"La memoria no se apaga": jornada de limpieza en el ex Centro Clandestino La Huerta
Un grupo de vecinos y militantes de derechos humanos cortó el pasto en el lugar. “Hay que militar el amor y la empatía”.
A días de otro 24 de Marzo, y en pleno juicio por los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en Tandil y la región, un grupo de vecinos y militantes de Derechos Humanos realizaron una jornada de limpieza en el ex Centro Clandestino de Detención La Huerta. Plantearon que si bien es al Municipio a quien le corresponde mantener el lugar, volvieron a reunirse como tantas otras veces para cortar el pasto y dejar en condiciones el sitio en el que estuvieron detenidas alrededor de 50 personas durante la última Dictadura.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Venimos limpiando esto hace 10 años. No podés tener así un sitio donde se asesinó gente. Acá mataron y torturaron. En el medio del Juicio La Huerta, tener esto hecho una mugre, es una falta de respeto, una falta de dignidad. Entonces, las cosas hay que hacerlas. Y en un mundo donde se exacerba el ego, hay que militar el amor, la empatía, la solidaridad, el cuerpo a cuerpo y el abrazo”, compartió el “Negro” Díaz, uno de los referentes de la actividad.
Fue pocos minutos después de las 10 cuando los participantes se convocaron a las puertas de lo que fue el Centro Clandestino de Detención La Huerta. Llevaron rastrillos, palas y desmalezadoras para poner en condiciones el lugar, en particular cortar el pasto para que sea visible la cartelería indicadora. “La memoria no se apaga”, decían los distintivos que los asistentes lucieron en el pecho durante la jornada.
La limpieza se desarrolló en la entrada a La Huerta, ya que por encontrarse el proceso judicial en marcha está prohibido el acceso al interior. Cabe recordar, a 3 años del inicio del juicio, en el mismo se llevan a cabo los alegatos. Finalizada dicha instancia tendrán lugar las sentencias.
“Esto hay que hacerlo”
“El Municipio tiene la responsabilidad de mantener esto. Y en el medio del Juicio, tenerlo hecho una mugre, es una falta de respeto, una falta de dignidad”, expresaron los participantes de la jornada de limpieza.
Desde la organización recordaron que La Huerta se usó –como más de mil centros clandestinos en todo el país-, “como un centro más, lo usaban como un lugar donde se traía a la gente a la que se pretendía hacer confesar pero no lo que había pasado ni lo que la gente había hecho. No, esto fue un Centro Clandestino. Acá se traía gente para que digan lo que ellos querían escuchar”, contaron los participantes.
Pusieron el ejemplo de un hombre de 70 años que fue secuestrado por haber estado suscripto a una publicación del Partido Comunista. “Nunca hizo nada, nunca participó de ninguna acción guerrillera, de ningún grupo armado, de nada. No trajeron a la gente para que diga lo que supiera. Trajeron a la gente y se la torturó para que diga lo que ellos querían escuchar. Una locura”, agregaron.
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Los asistentes contaron también que no solo llevaron a cabo jornadas de limpieza en La Huerta sino en la Quinta de Los Méndez, y en la Plaza Susana Valor del barrio La Movediza. “Hicimos canteros, pusimos un montón de plantas y pusimos árboles, pero vinieron y destruyeron todo”, lamentaron. De cualquier modo, aseguraron, continuarán con la tarea de mantener en condiciones los sitios de memoria.
“Esto lo vamos a seguir haciendo. Porque el objetivo no es venir y hacerlo una vez. El objetivo, lo que tiene que estar claro, es que vos tomás una acción que tiene una continuidad, porque tiene una coherencia. Porque tiene una perseverancia. Porque uno hace lo que tiene que hacer. Más allá de que venga gente, no venga gente, que les guste, que no les guste. Que lo entiendan o que no lo entiendan. Vos hacés lo que tenés que hacer. Y a esto hay que hacerlo. Lo haga o no lo haga el gobierno municipal, la Provincia o Nación. Nosotros tenemos que estar acá y tenemos que ponerle dignidad”, afirmaron.
Cabe recordar, La Huerta está ubicada frente a lo que fue una reconocida industria local. Durante el final de la jornada de limpieza, los presentes evocaron una anécdota que tuvo lugar durante una de las primeras visitas al ex Centro Clandestino. Al sonar la sirena que llamaba al cambio de turno de la fábrica, una de las mujeres que había permanecido secuestrada en el sitio, contó que no escuchaba ese sonido desde el momento en el que fue detenida, cuando lo hacía desde el interior de su celda.
A casi 50 años del comienzo de última Dictadura Cívico Militar, los organismos de Derechos Humanos continúan manteniendo su pedido porque la lectura de las sentencias del Juicio La Huerta se realice en Tandil, donde fueron cometidos los crímenes y donde viven gran parte de los sobrevivientes, así como también los familiares y amigos de aquellos que murieron.
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