Las salas teatrales de la ciudad frente al problema de subsistir sin generar ingresos
Como tantos otros emprendedores, los dueños de espacios escénicos enfrentan el duro camino de sostener los lugares sin facturar. Sin definiciones en el plano de las ayudas estatales, se las ingenian para cubrir los gastos fijos en medio de la pandemia que impactó con severidad en el ámbito cultural.
Dentro del arco de actividades cuya reactivación es todavía incierta, las salas teatrales independientes luchan por subsistir en medio de la parálisis total de espectáculos que afecta a todo el sector de los trabajadores de la cultura.
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La comunidad del teatro local ha impulsado diversas iniciativas en estos dos meses con el objeto de amortiguar el impacto de la cuarentena, pero aún no hay soluciones concretas a sus necesidades. Tampoco hay plazos definidos para retomar las actividades, que serían de las últimas en sumarse al esquema de “nueva normalidad” que se desarrollará posterior al confinamiento.
Desde el Frente de Todos elevaron un proyecto al Concejo Deliberante para crear un fondo de emergencia de la cultura que sirva para la reasignación de partidas presupuestarias a los artistas y espacios, y un grupo de teatreros y cirqueros se asoció y motorizó el Fondo Solidario Económico para Trabajadores del Arte. No obstante, el sostenimiento de los espacios independientes sigue siendo patrimonio de las proezas personales de quienes se empeñan en mantener los reductos que dan vida al acervo cultural de la ciudad.
El escenario más difícil
Gustavo Lazarte y Marcela Juárez son los referentes de Bajosuelo y el Club de Teatro, dos salas teatrales céntricas que luchan por persistir en tiempos de pandemia y sin ayuda estatal.
“En Bajosuelo, cuando comenzó la reclusión, dejamos de funcionar pensando que iba a ser a más corto plazo, teníamos unos ahorros de lo que íbamos juntando de las funciones y los talleres, y con eso pudimos pagar el primer mes de la cuarentena”, explicó Lazarte. La última obra subió a escena el 15 de marzo y a partir de esa fecha se cortó toda la actividad, anulando por completo los ingresos.
“Estamos juntando para pagar un segundo mes sin facturar. Vamos a pagar abril y el siguiente se nos hace imposible, el teatro se sostiene con el 30 por ciento de la recaudación total -se descuenta un 10 por ciento que va a Argentores- y con los talleres, que trabajamos de forma cooperativa, vamos también a porcentaje, siempre es más alto el canon que se llevan docentes y elencos, pero ahora no podemos tener un ingreso genuino”, refirió.
Los gastos fijos
A diferencia de otros rubros, como el gastronómico, que ha podido mantenerse gracias a la entrega a domicilio y el retiro de comida en los locales, el universo teatral -y con él los demás efectores culturales- no puede echar mano de una reconversión que se adapte a las medidas establecidas por el aislamiento obligatorio.
“La perspectiva es conseguir algún tipo de apoyo para solventar mínimamente el alquiler del espacio, además tenemos impuestos, ingresos brutos, contadora, cuestiones como todo el mundo que no podemos solventar”, detalló.
La asistencia del Estado
Por el momento, si bien han completado formularios para acceder a distintos fondos nacionales y se han reunido con autoridades municipales, no tienen ninguna respuesta concreta acerca de posibles beneficios o paliativos que se puedan brindar al sector en el corto y mediano plazo para cubrir los gastos fijos.
“Hemos tenido contacto con el Municipio, con el Consejo Municipal de Teatro Independiente (CMTI) se hizo un fondo solidario, se recaudó dinero y se pudo repartir entre la gente de mayor necesidad, nos vino una pequeña ayuda que fue importante”, enumeró.
Por el momento, pese al proyecto presentado en el Legislativo, no hay ninguna información tangible sobre eventuales partidas que lleguen por vía municipal.
“La notificación oficial es que los fondos están abocados a salud. El CMTI tiene un fondo específico que fue afectado a la crisis sanitaria. La situación se está tornando cada vez más difícil, los días pasan y esto se agrava cada vez más, no hay forma de facturar. Precisamos un apoyo directo y concreto para salvar los espacios”, concluyó.
Sostener pese a todo
Por su parte, la directora y docente Marcela Juárez, una de las cabezas del Club de Teatro, el espacio de este tipo más antiguo de la ciudad y que el próximo sábado cumple 24 años formando parte de la cultural local, esgrimió que “la situación no nos deja afuera, las salas además de la preocupación de los teatreros que no pueden trabajar, tenemos la dificultad de sostener los espacios físicos, hay que sostener los costos fijos”.
“Hicimos gestiones en la Municipalidad, nos anotamos en subsidios de emergencia nacionales, pero no sabemos si vamos a recibir alguno, si entramos o no, es bastante confuso por la velocidad de los trámites”, expresó.
Cada sala tiene su particularidad y las problemáticas son distintas, en este caso el edificio alquilado que ocupan en Chacabuco 517 tiene costos muy altos de servicios y por este motivo, solicitaron acceder a algunos descuentos que permitan reperfilar los gastos.
En el caso del Club, existe además un grupo de alumnos, de gran permanencia en la institución, que organizó un fondo para cubrir ciertos costos, a través del abono de los aranceles. La iniciativa surgió de los propios alumnos, que consideran que como tienen un ingreso fijo, su economía no ha variado y entonces ofrecieron su ayuda para preservar el lugar. De esta manera, contribuyen a aliviar el complejo panorama.
“Intentamos ofrecer clases virtuales con las dificultades que eso conlleva y lo extraña que es para el teatro la vida virtual, pero es para tratar de tener contacto con la gente que estaba esperando empezar las clases y no pudo”, relató Juárez.
“Evaluamos con preocupación la situación, el problema es más grande que nosotros, la preocupación es mundial. En definitiva, que esté golpeado el aspecto cultural no involucra sólo a los hacedores de la cultura sino a toda la comunidad. Nos va a costar resolverlo, pero el teatro sabemos que de alguna manera va a volver a funcionar con el encuentro, que es lo que aporta”, opinó.