Denuncias contra el exdocente
Las víctimas de abuso de Aldasoro hicieron oír su voz y ratificaron que la causa sigue adelante
Tres de las diez denunciantes que aportaron su testimonio contra el profesor de Educación Física Eduardo Aldasoro, hablaron por primera vez en forma pública de los abusos que sufrieron hace casi 40 años. Sus testimonios dejaron también al descubierto un entramado cómplice que posibilitó que estos delitos ocurrieran. La causa penal sigue su derrotero judicial porque apelarán el fallo de prescripción y aclararon que “prescripción no significa inocencia”.
Como un paso más en el camino de reparación y búsqueda de la verdad, las víctimas del profesor Eduardo Aldasoro ofrecieron, por primera vez públicamente, su testimonio acerca de los abusos que padecieron por parte del exdocente de Educación Física en la década de 1980, en diferentes instituciones educativas de la ciudad.
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La conferencia de prensa convocada a tales efectos se llevó a cabo ayer en el centro cultural La Compañía, y participaron la periodista Ivy Cángaro, Romina (una de las damnificadas cuyo testimonio aún debe presentarse ante la Justicia), María José Rizzardi, Silvina Díaz e Inés Rizzardi, tres de las denunciantes.
Hay, hasta el momento, 10 denuncias que integran una causa judicial contra Aldasoro por abusar de sus alumnas en la Escuela Primaria 11 y en la Colonia Municipal de vacaciones. De a poco, hay más voces que se van sumando, dos testimonios más se anexarán a la causa y, si bien por ahora las denunciantes son todas mujeres, también habría dos varones víctimas.
En cuanto al estado de la causa, aunque el 28 de diciembre de 2021 la jueza de Garantías Stella Maris Aracil dictaminó la prescripción de la misma, el doctor Christian Urlezaga, fiscal en feria de la Fiscalía 4 de Olavarría (la UFI 3 de Tandil se había excusado de investigar el caso y pasó a esta dependencia), interpuso un recurso de apelación y el expediente pasó a la Cámara de Apelación y Garantías de Azul.
En el mes en curso, el tribunal conformado por los jueces Cini, Echevarría y Pagliere ratificó la prescripción de la causa, con el voto en disidencia del doctor Pagliere. En relación a este fallo, la fiscalía olavarriense, por medio de la fiscal Paula Serrano, seguirá apelando a todas las instancias posibles, inclusive nacionales, motivo por el cual el expediente judicial no será archivado por prescripción.
Las víctimas
Las denunciantes han transitado con valentía un largo derrotero. Primero, en lo personal, para poder hablar públicamente de un tema tan doloroso y colectivizar el pedido de justicia. Segundo, cumpliendo todas las instancias judiciales solicitadas desde que radicaron la denuncia en marzo de 2021 y se sometieron a diferentes pericias psicológicas, además de brindar su testimonio ante el fuero penal.
Sus declaraciones dan cuenta del entramado de complicidad y omisión obrante en aquellos años, algo que resulta escalofriante. Si estos abusos sucedieron, es porque hubo un sistema que de algún modo avaló y facilitó que así fuera.
A las víctimas les costó mucho tiempo y silencio reconocerse como tales y poder articular sus experiencias, que posteriormente se colectivizaron para encarar la demanda judicial. Además, el hecho de poder compartir sus testimonios también es una acto de reparación que sirve para que otras víctimas de abuso sepan que se puede romper el cerco de silencio y hablar sobre la problemática.
Al respecto, Inés Rizzardi señaló que “nadie hablaba del tema pero todos lo veían, era algo repetido y sostenido en el tiempo, ahí se ve la complicidad de los adultos, de la escuela, iban a hacer la denuncia y decían que no pasaba nada”.
“La causa no está prescripta y vamos a seguir apelando. Pero queremos destacar que prescripción no significa inocencia. Que nunca más ningún niño o niña pase por lo que pasamos, que podría haberse evitado si hubiera existido una sociedad más comprometida. Queremos que se nos escuche, que se nos crea, que se sepa lo que pasó, que no se nos juzgue a nosotras, porque nos dicen que podríamos haberlo dicho antes para evitar que siguiera pasando, pero hablamos cuando pudimos hacerlo", clamaron las mujeres.
Los testimonios
Inés Rizzaardi, de 51 años, fue la primera en hablar y contó lo que le pasó cuando concurría a la Colonia Municipal, actividad que realizó en los años 1981, 1982 y 1983. En su caso, los abusos sucedieron en el colectivo que recolectaba a los menores para llevarlos a la colonia.
Según expuso: “Aldasoro iba en esos recorridos, como iban otros profes, y se acercaba al asiento de la nena que le gustaba, siempre eran niñas flaquitas y de pelo claro. Te sentaba a upa, era simpático, de confianza, generaba admiración que el profe Aldasoro te eligiera. Así, como jugando, empezaba a tocar, metía una mano entre la ropa y tocaba partes íntimas, que en ese momento uno no tenía idea. Cuando me di cuenta de que no me gustaba traté de correrme y cuando se acercaba me iba, esa fue mi estrategia para que no me pase más. Logré acomodarme y defenderme de esa manera, pero veía que se lo hacía a otras nenas, no me animaba a comentarlo y vi que lo siguió haciendo, siempre tenía una nena sentada en su falda”.
Luego, su hermana, María José Rizzardi, leyó el testimonio presentado ante la Justicia de lo que sufrió en la Escuela 11, donde fue alumna de Aldasoro entre 1983 y 1984, años en los que cursó primero y segundo grado, pero después siguió en contacto porque el docente trabajaba en la institución.
Así lo detalló: “Teníamos educación física en el último patio de la escuela, que daba al corazón de la manzana. Él indicaba la actividad, se sentaba en un lateral en un banco o en cuclillas, siempre con alguna alumna a upa, con otros nenes sentado en el piso a sus costados. Yo estaba sentada sobre su pierna derecha y su brazo derecho sobre mis hombros, con la mano colgando por delante de mi torso. Desde allí me levantó el pantalón, y metió la mano entre el pantalón y la bombacha. Me quedé petrificada. Me levantó la bombacha, metió la mano adentro, acariciándome la vulva. Salí corriendo como catapultada y a partir de ahí evitaba su cercanía física, conducta que repetí toda mi infancia por temor hacia los adultos masculinos. De grandes, hablando con Inés, mi hermana, me contó que vivió una situación similar. Aldasoro era un hombre encantador, tenía una relación cordial con mis padres, quienes lo estimaban. En noviembre de 2019, en un acto de cinismo extremo, envió al domicilio de mi familia una nota de pésame, en papel, dirigida a mi madre y todos sus hijos por la muerte de mi padre”.
“No puede ser, te habrá parecido”
Por su parte, Silvina Díaz compartió su caso con los presentes. A su turno, precisó: “Cuando tenía alrededor de 6, 7, 8 años, concurría a la Escuela 11, y las clases de educación física las daba el profesor Eduardo Aldasoro. En sus clases elegía a una de las nenas para que se sentara en su falda mientras el resto de los chicos hacía las actividades. En pleno patio nos sentaba en su falda, con un brazo nos sostenía y con el otro introducía su mano dentro de nuestro pantalón y ropa interior. Recuerdo que no era la única en ese momento que elegía para sentarnos, había otras nenas. Le conté a una prima que iba a la misma escuela y era un año más grande lo que me estaba pasando, sin entender qué era lo que sucedía. En una conversación les contó a mis padres lo que pasaba, mis padres hablaron conmigo y yo tenía miedo por no saber si era la culpable de algo, pero les conté todo".
Asimismo, agregó que su padre fue a la escuela y habló con los directivos sobre el asunto, no obstante esto, las autoridades negaron lo ocurrido.
"Pusieron en duda mi palabra, diciendo que yo mentía y que era todo inventado. Mi papá, seguro de lo que yo decía, insistió en el tema pero al encontrarse sin respuesta, dejó asentado en actas que yo nunca más iba a hacer educación física mientras estuviera Eduardo Aldasoro en las clases. Así fue hasta sexto grado, cuando nuevamente me tocó con él. Durante las clases me quedaba en el salón. Un día la maestra me preguntó por qué yo no iba a educación física y le dije lo que él me hacía. ‘No puede ser, te habrá parecido’, me contestó”, expresó Silvina.
Retiro de homenajes
Vale recordar que las víctimas solicitaron el 3 de diciembre del año pasado al Concejo Deliberante que se retire el nombre impuesto al Polideportivo Municipal en homenaje a Eduardo Aldasoro, como así también de cualquier otro espacio público de la ciudad donde se lo haya reconocido.
Este pedido provocó posturas dispares en el ámbito Legislativo. No obstante, el 21 de abril, el intendente Miguel Lunghi elevó una carta al Concejo para pedir que se derogue la ordenanza que imponía el nombre de Aldasoro al Polideportivo.
Acto seguido, aún en la previa del debate en el cuerpo Deliberativo, ordenó el retiro de todas las placas y carteles existentes en el predio en cuestión, petición que ya fue ejecutada. En tanto, el expediente legislativo se tratará en el recinto en la sesión de mañana.
Educación Sexual Integral para prevenir abusos
Hay mucho para hacer desde el sistema educativo y la Educación Sexual Integral para prevenir el abuso sexual perpetrado contra las infancias y adolescencias.
Un docente puede ser, en muchos casos, la única persona a la que se puedan dirigir los menores para contar lo que están viviendo o que pueda detectar que son víctimas de abusos sexuales.
En este sentido, la Ley de Educación Sexual Integral vigente en el país desde 2006, permite enseñar a los niños a conocer, respetar y proteger el propio cuerpo y el de los demás; aprender a decir que no; conocer el significado de los secretos y qué cosas sí deben contarse a los adultos; habilitarlos a pedir ayuda; y desarrollar competencias para expresar sentimientos, necesidades y problemas, es decir, habilitar el diálogo que permite generar espacios de confianza.