La Junta por un Ambiente Saludable cuestionó las Buenas Prácticas Agrícolas y cargó contra el Municipio
Cuestionó que la comuna promoviera la Jornada sobre Buenas Prácticas de Aplicación de Productos Fitosanitarios. Señalaron que no se consideró la “deriva secundaria”, que se debería analizar cuando se retira la máquina y hasta 24 horas después.
Desde la Junta Vecinal por una Ambiente Saludable Tandil repudiaron públicamente la Jornada sobre Buenas Prácticas de Aplicación de Productos Fitosanitarios, “promovida por el Municipio”, ya que garantizaron que desvía la mirada e intenta avanzar hacia supuestas soluciones que consideran “ineficaces y fraudulentas”.
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La comunidad que logró el dictamen de una medida cautelar para las fumigaciones en el partido de Tandil lamentó que el Gobierno local esté haciendo caso omiso a la aparición de 16 diferentes agroquímicos en 15 escuelas rurales analizadas, “siendo el principal organismo que debería proteger la salud de la comunidad”.
“Tanto organismos oficiales como entidades privadas que promueven el uso de agrotóxicos insisten en que los daños que estos producen son debido a su ‘mala aplicación’, afirmando que siendo bien aplicados, esos daños no existirían”, plantearon, dejando al descubierto que de ser así, en caso de inconvenientes la responsabilidad la tiene el último eslabón de la cadena: el aplicador.
Indicaron que de esta manera, las fábricas de agroquímicos, el Ministerio de Agricultura, el Senasa, el Ministerio de Salud, la Organización Mundial de la Salud (OMS), los municipios, los poderes legislativos o judiciales, quedan exentos; “como si no fueran responsables de los daños a la salud de la población y del ambiente, que incluso, cada vez son mayores”.
Las partículas que no se miden
Desde la Junta advirtieron que quienes promueven el uso de los productos de síntesis química para el agro y las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) sólo observan la “deriva primaria”, es decir, en el momento que se está realizando la aplicación. Sin embargo, no consideran la “deriva secundaria”, que correspondería a desde que se va la máquina hasta 24 horas después.
Según señalaron, esta última es la mayor de todas y la que más efectos negativos genera, ya que “hasta el 90 por ciento de las partículas sale del lote rociado luego de que el producto hizo el efecto deseado”.
“Las partículas químicas se volatilizan por acción físico química y factores climáticos, pudiendo alcanzar miles de kilómetros de distancia en tan solo días”, alertaron.
Además, avisaron que tampoco consideran la “deriva terciaria”, que es por revolatilización, en el polvillo de ambiente o bien su dispersión en su fase gaseosa, que la vuelve incontrolable, razón que explica su presencia en el desierto de Sahara o en la Antártida, según ejemplificaron.
De acuerdo a su exposición, infinidad de estudios constatan que estas sustancias se mueven, más allá de la buena voluntad del aplicador. Por ello, catalogaron que las Buenas Prácticas Agrícolas no sólo son insuficientes, “sino que son un fraude”. “Buenas prácticas agrícolas serían sin utilizar agrotóxicos”, aseveraron los vecinos.
Clasificación disimulada
Otra de las principales cuestiones que clasificaron como “mentiras de las BPA”, refirió a la clasificación de los productos con que se realizan las fumigaciones. Consideraron interesante hacer hincapié aquí, porque es a partir de allí que el Senasa los inscribe, autoriza su producción y distribución, y de acuerdo a lo cual las provincias y los municipios regulan las leyes y ordenanzas de “fitosanitarios”.
¿Por qué los clasifican mal? Es la pregunta que surge, y de acuerdo a la explicación que brindaron, la metodología que se usa es la llamada “dosis 50 por ciento aguda o dosis letal media”, que a determinados mamíferos utilizados como muestra se le agrega progresivamente porción del producto que una determinada empresa quiere aprobar, buscando la cantidad que mata al 50 por ciento de forma rápida (24/48 horas).
“Si la dosis es pequeña, se interpreta que el producto es muy tóxico (formulados Clase 1 banda roja). En cambio si la dosis es muy alta, se interpreta que el producto es poco tóxico (Clase 4. banda verde), entre los que figura el glifosato”, enunciaron.
Sin embargo, revelaron que esta clasificación no considera lo que mata pasadas las 48 horas, ni lo que enferma sin matar, ni qué sucede con los “cócteles” que se utilizan de manera habitual, a la vez que tampoco estudia las exposiciones repetitivas y por acumulación. “De esta manera podemos afirmar que el procedimiento de clasificación disimula su real grado de toxicidad, pero habilita su utilización, que se impone al servicio de intereses privados, en mercados altamente concentrados y dominados por multinacionales”, acusaron.
En la lucha por el futuro
“Nuestros cuerpos y territorios se enferman e intoxican para el beneficio de los negocios agrarios, de un modelo agrícola que enferma y mata progresivamente a la personas, y también a la Tierra que habitamos. Porque sin aire sano, agua sana, tierra sana, nadie puede vivir. Y quienes promueven su uso, y quienes los avalan son los responsables”, aseveraron contundentemente.
A raíz de esto, lamentaron que se festeje este fraude y que quienes gobiernan localmente hayan convocado a especialistas en ”cuya trayectoria profesional se destacan los vínculos con las entidades privadas que promueven estos negocios agrícolas y no a quienes han estudiado la problemática de los agroquímicos en vínculo directo con las poblaciones afectadas”.
“Nos preguntarnos por qué desde el Municipio convocan a este tipo de disertantes; y no así, por ejemplo, a médicos como Damián Verzeñazi o Medardo Ávila Vázquez, por sólo nombrar algunos. O bien, por qué no convocan a quienes hacen ciencia digna, como Susana Aparicio, Damián Marino o Delia Aiassa, quienes detectaron glifosato en el agua de lluvia, en la sangre humana, en la leche materna, en la cuenca del Río Paraná. O bien, al ingeniero químico Marcos Tomasoni, para conocer su teoría de las tres derivas, la cual fundamenta más de cien ordenanzas a lo largo y ancho del territorio, y además, la inviabilidad de experimentos científicos con tarjetas hidrosensibles (en una jornada lluviosa) como los que aquí se promueven”, cuestionaron.
Finalmente, aseguraron que los cuerpos son testigos del daño que ocasionan los llamados fitosanitarios, y advirtieron que “jornadas como estas” reafirman que el Poder Ejecutivo local y quienes elaboran y sancionan la nueva ordenanza para el partido “sólo buscan ocultar esa verdad, trayendo engaños a la comunidad, con el único fin de proteger intereses económicos propios y de las empresas agropecuarias”. “Mientras tanto, otros seguimos luchando por el futuro y la salud de nuestros hijos”, concluyeron.