Cultura
La tandilense Patricia Gelabert, “Mama Antula vuelve en el tiempo” y su encuentro con el Papa Francisco
“Ha sido un viaje fortísimo para mi vida en lo espiritual", compartió.
Como parte del grupo Mama Antula, la tandilense Patricia Gelabert viajó al Vaticano donde pudo conocer al Papa Francisco. En diálogo con El Eco Multimedios, la actriz, catequista y difusora de la vida, obra y palabra de la primera santa argentina, contó su experiencia.
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“Ha sido un viaje fortísimo para mi vida en lo espiritual. Nunca pensé que iba a conocer, verlo personalmente y tocarle la mano y estar con él”, relató emocionada Gelabert, quien desde hace 5 años recorre el país con la obra “Mamá Antula vuelve en el tiempo”. Se trata de un relato teatral a partir del cual encarna a la religiosa, con la premisa de recuperar la esencia del momento histórico en el que vivió pero en relación con el presente.
“Es caminar por ese tiempo, por esa dicotomía que hay entre lo actual y lo antiguo. Y volver a recordar, presentarme y contar su vida, su obra, su misión, las fortalezas y las debilidades que ha tenido. Fortalezas por lo que es, obviamente, pero debilidades también porque no le fue fácil a ella, de ninguna manera. En un momento en el que los jesuitas fueron expulsados, en un momento fortísimo en su vida en el quedaba sin el respaldo de la compañía jesuítica. Ella se quedaba haciendo los ejercicios espirituales que habían enseñado los jesuitas pero en un momento en el que estaba muy mal visto”, señaló sobre la obra a la que definió como “una de las maneras más lindas y más fuertes de trasladar la historia de Mama Antula.
El vínculo de Gelabert con la santa argentina se remonta a 2016, cuando un 8 de diciembre encontró una estampita en un evento religioso que se llevaba a cabo en el Anfiteatro Martín Fierro. Cuando volvió a buscar el bolso donde la había guardado, se dio cuenta de que el viento había volado la estampita. Sin embargo, al darse vuelta, la descubrió a sus pies. Lo mismo le ocurrió una vez más y eso selló la conexión espiritual con Mamá Antula.
Con la obra no sólo recorrió el país en nada menos que 88 presentaciones, sino que tiene en agenda muchas otras funciones que la llevarán por provincias argentinas. “Estoy muy feliz porque es algo que no pensé que me iba a llegar en mi vida. Yo trabajo ad honorem, todos lo saben. Nunca pedí nada”, celebró la tandilense.
Encuentro con el Papa Francisco
Gelabert contó que el marco del esperado encuentro fue en la Sala Clementina, un espacio ubicado cerca de la Basílica de San Pedro. Allí formó parte de una comitiva de 40 personas, y pudo contemplar fascinada el lugar y la presencia de la Guardia Suiza. Pese a que se sentó en una de las últimas filas, grande fue su sorpresa cuando la invitaron a pasar adelante.
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“Entonces quedé en primera fila y yo no sabía, me temblaba todo”, narró. Además de importantes presencias, muy cerca suyo se encontraba Graciela Ojeda, una de las historiadoras de la santa argentina, así como un hombre, “el señor del segundo milagro que permitió la canonización, que se curó de un ACV completo”.
Poco después se produjo el ingreso de Francisco, e hicieron a los presentes ponerse de pie. “No dimensioné ese momento. Yo estaba tan feliz de verlo a tres metros que dije, `yo, tan humilde, tan chiquitita, ¿qué voy a hacer?`. La cuestión que cuando llego adelante, lo veo, y yo llevaba mi carpetita humilde de la trayectoria, de las 88 funciones por el país . Y me sorprendo que él lo sabía”, comentó emocionada.
La actriz y catequista hizo mención a la memoria del Papa, quien recordaba por ejemplo que se encontraba estudiando en Roma el hijo de Matías Malaspina, quien fuera junto a Haydeé Fernández otros de los participantes de la mencionada obra.
Incluso, compartió Gelabert, Francisco se acordó de la propia tandilense. Lo hizo mencionando un encuentro en la diócesis de San Isidro“`La rubia que hizo así con el pelo`, me dijo, `me tiró el copón`. La memoria que tiene”, sostuvo sobre la anécdota.
Al mencionar a Tandil, el Papa hizo referencia a su "amigo Raúl”. La actriz y directora evocó que al enseñarle una fotografía del mencionado, “le agarré la mano y lloré, porque no podía creer lo que me estaba pasando. Le dije, `Padre, qué memoria`, y entonces me dijo `Pero por supuesto, para eso tengo 87 años`”.
Gelabert continuó su relato contando detalles de la vida de Mamá Antula, de los lugares que aun marcan su presencia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en particular dando cuenta de la gran cantidad de presentaciones que tiene por delante con la obra.