La mujer infraccionada por el perro agresivo denunció que desde Bromatología la engañaron
Natalia Vergara no forma parte de ninguna asociación proteccionista de animales pero desde hace ya muchos años se preocupa por la situación de los perros callejeros. No obstante, en esta oportunidad se vio perpleja por el accionar de la Dirección de Bromatología, con la que colaboró tiempo atrás: denunció que se aprovecharon de su discapacidad visual para hacerla firmar unos papeles y que se declarara como responsable del can que mató a otro en la Plaza Independencia días atrás.
Luego de que desde la Dirección de Bromatología informaran que no pudieron encontrar al perro que días atrás atacó y mató a otro en la Plaza Independencia porque una proteccionista se lo había llevado a su casa, la mujer señalada, Natalia Vergara, desmintió los dichos y aseguró que ella no está relacionada con el caso.
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En comunicación con este medio, el director de Bromatología y Zoonosis del Municipio, Federico Sánchez Chopa, había comentado que una proteccionista era responsable del perro comunitario y que se acercaron hasta su vivienda para labrarle las infracciones correspondientes, las cuales fueron elevadas al Juzgado de Faltas. Sin embargo, indicó que no lograron encontrar al can.
La persona a la que multaron fue a Vergara, quien no pertenece a ninguna asociación protectora pero desde hace años se ocupa y preocupa por los animales que se encuentran en la calle y, de hecho, colaboró en algunas ocasiones con el área municipal citada.
“Quiero aclarar que el perro no está a mi cargo; está en situación de calle desde hace diez años. Es conocido en todo el centro y nunca tuvo un problema de esta magnitud ni tampoco una denuncia en Bromatología”, comenzó destacando en diálogo con El Eco de Tandil, y contó que ella tiene bajo su custodia a 21 canes, de los cuales algunos se encuentran en su casa y otros en tránsito, pero todos están identificados, con vacunas y castrados.
Vergara tiene una discapacidad visual producto de una retinopatía exudativa crónica con malformación vascular proliferativa. Además, tiene glaucoma y cataratas.
Ella no vive cerca de la zona céntrica de la ciudad y, por sus padecimientos, no puede manejar. Por ende, las posibilidades de que haya levantado al perro como informaron las autoridades son prácticamente nulas.
Asimismo, destacó que el can que atacó no es comunitario sino que es callejero ya que no está registrado y no está al cuidado de nadie, “como tantos otros en el centro”.
Lo ocurrido
Señaló Vergara que se enteró de lo que había ocurrido a través de las redes sociales después de que una proteccionista publicara una foto del perro y preguntara si alguien lo conocía porque estaba intentando llamar a Bromatología pero no podía comunicarse.
“Me etiquetaron a mí debido a que soy bastante conocida en este ámbito y reconozco a todos los callejeros. Les pedí que me pasaran una de frente porque tengo una discapacidad visual y no podía reconocerlo, y cuando me la enviaron lo identifiqué”, narró.
Según expuso, tras la agresión, las personas presentes comenzaron a patearlo y lincharlo, lo que la motivó a postear en su perfil de Facebook para ver si alguien podía sacarlo de las calles: “Eso fue lo único que hice, no soy responsable. Como Bromatología no atendía, quería que lo sacaran, porque por los golpes recibidos se podría haber puesto agresivo con alguna persona”.
Después de que compartiera la publicación, una persona levantó al perro pero no sabe quién fue. Se comprometió a colaborar para investigar quién pudo haberlo hecho, y evaluó que probablemente por miedo no salieron a avisar que lo habían tomado.
“Me hicieron firmar engañada”
Personal de Bromatología se acercó al día siguiente a su domicilio porque supuestamente era allí donde se encontraba el perro agresor. Sin embargo, Vergara les dio permiso para que pasaran y les demostró que el animal no se encontraba.
No obstante, la situación no quedó ahí sino que las dos trabajadoras del área dirigida por Sánchez Chopa le hicieron firmar un papel: “Yo no veo, y se lo hice saber a las dos. Les pregunté qué era lo que firmaba y me dijeron que era por el tema del perro. Les dije que cuando supiera algo les iba a avisar, no tenía drama en colaborar”.
Sin embargo, denunció la mujer que la engañaron y que la hicieron rubricar el documento para que se hiciera cargo del perro: “Como yo no veo, después llamé a unos conocidos y a un abogado y me confirmaron que me habían infraccionado; me habían hecho firmar como que yo era la dueña del perro. Ahí arrancó todo”.
La indignación de Vergara fue que, tras el episodio, la escracharon y los trabajadores de Bromatología la acusaron de no querer colaborar con la causa.
“De todo lo que se me acusa, nada es cierto. No hay coherencia. Me hicieron firmar para hacerme responsable”, clamó.
Brote nervioso por lo acontecido
La situación por la que atravesó le generó tal estrés y tal nerviosismo que la presión ocular se le elevó y le ocasionó graves problemas, a tal punto que debió comenzar a aplicarse las gotitas cada ocho horas, cuando en realidad debía colocárselas dos veces al día.
“Yo de un ojo ya no veo y en el otro tengo cuatro grados, pero estas cosas pueden hacerme quedar ciega más rápido”, se lamentó y remarcó: “Sigo sin entender por qué me responsabilizan y me multan”.
En tanto, cercioró que nadie de Bromatología se contactó con ella y que, incluso, intentó llamarlos pero no pudo comunicarse.
“Fui acusada de levantar a un perro, algo que no hice. Y no es comunitario, está en situación de calle desde hace diez años. Deberían explicar por qué un animal está en esa situación durante tanto tiempo, no tendrían que responsabilizarme por un trabajo que ellos no hacen”, destacó.
“Lo único que quiero es que no me infraccionen”
El sentimiento de frustración invadió a la activista que, si bien suele atender, asistir y colaborar para mejorar la situación de los perros en situación de calle, no forma parte de ninguna agrupación.
“Me hicieron firmar cosas que no tenían nada que ver y no les importó lo que yo les dije. Entonces lo único que quiero es que no me infraccionen, porque el perro no es mío. Y, además, también quiero aclarar que todo lo que se está diciendo no es cierto”, enfatizó.
Asimismo, remarcó que las dos trabajadoras municipales que se acercaron a su casa no quisieron identificarse y que, cuando les preguntó cómo habían conseguido la dirección de su vivienda si nadie la había denunciado, le respondieron que no era un dato de importancia.
Recordó, finalmente, que tiempo atrás colaboró como voluntaria con la Dirección que hoy la multa al levantar y castrar los perros callejeros que se encontraban en el radio céntrico de la ciudad.
“A 57 animales ayudé en esa época, entonces no me pueden decir que no tengo voluntad para colaborar. Porque encima es un trabajo que deberían hacer ellos. Entonces, ¿cómo vas a ponerle un pie en la cabeza a la persona que está haciendo tu trabajo?”, concluyó.