Las mujeres de Villa Cordobita resisten al olvido y reclaman mejores condiciones para el barrio
La falta de respuestas del Estado municipal y la escasez de políticas públicas destinadas a la salud, la prevención de la violencia, la educación y la infraestructura, reimpulsaron el reclamo de las mujeres organizadas en el colectivo barrial La Poderosa. La ministra provincial de las Mujeres recorrió en la antevíspera el lugar y participó allí de una reunión para conocer las demandas de las vecinas.
Las vecinas de Villa Cordobita nucleadas en la organización La Poderosa, cansadas de la ausencia de políticas públicas en el barrio, decidieron expresarse públicamente a través de un posteo en las redes sociales para mostrar la situación que atraviesan, interpelando directamente al Estado municipal.
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Además, en la jornada del sábado, la ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz -dentro la agenda de actividades que realizó en la ciudad-, se acercó al lugar para conocer las necesidades de las vecinas y participó de una reunión que se llevó a cabo en la Casa de las Mujeres y Disidencias allí emplazada, que aún no se ha podido finalizar por falta de recursos.
Es sabido que el desarrollo urbanístico del área explotó durante los últimos años, pero son varias las postergaciones que se registran en el lugar. El acceso a la salud y la educación, la falta de transporte y las carencias en la infraestructura pública son algunas de las demandas que sobrevuelan a diversas barriadas que se hallan por fuera de las cuatro avenidas céntricas.
Un reclamo de larga data
Desde hace mucho tiempo, las habitantes de la barriada se han organizado de manera colectiva para dar respuesta a las múltiples necesidades que surgen en el cotidiano y así fue como nació la Casa de las Mujeres y Disidencias, un dispositivo diseñado desde las bases a partir del abordaje integral desde la Salud, Educación, Derechos Humanos, Disidencias, Trabajo, Recreación y Cuidados.
En mayo de 2019, la asamblea de Tandil comenzó a construir la propia en el barrio Villa Cordobita, un barrio donde no hay instituciones de ninguna índole. Las militantes de La Poderosa se acercaron a la Secretaría de Desarrollo Social y a la Dirección de Políticas de Género de Tandil para articular y poder concretar la construcción y el funcionamiento de la misma pero hasta el día de hoy siguen sin obtener respuestas concretas.
Los agujeros del Estado
En su descargo público, las mujeres señalaron que a través del trabajo mancomunado fueron generando redes de empoderamiento y supliendo las ausencias del Estado. De este modo proyectaron la creación de un consultorio para tener acceso a la salud, fortalecieron el trabajo cooperativo, brindaron un taller de Educación Sexual Integral y armaron una biblioteca popular y feminista.
“Venimos a exigir lo que nos corresponde aunque no nos quieran ver. Estamos tratando de articular con el Municipio desde mayo de 2019, pero en la Dirección de Políticas de Género y Diversidad Sexual sólo recibimos silencio y nos derivaron a la Secretaría de Desarrollo Social, donde la secretaria Alejandra Marcieri respondió que nuestro reclamo no era urgente”, expresaron.
“No somos prioridad para el Municipio de Tandil, que destina el 0,63 por ciento del presupuesto anual a la Dirección de Políticas de Género. Nada más ni nada menos que 200 pesos por mujer. Seguimos siendo nosotras las que sacamos adelante a nuestras compañeras ante situaciones de violencia mientras nos postergan en la lista de prioridades. Es urgente que garanticen los recursos necesarios para finalizar nuestra casa, porque no es sólo una red ante la urgencia sino un espacio de transformación en el barrio, de empoderamiento y poder popular desde la potencia. Nuestras necesidades son reales”, remataron.
La autogestión como modo de vida
A pulmón y con la autogestión como bandera, muchos de sus vecinos se organizaron en torno a La Poderosa, agrupación nacida hace más de diez años en la Villa Zabaleta de la Ciudad de Buenos Aires como respuesta a la estigmatización que las comunidades villeras sufrían por parte de los medios de comunicación.
En Tandil se comenzó a gestar hacia 2014, con un fuerte trabajo en el territorio para levantar la voz de los sectores populares y ofrecer diferentes oportunidades de organización colectiva, a través de cooperativas de trabajo, talleres, apoyo escolar, merendero y múltiples actividades de acuerdo a las necesidades del barrio.
Ahora, además, encararon la construcción de un nuevo espacio que albergará a la Casa de las Mujeres y las Disidencias con recursos materiales obtenidos a través del programa nacional Hacemos Futuro. Pero sobre todo con la férrea voluntad de sus integrantes y vecinos, que sacan agua de las piedras a la hora de conseguir un ladrillo o un palet para la obra. Las herramientas pasan de mano en mano y todos ayudan. De ese modo levantaron el centro cultural y la placita donde juegan los niños.
La Poderosa en Tandil
La voz de La Poderosa comenzó a instalarse en la ciudad en 2014 y las mujeres del barrio comenzaron a encontrarse. En esas asambleas, vieron que había un cuerpo de demandas que respondía a las múltiples necesidades del barrio, y empezaron a pensar cómo canalizarlas.
En el encuentro empezaron a sistematizar las necesidades y ante la falta de un espacio físico acorde, hace un año y medio lograron construir el centro cultural “El cole” en un pedazo de terreno que les cedió una vecina, que en su interior aloja todas las actividades de educación popular, apoyo, arte y género que emanan de las inquietudes y necesidades de los vecinos.
Las postergaciones del barrio
La vacancia de instituciones estatales y sociales hace que El Cole sea un punto de referencia para muchas personas, que llegan buscando apoyo y contención en distintos aspectos.
“Tenemos que compartir el centro de salud con el barrio Belgrano o con Las Tunitas, y eso hace que se sobrecarguen los centros. Los médicos no llegan a atendernos a todos, y quedamos sin atención, no es falta de voluntad pero se colapsa el sistema”, detallaron las vecinas.
La demanda de un centro de salud es prioritaria para las mujeres, que la mayoría de las veces postergan sus controles y su vida en pos del bienestar de los niños y la familia. El universo de derechos elementales insatisfechos abarca también la cuestión del transporte público, las calles de tierra, la precaria red de agua potable y la falta de cloacas, que redundan en la contaminación del arroyo que pasa por esa zona.