleada tarde de otoño ofreció un buen marco para el desarrollo de la tradicional Solemne Procesión del Santo Entierro. Una vez más, una gran cantidad de fieles se unió para acompañar el trayecto de las imágenes del Cristo yacente, la Virgen María Dolorosa, María Magdalena y San Juan Evangelista desde las inmediaciones del Monte Calvario hasta la Parroquia del Santísimo Sacramento.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailTandilense y visitantes provenientes de distintas partes del país protagonizaron uno de los eventos más característicos y convocantes de Semana Santa y completaron el trayecto que simboliza el camino de Jesús hasta el sepulcro, en una renovada muestra de fe.
El punto de encuentro fue la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en España 62. Desde la esquina de Alberdi partió la Cruz procesional, trasportada por los integrantes de Acción Católica, y la imagen del Cristo yacente que cargó el Ejército. Detrás, las imágenes que fueron llevadas por los estudiantes secundarios de instituciones educativas de la ciudad.

Entre las autoridades estuvieron los párrocos de las distintas iglesias de la ciudad, el intendente Miguel Lunghi, acompañado por funcionarios del Gobierno comunal, el diputado nacional Rogelio Iparraguirre, concejales de distintas fuerzas políticas, el titular de la Regional I de Anses Gonzalo Santamarina, autoridades policiales, militares, entre otros.
El punto de partida
La procesión comenzó a las 17.30 desde España y Alberdi. En primer lugar se ubicó la Cruz Procesional, luego la imagen del Cristo yacente y detrás la imagen de Virgen Dolorosa, trasportada por estudiantes del colegio Sagrada Familia, de María Magdalena, a cargo del Instituto Brigadier General Martín Rodríguez y, por último, la de San Juan Evangelista que fue llevada por jóvenes del colegio San José.
El evento se desarrolló en medio de un amplio operativo de tránsito que modificó la circulación de vehículos durante buena parte de la tarde, pero que permitió a los caminantes desplazarse sin inconvenientes a lo largo del trayecto.
Una vez más, no hubo autos estacionados por la avenida y las calles por las que avanzó la peregrinación como resultado de un trabajo que realizó el personal de la Dirección de Control Urbano Vehicular para contribuir con el desarrollo del evento.
El trayecto
En silencio y escuchando los mensajes de la Iglesia, los peregrinos dieron los primeros pasos desde España en dirección a Chacabuco. “Les damos la bienvenida a los peregrinaos y caminantes que llegaron desde distintos puntos del país” para participar de una nueva experiencia y “saludamos a los que no puedan participar de esta manifestación pública de fe y que siguen las reflexiones canticos desde sus hogares, lugares de culto, capillas, entre otros”, expresó la voz desde el parlamente que guió la caminata.

Poco después de la partida, la participación de público creció al sumarse aquellos vecinos que aguardaron el paso de la columna de fieles en las esquinas o en cercanías a la Plaza.
Otros eligieron acompañar el evento religioso desde sus balcones o ventanas en los edificios. La altura les otorgó una visión privilegiada que les permitió dimensionar el nivel de participación durante la jornada.
El mensaje amplificó su llegada a los fieles y los invitó a reflexionar mientras avanzan con ritmo lento. Entre rezos y cánticos, también hubo referencias a las imágenes que acompañaron el trayecto, la de San Juan Evangelista, el discípulo que “tuvo la dicha de ser el más amado por Jesús”, la de María Magdalena y la Virgen Dolorosa, “fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor en la iglesia”.
Antes de las 18, la columna de personas tomó Chacabuco. Casi una hora después del inicio, llegó hasta la Plaza Independencia donde otros vecinos aguardaban por su arribo.

Familias con niños pequeños, adolescentes y muchos adultos, caminaron unidos a lo largo del trayecto hasta completar la experiencia de la tradicional celebración religiosa que representa el sepulcro de Jesús en el marco de la Semana Santa que culminará con el Domingo de Pascua.
Con una dinámica más organizada, primero pasó la Cruz procesional y la imagen del Cristo yacente. En primera línea, frente a la Iglesia matriz se ubicaron las autoridades locales, dejando paso entre el público presente para que los estudiantes puedan depositar las figuras sobre el veredón.
“Renovar la esperanza de Dios”
Unos minutos antes de cumplirse una hora desde que comenzó la procesión, y con las figuras ubicadas sobre la explanada de la Iglesia Matriz, los fieles se acercaron para participar de la última parte del acto litúrgico.
Frente a la puerta de ingreso al templo, y ante la atenta mirada de los presentes, el padre Rafael Grassetti, representante de la Diócesis de Azul, compartió su mensaje para dar cierre a una jornada de reflexión y de fe.
“Este Viernes Santo conmemoramos la pasión y la muerte de Jesús. A la media tarde nos hemos acercado a la cruz para adorar al Señor. Y al ponerse el día, hemos querido acompañar el cuerpo de Jesús yacente como expresión de nuestro afecto, de nuestro amor, de nuestra adoración”, expresó desde el micrófono de cara a los feligreses.
Luego, manifestó que “el paso de Jesús por las calles de la ciudad ha sido un signo de esperanza porque así vivimos cada año la Pascua”, como una ocasión para “renovar en nuestro corazón la esperanza de Dios”.
“Para los ancianos, para los que están solos, para los enfermos, para las personas deprimidas, para las familias que están pasando un momento de dificultad, para los que no tienen trabajo, para los humildes, para los pobres, para los que viven desorientados, para mí, para ustedes, para todos, la presencia de Jesús y el paso de Jesús ha sido un signo de esperanza”, remarcó el párroco.
Y agregó que “ahora somos nosotros los que hemos recibido la presencia esperanzadora de la pasión, de la muerte y del anuncio de la resurrección de Jesús los que tenemos que comunicar la esperanza”.
Entonces esa será la gracia que “le vamos a pedir al Señor muy especialmente en esta última oración que compartimos”, que renueve en “nuestro corazón la esperanza, que haga más fuerte en nosotros la virtud de la esperanza, que acreciente en nosotros la esperanza en Él”.
“Se lo pedimos con confianza grande como el Señor nos enseñó”, dijo el padre Grassetti para cerrar con la oración del Padre Nuestro y una bendición a quienes acompañaron la tradicional celebración religiosa.
Luego del saludo a las autoridades presentes, ubicadas en primera fila, llegó el final de la Procesión y los fieles pudieron acercarse a las figuras para expresar sus pedidos o agradecimientos.