La Federación Universitaria expuso que el Municipio nunca abonó las becas del programa Tandil Estudia
Los estudiantes de la Universidad Nacional del Centro hicieron llegar una carta al Concejo Deliberante para exhibir la situación. Desde la Dirección de Juventud justificaron que, ante el cambio de paradigma impuesto por la pandemia y la virtualidad, se generaron nuevas condiciones que deben ser debatidas con las autoridades educativas. Sostuvieron que el recurso es educativo y no socioeconómico, y pretenden orientarlo a mejorar el acceso a la conectividad de los alumnos.
Desde la Federación Universitaria de la Provincia de Buenos Aires (Fucpba) elevaron una nota al Concejo Deliberante para exponer su preocupación ante la falta de pago de las becas del programa Tandil Estudia.
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Dicho beneficio consiste en un estipendio de 500 pesos mensuales -que se cobran de abril a diciembre- contemplados en la partida presupuestaria de la Dirección de Juventud, y está destinado a jóvenes de la ciudad que tengan entre 12 y 30 años y se encuentren realizando estudios formales, ya sean secundarios, terciarios o universitarios.
La iniciativa fue creada en el 2012 como un sistema de becas monetarias que ha sumado también la entrega de kits escolares, guardapolvos, calzado, subsidios de fotocopias, becas individuales para formación en áreas no existentes en la oferta pública, subsidios a instituciones para alquiler de las casas estudiantiles en otras ciudades y de la Casa de Estudiantes Rurales. Este cúmulo de acciones insumen fondos por alrededor de cinco millones y medio de pesos. Pero los recursos orientados a las becas aún permanecen intactos en las arcas comunales.
En comunicación con El Eco de Tandil, la secretaria general de la Federación, Rocío Gil, explicó que estos subsidios acompañan económicamente las trayectorias de los estudiantes y consideró que “es doblemente grave la falta institucional de no otorgarlo en un año donde el panorama se ha recrudecido por la pandemia, y la continuidad pedagógica está amenazada por la emergencia de nuevas condiciones”.
Un programa que navega en la incertidumbre
Según indicó, a principio de año, el titular del área de Juventud municipal, Mariano Martina, informó que el monto para los alumnos del nivel secundario era de 500 pesos y que había 845 estudiantes seleccionados en ese segmento. Sin embargo, afirmó que p nunca obtuvieron precisiones sobre la remuneración que recibirían los alumnos del nivel superior, ni tampoco una nómina de beneficiarios de este sector.
“Para cada estudiante que se inscribió y fue seleccionado para el programa, contar con el dinero de las becas es crucial para su continuidad pedagógica. Significa una ayuda económica para sostener gastos en paquete de datos, dispositivos, alimentos o mismo alquileres. El formato virtual al que se ha volcado el sistema educativo en este contexto, pone aún más de relieve la necesidad de la presencia del Estado en todas sus jurisdicciones”, expresó la joven, y remarcó que sólo en los niveles obligatorios de la educación, Tandil cuenta con 3000 estudiantes que no tienen acceso a internet y son víctimas de la brecha digital.
Así, tras más de seis meses de incertidumbre en medio del aislamiento y la imposibilidad de retornar a las clases presenciales, Gil sostuvo que existe “una profunda necesidad de acompañamiento socioeconómico a nuestros estudiantes y nos encontramos con que hay un presupuesto designado a servicios de la juventud que no está siendo ejecutado. Hoy las necesidades son doblemente urgentes, los jóvenes necesitan comer y acceder a condiciones mínimas que les garanticen la continuidad pedagógica”.
Rediseño de criterios y alcances
Por otra parte, el director de Juventud, consultado por este medio, detalló que el último proceso de inscripción y entrevistas se realizó durante los meses de diciembre, enero y febrero, bajo criterios socioeconómicos. En marzo, con la llegada del Covid-19 al país y la declaración de la cuarentena, cambiaron todos los paradigmas y decidieron reevaluar y rediseñar los alcances de la propuesta.
“A raíz del cambio de contexto que se generó llegamos a la conclusión de que el proceso de evaluación realizado para el otorgamiento de los beneficios había quedado invalidado, ya que las situaciones relevadas a principios de año podrían haber cambiado significativamente. A su vez, y fundamentalmente el cambio a la modalidad de enseñanza ‘desde casa’, puso de relevancia otros factores que no habían sido tenidos en cuenta en dicho proceso, como la posibilidad de acceder a internet, la existencia y suficiencia de dispositivos tecnológicos en el hogar, entre otros”, describió Martina, quien también aludió a las dificultades que se suscitaron para obtener la documentación pertinente (certificado de alumno regular) para validar el alta al programa tras cerrarse las instituciones educativas.
Cuestión de conectividad
Frente a este cuadro, la dependencia municipal decidió postergar el proceso de alta de los beneficios económicos, con la finalidad de adaptar las prestaciones del programa para asistir de la mejor manera posible, según el rumbo que se tomara en la órbita educativa con respecto a una eventual vuelta a clases presenciales, o la continuidad de la modalidad virtual, entendiendo que ambos formatos de trayectos educativos requerían distintos abordajes. Además, expuso que el otorgamiento de becas a los estudiantes universitarios y terciarios, está supeditado a la asignación de la becas Progresar que concede la Anses, para no superponerse y considerar el universo de jóvenes que quedan afuera de esta prestación.
Así, el funcionario aseguró que dicha situación fue comunicada de manera individual a quienes habían quedado incluidos en la evaluación realizada en su momento y que se puso a disposición a partir de abril el centro de copiado de la Dirección de Juventud para la impresión del material didáctico, y el uso de los recursos informáticos y la conectividad disponibles en el Punto Digital.
“En ese sentido es que propusimos hace meses a las autoridades educativas generar instancias de intercambio de información y trabajo conjunto, con la finalidad de adaptar las prestaciones del programa a la nueva realidad educativa. No queremos volcar un recurso que tiene un destino educativo para cubrir otras necesidades que el Estado ya asiste”, consignó el funcionario.
En correlación, señaló que la problemática educativa es variada y que la mayor dificultad en el seguimiento de las trayectorias pasa porque los chicos se dispersan, no pueden seguir el ritmo de las clases virtuales o no tienen conectividad para hacerlo. Y aclaró que “la conexión a internet toma relevancia ahora en la evaluación y no se había tomado en cuenta. Queremos que nos informen los problemas que existen para redireccionar hacia ahí el recurso, que es educativo y no socioeconómico”.