SALUD COMUNITARIA
Los centros de salud atendieron desde el inicio de la pandemia más de 99 mil consultas y superaron a los tres hospitales del SISP
Los 20 centros de atención primaria del distrito dieron respuesta a una alta demanda en los barrios y contuvieron tanto los temas vinculados a Covid-19 como a diversas problemáticas de salud.
Los 20 centros de salud comunitaria del Municipio, distribuidos 15 de ellos en la zona urbana con mayor densidad poblacional, contuvieron una alta demanda durante el periodo que fue desde marzo de 2020 hasta el 30 de junio de 2021.
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En base a las estadísticas relevadas por el Sistema Integrado de Salud Pública, estos espacios canalizaron 99.162 consultas en general en todo ese tiempo. Vale remarcar que, en igual lapso, el Hospital Santamarina –sin contar la Guardia- contabilizó 66.221 atenciones; el Hospital de Niños Debilio Blanco Villegas realizó 23.306 consultas; y el Hospital Enrique Larreta de María Ignacia atendió 5.511 consultas. Estas cifras arrojan un total de 95.038 atenciones, cifra por debajo de la que ostentan los espacios descentralizados.
Estos números reflejan la preponderancia que la salud comunitaria tiene en una localidad de las características de Tandil, como pilar fundamental del acceso a la salud, aunque a veces sus prestaciones se hallan resentidas por escasez de personal, problemática que evidencian incluso en la actualidad los vecinos de las distintos puntos.
Una labor de sostén y prevención
Al respecto, el titular de Salud Comunitaria de Tandil, Pablo Díaz Cisneros, en diálogo con Eco Noticias, explicó que los centros de atención primaria cumplieron un papel muy importante desde el inicio de la pandemia para cubrir las necesidades de los barrios y descomprimir otros niveles de atención; con 20 mil casos de coronavirus detectados en la ciudad hasta la fecha, muchos de ellos se tramitaron en estos dispositivos.
“Las personas sospechosas de Covid-19 se acercaban a la consulta de los diferentes centros de salud y eran derivados para hacerse el hisopado o entraban en la Guardia para ser evaluados a través del Triage y saber si requerían internación. En ese periodo, la mitad de los internados provenían de los barrios”, detalló y sostuvo que en las épocas más álgidas de la pandemia se efectuaron distintos tipos de seguimiento por vía telefónica para limitar la exposición, con videollamadas y también de forma presencial, además de brindar asistencia y atenciones que exceden la cuestión puramente médica.
“En paralelo, los centros de salud empezaron a hisopar y 6 de ellos se regionalizaron para que pudieran abarcar la mayor superficie posible del territorio y articular con otros centros de salud que tenía menos personal. En algunos momentos colaboramos con casi la mitad de los testeos que se realizaban en la ciudad y todavía se siguen tomando muestras”, destacó el funcionario.
No obstante esto, las salas de las barriadas trabajan de forma articulada con la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat en el reparto de alimentos, elementos de higiene y otros temas. En este sentido, Díaz Cisneros informó que “nos tocaba la logística de informar a Desarrollo Humano diariamente las listas de familia aisladas para poder asistirlas, además de las que ya eran atendidas por otro tipo de circunstancias”.