La jineteada, una disciplina tradicionalista que supo reconvertirse al formato virtual
Como tantos otros rubros y actividades, las jineteadas lograron reconvertirse a un formato virtual en esta época de pandemia. Ignacio Besteiro, uno de los organizadores, dialogó con este medio y contó cómo surgió la iniciativa y de qué forma la llevan adelante.
La pandemia por el coronavirus ha obligado a los diferentes gobiernos a lo largo del mundo a adoptar medidas preventivas, como por ejemplo el confinamiento obligatorio, para evitar la propagación masiva del virus. Con ello, muchos oficios, deportes y actividades debieron modificarse y adaptarse a una nueva realidad: la virtual.
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Aumentaron, lógicamente, los casos de teletrabajo, se fomentaron las reuniones digitales a través de plataformas de videoconferencia y muchos deportistas comenzaron a entrenarse desde sus casas pero comunicados con sus compañeros y profesores mediante aplicaciones móviles y demás.
En ese marco, un rubro que se reinventó y que en plena época de pandemia encontró la forma de mantenerse vigente fue el de las jineteadas, que durante estos últimos meses en Tandil y la zona se realizaron de forma virtual.
Resulta complejo pensar cómo esta actividad ecuestre tan tradicional de nuestro país puede adaptarse a lo digital, pero un grupo de amantes de la disciplina logró hacerlo. Cabe mencionar que las jineteadas tradicionales, como tales, se suspendieron incluso antes de que el presidente Alberto Fernández decretara el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Ignacio Besteiro, uno de los que hizo posible esta reconversión, dialogó con El Eco de Tandil y contó detalles sobre cómo surgió y cómo lo llevan adelante, cumpliendo y respetando siempre los protocolos sanitarios vigentes.
“Nacho” tiene 32, es ingeniero agrónomo, trabaja para el INTA y su gran pasión son los caballos, lo que lo motivó a colaborar con el proyecto que ideó José Luis Andraca, un reconocido jinete tandilense.
Origen y formato de participación
La idea de comenzar a realizar reuniones virtuales surgió, aproximadamente, en mayo, cuando Andraca compartió su postura “y entre unos cuantos le ayudamos a dar forma a la iniciativa para poder seguir haciendo este deporte sin violar las leyes”.
La solución que encontraron fue dialogar con los tropilleros –quienes tienen caballos de jineteada- y comentarles el formato. A todos los que les simpatizaba la propuesta los agregaban a un grupo de WhatsApp, donde les contaban el reglamento.
“Los que estaban de acuerdo, los días viernes tenían que enviar una foto del caballo así todos podíamos ver el estado en que se encontraba y de esa manera respetábamos el protocolo de bienestar animal con el que se manejan las jineteadas, y también nos tenían que pasar el nombre del jinete que lo iba a montar”, explicó Besteiro. Es pertinente aclarar que el equino debe estar en óptimas condiciones para poder participar.
Los sábados, ese jinete que habían anotado debía ir a la casa del tropillero para jinetear: “Ahí tenemos un cambio grande, porque en las jineteadas los caballos son los que viajan, acá no”.
Para no violar ni quebrantar ninguna regla, en donde se reunían no podían congregarse más de 10 personas, teniendo en cuenta que ese es el número de asistentes permitidos a las reuniones sociales en el partido de Tandil. Además, todos los participantes –jinetes, palenqueros, apadrinadores y demás- debían tener tapabocas.
“El caballo tenía que ser montado en la casa del tropillero y eso debía ser filmado. Luego lo enviaban al grupo de WhatsApp y el sábado, cuando llegaban todos los videos, los editábamos y lo compartíamos en un grupo paralelo que teníamos con el jurado para que pudieran definir cuáles eran las mejores jineteadas”, contó el ingeniero agrónomo.
Para evitar un eventual fraude por parte de los participantes, el mismo día que debían grabar les mandaban algún distintivo con el que tenían que aparecer frente a cámara, como por ejemplo un pañuelo blanco atado en la muñeca: “Lo hacíamos para que no mandaran un video de otro día. Tenían que coincidir el caballo de la foto con el del video y el jinete debía tener el distintivo que nombrábamos”, dijo.
Destacó Besteiro, por otra parte, que también participaron de estos eventos algunos criadores de caballos para destrezas gauchas, que necesitan un entrenamiento periódico “y esto era una forma de que no dejaran de ser montados”.
Asimismo, aclaró que además de los protocolos sanitarios establecidos en el marco de la pandemia por el coronavirus también respetaron los de bienestar animal.
Futuro incierto
Hasta el momento hicieron siete jineteadas virtuales y con diferentes categorías: grupa, crina, con basto y encimera, con cuero tendido y con recado completo.
No obstante, la incertidumbre que reina en la población a nivel mundial no escapa a los organizadores de estos eventos, que no saben hasta cuándo seguirán realizándolas. “Por lo pronto no las estamos haciendo por la prohibición de reuniones sociales por 15 días que decretó el Presidente”, precisó Besteiro.
Informó además que algunas ruedas contaron con más de 30 participantes, pero que por lo general oscilaron entre los 15 y los 30.
“La pregunta que nos hacemos todos es cuándo se va poder volver a la normalidad. El mundo entero se pregunta lo mismo. Yo personalmente creo que esto se va a solucionar cuando aparezca una vacuna efectiva que pueda inmunizar a la población frente a este virus”, evaluó.
Una actividad sin fines de lucro
Remarcó “Nacho” que las jineteadas virtuales que comenzaron a organizar meses atrás son sin fines de lucro y que les han servido muchísimo a todos los jinetes, tropilleros, organizadores y demás involucrados, ya que fomenta su unión y su comunicación.
En una época en la que se dificulta poder compartir momentos con allegados, estos eventos hacen que los participantes se sientan más unidos y compartan su pasión, aunque sea por internet, mediante el WhatsApp.
“Creo que sirve mucho para eso y para que tanto los caballos como los jinetes estén en actividad, teniendo en cuenta que es un deporte que cuanto más se practica, mejor es”, evaluó Besteiro.
Indicó, por otra parte, que también ayuda a que los que están incursionando en esta disciplina puedan aprender y practicarla, puesto que en algunas jineteadas tradicionales no pueden participar porque carecen de experiencia.
“Creo que tiene muchas cosas positivas y lo hacemos sin perder el foco de que es un aporte para la tradición, para que no se pierda, para que puedan ver un video de jineteada actual los que no pueden salir de sus casas”, concluyó.