Orgullo tandilense
La tandilense María Símaro, primera en parejas de "El Cruce" 2022
La apasionante carrera que consta en unir Argentina y Chile recorriendo más de 100 kilómetros por la Cordillera de los Andes, tuvo como ganadora en la categoría damas a la tandilense María Símaro, junto a su compañera Gloria Boullon, oriunda de La Pampa.
Tandil es una ciudad con una gran cultura del deporte, y entre los más elegidos se encuentran el running y el trekking, en primer lugar por la belleza de paisajes que siempre acompañan al corredor y que son un incentivo para salir a practicarlo, y también por el hecho de ser zona serrana, que es ideal para el trekking. Además es sede de numerosas competencias de atletismo, entre ellas “La Tandilia”, que convoca a corredores de todo el país. En ese sentido, no es sorpresa que un representante de la ciudad esté presente en carreras de relevancia nacional, pero esta vez tuvo un plus, ya que María Simaro, corredora tandilense, salió primera de su categoría en una de las competiciones más arriesgada del país, llamada “El Cruce”.
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Son muchos los deportistas que se acercan a participar de la competición, contando en la última edición con más de 2000 corredores de 35 países. Se corre en equipos de dos personas que deben permanecer juntas durante todo el recorrido, acampando en la montaña y administrando los recursos. Las categorías se dividen en Damas, Caballeros y Mixtos, y dentro de esta primera diferenciación, cada una de las tres se divide en cinco, teniendo en cuenta las edades, que se encuentran en un rango de 18 a 60 años.
La tandilense María Símaro, junto con su compañera, la pampeana Gloria Boullon, superó el desafío con creces, llegando en primer lugar, tanto de su categoría, como de la clasificación general de parejas femeninas, dejando en alto a Tandil y también a Catrilo, ciudad de origen de su compañera.
En diálogo con El Eco de Tandil, Simaro se mostró sumamente feliz por la victoria y dio detalles sobre la preparación y la posterior participación en el evento.
En primer lugar contó que parte del entrenamiento lo hicieron en Buenos Aires, respetando períodos de tres días de carrera. “Nosotras entrenamos en Capital Federal, el típico entrenamiento de carreras de montaña, para ir ganando más experiencia de cara a ‘El Cruce’ que era nuestro objetivo principal del año. El entrenamiento fuerte empezó en agosto, pero en realidad ya veníamos preparando otras carreras antes. Básicamente lo que hicimos fue entrenar de a tres días en alguna parte de la provincia que tenga un poco de desnivel y luego lo combinábamos con gimnasio”, explicó.
Para adaptarse al clima y al territorio, recorrieron varias localidades y entrenaron bajo distintas condiciones climáticas “en cuanto al terreno y la altura, lo ganamos más que nada en las carreras que fuimos a correr en otras provincias, corrimos en Córdoba y en Tucumán, y luego también en Tandil y Sierra de la ventana. Salimos a entrenar en cualquier clima; llueve, truene, haga 30 grados de calor o lo que fuera, por que no sabes que clima te puede llegar a tocar, entonces hay que estar adaptada a cualquier circunstancia”, aseguró.
En “El Cruce”, los corredores pasan tres días en la alta montaña, atravesando volcanes, cumbres nevadas, bosques, lagos, valles y zonas rocosas en un recorrido de más de 100 kilómetros. Aunque se realiza en el verano, las condiciones climáticas son muy variables, por lo que los días pueden acompañar con una temperatura ideal, o pueden incluir frío, nieve, intensos vientos y lluvias copiosas. Por todo esto, la exigencia física para los participantes es enorme y requiere de un intenso entrenamiento previo ya que estar expuesto a estas condiciones mientras se está corriendo, puede ser muy peligroso si no se tiene la suficiente preparación.
De todas maneras, la corredora sostuvo que el factor climático no les jugo una mala pasada y que se mantuvo relativamente estable durante la competición “dentro de todo nos tocó un buen clima, el primer día, cuando llegamos a la cima del O'Connor, que fue el cerro que subimos, hubo mucho viento así que tuvimos que sacar las camperas y ponérnoslas porque era bastante molesto, después el día siguiente estuvo lindo, era más por bosque así que hacía alrededor de 13 grados, y el ultimo día subimos el cerro Bayo, y arriba también había un poco de viento aunque la temperatura se mantuvo estable y fue bastante tolerable” contó Simaro.
Respecto a la organización, expresó su conformidad con la atención y la logística “Nosotras llegábamos al campamento, donde ya estaba todo armado, generalmente al pie de los lagos, y te esperaban con las carpas ya armadas y la comida lista, te daban desayuno, almuerzo, merienda y cena, y estaba todo listo para que vos llegues y disfrutes del campamento y la naturaleza”, contó.
Pero no solo tenían preparados los campamentos, sino que también, durante el trayecto, había puestos de abastecimiento, llamados “oasis” para recargar agua, bebidas isotónicas y comida.
En cuanto a la experiencia de participar de un evento de esta magnitud, explicó que el primer día fue el más disfrutable, pero que luego comenzaron a jugar su papel el cansancio y la presión “sin dudas el día que más disfrutamos fue el primero, porque estábamos frescas, disfrutamos un montón, hicimos una buena carrera, después los otros días ya se iba sumando la carga entonces costaba mucho más, se disfrutaba pero no tanto como el primero en que nos sentimos muy bien”.
También deslizó que el momento más esperado, el de la ansiada llegada luego de tres días en la alta montaña, fue muy conmovedor a pesar del cansancio acumulado. “La llegada fue en la ciudad, en Villa La Angostura, había mucha gente mirando y alentando, que fue una motivación para los últimos pasos, ya que veníamos cansadas, con las piernas agotadas, queríamos llegar o llegar, después de tres días de campamento, así que fue el último empujoncito para no aflojar y seguir metiéndole. Es muy lindo, la recompensa a tanto esfuerzo, cuando ves aparecer el arco es realmente muy emocionante”
Por último, hizo un balance del año que culminó con el primer puesto en Villa La Angostura. “Fue un año de carreras muy largas y de entrenamientos muy duros, nosotras tenemos una vida además del Running, que lo hacemos como hobbie, como cable a tierra, entonces todo el esfuerzo que hicimos durante el año para ir a otros lugares a correr, para levantarnos temprano e ir a entrenar, o dejar de trabajar cuando nos coincidía con el entrenamiento, mostró sus frutos con un mimo al alma tras esta victoria, como premio a la dedicación y las ganas que le ponemos”, finalizó.