Conocimiento e innovación
La espléndida sede de Globant desea contagiar prácticas de construcción sustentable en Tandil
Se erige como un ícono que va mucho más allá de la industria tecnológica. Su presencia y esencia son motivo de orgullo en esta localidad de 150 mil habitantes. En el marco de Flama, convocó a una charla para difundir las acciones tendientes a certificar como LEED Platinum, máxima categoría mundial para edificios sustentables. Uno de los objetivos es contagiar al sector de la construcción local y que sume medidas amigables con el entorno.
En Tandil, la cuadra de Pinto al 900 se ha transformado para siempre a partir de la construcción de Globant Iconic Building, el nombre elegido para la sede local del unicornio tecnológico que es líder mundial en la industria del software. Para la comunidad, orgullosa de su nuevo hito, se traduce en la materialización de un sector que viene aportando al crecimiento acelerado de la ciudad en las últimas dos décadas.
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La casa de Globant es espléndida. Vanguardista, pero cálida y convocante a la vez. La experiencia de permanecer un rato allí, en ese cubo metálico rodeado de terrazas donde dominan las transparencias con pinceladas de naturaleza, resulta sumamente placentera.
La ocasión para conocer este espacio increíble se dio en el marco de Flama, con la convocatoria a la charla “El camino hacia la construcción sustentable: Globant Iconic Building”, que se realizó el jueves por la mañana, con gran convocatoria. Ofició de anfitrión Mauricio Salvatierra, gerente del gigante tecnológico.
Allí quedó al desnudo la reacción espontánea de los asistentes -sobre todo de los más jóvenes-, a través de las expresiones de los estudiantes de sexto año del secundario del Colegio de la Sierra. En un break, al caminar la planta baja, se deslumbraron con la sala de ensayos insonorizada, envuelta en una piel de vidrio y equipada con instrumentos; livings confortables preparados para el intercambio y mesas que invitan a la distención a través de alguna partida de playstation. “Algunos ya quieren trabajar acá”, confió el profesor que los acompañaba.
Máximas exigencias
A distancia, el arquitecto Luciano Cappacioli, integrante del equipo que desarrolló el proyecto ganador del concurso nacional, dio detalles de la propuesta que tuvo como uno de sus principales desafíos generar un edificio eficiente que certificara LEED Patinum, la máxima categoría en sustentabilidad a nivel mundial.
“Es un edificio pensado para favorecer el encuentro”, precisó y definió que “el objetivo fue generar espacios de calidad en contacto con el exterior”.
“El edificio es simple y complejo a la vez”, planteó y consideró que se distingue “por mostrar cómo trabaja la gente de Globant. Un edificio que muestra lo que es. Vital, y que interactúa con la comunidad. Es así que nos parece interesante que pasar frente al edificio de Globant sea una experiencia de cómo es su funcionamiento, de ver cómo trabaja la gente de una manera diferente, que el edificio sea un objeto de deseo, que genere el deseo de trabajar ahí adentro. Un espacio fresco, alegre, comunitario y colaborativo, donde todos puedan estar comunicados entre sí”.
Optimizar los recursos
El arquitecto Cappacioli contó que una de las premisas fue diseñar un edificio sustentable tanto en la construcción y en la optimización de los recursos, como así también en la distribución del espacio de trabajo.
“Estamos muy conformes con el proceso realizado ya que en el proyecto final, la obra de arquitectura se mantuvo intacta a pesar de haberse sometido al aporte de muchos especialistas, ingenieros y demás”, celebró.
En cuanto al proyecto, incorporaron parasoles para que los rayos del sol nunca tomen contacto con los cristales, entonces el calor y la energía se controlan desde el exterior. En paralelo, les permitió trabajar con vidrios comunes, transparentes, que permiten ver el interior.
Más allá del ahorro energético, “en forma activa pensamos en un sistema de paneles fotovoltaicos para generar electricidad, que era algo que ya había llegado a la Argentina, y ya se hablaba de los medidores de ida y vuelta y ya había un avance en ese sentido”.
En relación al agua, incorporaron un sistema de recolección de la lluvia que pudiera ser usado para los sanitarios y el riego, respecto al aire, trabajaron las ventilaciones e incorporaron un sistema súper eficiente de aire acondicionado.
Por otra parte, el proyecto incluyó altas dosis de espacios verdes en las distintas plantas, lo que permite trabajar en relación con la naturaleza, aportando a la oxigenación.
En tanto, se incorporaron tachos para la separación en origen de los residuos que generen los usuarios de este ícono urbano.
“Todas estas decisiones llevaban a certificar LEED Platinum, que sigue siendo la certificación más exigente. Es un edificio que tiene un ahorro energético del 30 por ciento”, concluyó.
En cuanto a los materiales, el profesional manifestó que “somos un país cementero a full, hacemos todo con hormigón, y había muy poco en Argentina de edificios metálicos. Nosotros desde el vamos decidimos proponer un edificio metálico, quizás por un tema más tecnológico, de rapidez en su ejecución, que sea más un rompecabezas armado en un taller, vienen las piezas y se montan. Por eso pensamos un edificio súper sencillo desde la forma. Creo que a nivel espacio, como construcción, la forma cúbica era la más correcta”.
En obra
En el segundo tramo de la charla, el ingeniero civil Luis Garro, integrante del equipo que dirigió la obra, compartió detalles interesantes del proceso constructivo. Remarcó el doble desafío de materializar un diseño particular, un edificio icónico, con estándares particulares. “No había muchos antecedentes en el país, menos en la ciudad”, advirtió.
“LEED define estándares para certificar a edificios sustentables, y Globant está próximo a conseguir la categoría Platinum. En resumen, construir un edificio sustentable se trata de adoptar una serie de medidas y acciones que reduzcan el impacto en el medio donde se ejecuta”, señaló.
Y reparó en que “hay un montón de pequeñas acciones que en todas las obras se pueden aplicar, que tienen que ver con que nosotros, que fuimos la primera experiencia respecto de LEED, difundamos y contemos lo que se hizo para que el día de mañana se amplifique, se aplique, sin necesidad de que venga un organismo internacional a certificarlo”.
En esa línea, apostó a que comience a crecer la consciencia y la sustentabilidad en las obras, “como una industria que genera un gran impacto en el medioambiente, sobre todo de las urbanizaciones que son las que habitamos diariamente”.
Más allá de las características incluidas en el diseño, como los paneles fotovoltaicos y la recolección del agua de lluvia, en la obra se tomaron medidas para atenuar el impacto, por ejemplo, a los vecinos. En esa línea, enumeró que se controló la suspensión de polvo durante la excavación, se colocaron burletes, filtros en los desagües pluviales para el lavado de los camiones de materiales, evitaron el contacto de los acopios con el suelo para que no se contamine, entre otras acciones.
Como otra particularidad, indicó que toda la pintura que se usó fue de base acuosa, evitaron los solventes, y trataron los residuos antes del vertido de los líquidos a disposición final.
Además, gestionaron los residuos con diversas estrategias y dispusieron de un equipo de personas encargadas de la tarea de separar debido al gran volumen. “Tuvimos la suerte de estar a la vuelta del Punto Limpio”, resaltó.
El ingeniero Garro, al hablar de los proveedores, contó como ejemplo que para la kilométrica escalera revestida en roble que domina el edificio, adquirieron el material a una firma que certificó la trazabilidad de los árboles y la plantación de nuevos por cada uno de los que se taló. Es decir que está comprobada la procedencia del recurso natural y existen garantías sobre su futura reposición como requisito para su uso en este ícono sustentable.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)