“Siempre algo se podía hacer”. La frase resonó varias veces en el auditorio de OSDE, donde Laura Aladro brindó su testimonio en el Día de la Donación de Órganos y Tejidos. La esperanza le ganó a la angustia –y por momentos al drama- para dejar un mensaje de vida. Sobre el final, como una rockstar, hizo su aparición Isidro y su sonrisa aflojó una noche regada por lágrimas de emoción.&nbsp; &nbsp;La charla se llevó a cabo el miércoles, minutos después de las 19. Total concentración del público, entre quienes se encontraban los amigos y familiares de Laura Aladro y Sebastián Gastaldi -papás de Isi-, además de futuros donantes y personas que vivieron de cerca lo que implica un trasplante. En primera fila, se ubicaron el intendente Miguel Lunghi y el cirujano Juan Salceda, quien por momentos fue consultado ante las inquietudes del auditorio.“Nos pareció un momento justo para agradecer al ángel donante, que un día llegó a nuestras vidas y nos dio una segunda oportunidad”, explicó Laura Aladro sobre la iniciativa y aseguró que “desde ese día nos sentimos absolutamente comprometidos a tener que seguir hablando de donación pediátrica. Hoy hay muchos nenes que siguen esperando”.&nbsp;<h2>La mala noticia&nbsp;</h2><a href="http://eleco.com.ar/etiqueta/un-corazon-para-isi">Isidro </a>nació sano y en noviembre de 2021, a los 3 años, empezó a sufrir dolores abdominales. En las primeras dos semanas le diagnosticaron gastroenteritis. “Algo estaba mal porque lo aniquilaba y dos veces se desmayó. De pronto, su gastroenteritis lo dejaba correr en el club y nos hacía marear a todos, a los médicos, porque él fue totalmente asintomático”, contó la mamá que atravesó un año entre angustias fulminantes y alegrías sin parangón.&nbsp;El 26 de noviembre, descubrieron que el corazón de Isi estaba agrandado al tamaño del de un adulto, con el diagnóstico de miocarditis dilatada. “No se podía tratar en Tandil y había que irse de urgencia al Hospital Italiano. Así fue como empezó toda esta locura, en una ambulancia con Isi, escuchando palabras que nunca habíamos escuchado”, describió desde el escenario, con la imagen del pequeño como fondo.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/laura_aladro_10.JPG" alt="Laura Aladro - 11"></figure>Descartados problemas genéticos y metabólicos, finalmente concluyeron que un virus se había alojado en su corazón, al que destruyó en dos semanas. “Como le pasó a Isi, le puede pasar a cualquier nene. Es más, hoy hay un nene con lo mismo que le pasó a Isi”, indicó. “La vida te cambia de un día para otro. Nada te prepara para lo que viene”, reflexionó.Luego de tres semanas de estudios, les comunicaron que iban a inscribir al pequeño en el Incucai (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante), para iniciar un extenso derrotero de trámites. “A nosotros nos permitió ir haciendo un trabajo de cabeza porque ¿cómo Isi iba a perder su corazón? No puede ser, si hacía tres semanas había entrado corriendo al hospital”, reflejó sobre aquel momento que hoy parece lejano.&nbsp;<h3>“Nadie puede solo con esto”</h3>De este modo, el 27 de noviembre de 2021, Isi ingresó a la terapia intensiva del Hospital Italiano y el 28, enviaron la primera imagen en la que pedían que rezaran por él. “Desde el día uno, contamos con ustedes, porque sabíamos que salíamos rezando. Nosotros necesitábamos energía, porque esto se estaba escapando de nuestras manos, de las de los médicos, de todos”, clamó la madre batalladora.&nbsp;“El 28 de diciembre nos dijeron ‘Isi entra en emergencia nacional’. ‘¿Qué? Hay una ley, está la Ley Justina’, dijimos con Seba. ‘Sí, pero la Ley Justina no lo ayuda, porque es para mayores de 18’”, reeditó aquel diálogo con los médicos. “No nos entraba en la cabeza”, manifestó y aclaró que para los menores, tienen que estar los dos padres presentes para dar el consentimiento. Y así, la campaña para hablar de donación pediátrica la lanzaron al comprender que esos papás no iban a estar en condiciones de dar una respuesta en una situación tan dolorosa como la muerte de un hijo.&nbsp;“Nos aconsejaron que hay que hacer campaña. Y yo digo ‘cómo puedo hacer una campaña si no puedo ni estar parada, si me desmayo, si vomito; qué campaña voy a hacer en este momento de mi vida, que mi hijo se está muriendo’. No puede pasar eso, no puede pasar más y sigue pasando. Necesitamos activar hoy, que estamos parados, porque nosotros somos la voz de esos nenes que están encerrados en una habitación, que no pueden salir a una plaza porque tienen oxígeno”, reclamó.&nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/laura_aladro_5.JPG" alt="Laura Aladro - 6"></figure>En ese contexto, explicó que “empezamos a ver la otra cara de la donación pediátrica, la otra urgencia”, mientras que la campaña que guiaban sus amigos recorría el mundo. “Un día tuve que apagar mi teléfono porque me llamaban periodistas, evangelistas, sacerdotes, y me decían ‘nunca llegó de tantos lados la imagen del mismo niño’. Se volvió viral. Fue fantástico, porque empezaron a anotarse en el Incucai, nos llamaron desde el banco de sangre porque cuando Isi necesitaba trasfusión se desbordó la cantidad de gente que fue. La gente colabora, quiere hacer cosas, sólo que a veces no sabe qué tiene que hacer”, analizó la exjugadora de Las Leonas.&nbsp;Del odio al amor por el Berlín“Es muy difícil hacer una campaña en ese momento”, confió y agregó que mientras realizaban la difusión del caso, Isidro se descompensó. “Después de estar un mes en emergencia nacional, su cuerpo ya no resistió, y ese día nos dijeron ‘hay que pedir un Berlín’”, recordó y dio detalles del corazón artificial: “Lo odiábamos al Berlín cuando lo nombraban y hoy amo el Berlín, porque Isidro lo tuvo seis meses. Fue terrible esa semana porque ni siquiera pudo esperar el Berlín, Isidro de descompensó y entró en ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea), un aparato que ayuda a bombear la sangre, que va circulando”.&nbsp;Al borde de las lágrimas, repasó que “el tiempo nos corría, desesperados. Es terrible ver a un nene en ECMO. Indescriptible. Fueron cinco días y cuando empezó a rechazar el ECMO, tenía la piel violeta, los números no daban bien, ese día aterrizó el Berlín en la Argentina y entró de urgencia al quirófano y le colocaron el Berlín. Isidro no pasaba esa noche”.&nbsp;Pura fortaleza, afirmó que le contaban a Isi todo lo que iba a pasar en cada intervención. “Cuando se despertó, me agarró la mano y se reconoció el cuerpo sin poder tocarse. Y era durísimo, porque 3 años tenía en ese momento”, detalló y reflexionó que “vos te convencés de que todo va a estar bien, porque de otro modo no lo podés mirar a la cara”.&nbsp;“Cuando entró en ECMO y Berlín tuvo cinco quirófanos en 10 días. Terrible. No llegabas a reponerte que había otro problema, pero lo resolvía. Aprendimos a que van a aparecer cosas, pero vamos a tener una solución”, manifestó con un hilo de voz.Entonces, “el Berlín pasó a ser una parte más de nuestra vida porque le festejábamos el mes, tuvo cambios de bombas, limpieza de bombas, cambio de consola. Isidro tuvo Covid con el Berlín”, recordó y añadió que el virus pandémico permitió que se quedaran los tres juntos durante diez días, como una familia otra vez, ya que sólo autorizaban a un padre por turno.<h3>La lucha contra el tiempo</h3>“Fueron muchas cosas, mucha información en poco tiempo. Sin embargo, Isidro se reía, se sentaba, quería jugar con los autitos, soñaba que su corazón iba a llegar, soñaba que venían sus primos que lo buscaban y lo devolvían a Tandil. Nosotros nos aferrábamos a ese sueño. Decíamos ‘no seas cínico, vos se lo dijiste en un sueño, vos se lo traes’. A esas cosas te vas aferrando porque la esperanza te la termina dando un nene en una cama, porque ya no sabés qué más podés hacer. Es la impotencia más grande, el tiempo”, relató Laura Aladro en otro pasaje de la charla.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/laura_aladro_4.JPG" alt="Laura Aladro - 5"></figure>“Nos enseñó que siempre tenemos que hacer algo, que disfrutar y que cada día iba a ser diferente”, definió sobre su pequeño niño. En ese transitar cada segundo, “el 14 de agosto, Isidro se despierta y dice ‘soñé que comía y no vomitaba, y que llegaba mi corazón y me volvía a Tandil”, rememoró emocionada.&nbsp; Y cinco días después, el milagro. “Ayuno era la palabra clave”, expresó con todo el rostro y agregó que les pidieron que no lo contaran porque el donante estaba en la misma unidad, aunque nunca vieron a los padres.“Esperás; 24 horas al día esperás y te consume”, lanzó y continuó: “A las 4 horas Isidro estaba en quirófano, recibiendo su corazón. Todo salió perfecto. Fueron 12 horas, porque no era sólo el trasplante, después era la reconstrucción de todo lo que fue el Berlín, dos horas más”.&nbsp;<h4>Y el después</h4>Con el correr de las horas y de los días, Isidro “se estaba volviendo un nene al que podías abrazar” y “fue mágico, porque una familia dijo que sí, y no llega a dimensionar lo que generó en él, en nosotros, en nuestra familia, en una ciudad, porque Tandil se paralizó y se unió a una espera”, dijo agradecida.Al mirar hacia atrás, recordó que “en un momento perdimos la cuenta, pero en 6 meses Isi había tenido 14 quirófanos”, por lo que a los 19 días del trasplante, cuando le dieron el alta tras diez meses en el Italiano, Isi tenía 32 medicamentos indicados. &nbsp;<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/laura_aladro_7.JPG" alt="Laura Aladro - 8"></figure>Sin embargo, nada importaba para esa familia. “Él esperó, él luchó porque él quería seguir, quería una oportunidad”, contó Laura y agradeció la recibida que organizó Tandil. “’Cuántos amigos tengo’, nos decía y era cierto. No podés solo con esto”, concluyó la madre y reiteró que “la donación da vida”.<h4>Aprender a vivir</h4>En el tramo final del dramático relato, la mamá de Isi consideró que “no tenemos que esperar que sea ni el Estado, ni éste o aquel, tenemos que hacerlo entre todos, porque un día puede ser tu hijo, tu vecino, el hijo de tu mejor amigo, tu nieto, y esto te destruye”.Confió que “vivimos todo el día al borde del abismo, porque es un nene trasplantado. Tenemos que aprender a vivir con eso, porque no importa lo que digan, cuánto pueda durar un órgano; lo que importa es lo que él viva, de la manera que viva. Hay números y estadísticas que cuando se trata de vivir no interesan, porque es muy importante generar oportunidades, que nada se escape, porque nadie habla de acelerar procesos, estamos hablando de generar oportunidades y dar vida”.&nbsp;Por último, compartió que el Día de la Donación de Órganos y Tejidos les pareció una buena ocasión para agradecerle a la familia del ángel donante y seguir apostando a hablar de donación pediátrica por la voz de los 180 chicos que hoy esperan por un órgano para seguir soñando.&nbsp;La tarde culminó con muestras de admiración y cariño para una madre luchadora, una leona, que trajo a su pequeño Isidro para compartir la alegría de ese corazón que late fuerte.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/05/laura_aladro_9.JPG" alt="Laura Aladro - 10"></figure><h3>Una causa, mucho por hacer</h3>En el final de la charla, una de las amigas le dio pie a Laura Aladro para que adelantara los sueños que la mantienen luchando por la causa de la donación pediátrica, al tiempo que le ofreció: “Estos son tus soldados”.En principio, anunció que trabaja con abogados para plantear una modificación en la Ley Justina para que contemple a todos, desde 0 a 99 años, como presuntos donantes.&nbsp;En paralelo, también elaboran una propuesta educativa para que se hable de donación de órganos en las escuelas, para lo cual también es necesario una ley.&nbsp;Además, se refirió a los temas institucionales que garanticen la detección de posibles donantes, la infraestructura adecuada para poder hacer ablaciones y la logística para el traslado de los órganos.&nbsp;Finalmente, se selló un compromiso de todos, que ahora habrán de salir a replicar el inmenso acto de amor que implica ser donante.&nbsp;&nbsp;

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La historia del guerrero Isi, la llegada del ángel donante y la segunda oportunidad