Salud
La donación de órganos, "un acto grande y generoso"
Gabriela Sewalt es licenciada en enfermería, encargada del servicio de atención domiciliaria para personas sin obra social y también, coordinadora hospitalaria en procuración y trasplante.
Por Thomas Aberastegui (*)
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Gabriela Sewalt se formó en el programa Becarios del Incucai que se está haciendo desde 2018 en Buenos Aires. El Incucai es el ente nacional que regula la donación y trasplante en el país. Cada provincia tiene una sede y la de Buenos Aires es Cucaiba.
Después de la promulgación de la Ley Justina, en 2018, una de las propuestas que se llevó a cabo es que en todos los hospitales del país haya gente formada y preparada para procurar donantes, para detectarlos.
-¿Cuándo arrancaste a trabajar en el Hospital Santamarina?
-En 2006. Yo soy licenciada en enfermería, estoy en la parte de atención domiciliaria para personas sin obra social, pero hago las dos cosas en paralelo, sigo trabajando en mi querido Hospital.
-¿Cuándo empezaste con el tema de trasplante de órganos y tejidos?
-Yo me recibí en pandemia, pero hasta que no hubo alguien más conmigo, no arrancamos. La promoción de este tema es difícil porque muchos no te escuchan o no entienden. La donación es lo más importante porque podés salvar vidas. Ahora somos dos y un grupito más, arrancamos en 2021 con todo tipo de donación.
Los procedimientos
-¿Cómo inicia el proceso?
-Primero dividimos en donante de tejidos, que es el más común, y multiorgánico. El primero es, por ejemplo, un paciente que falleció en una sala del hospital que puede donar tejidos hasta los 70 años. En este caso, van a ser solamente córneas. Nosotros antes de empezar con el proceso, averiguamos si la persona está registrada como donante. Si la persona estaba registrada y no quería donar, respetamos la decisión y no podemos hacer nada. Si quería donar, es donante y si no hay nada anotado, es considerado donante presunto. Esto cambió con la Ley Justina, que dice que toda persona mayor de 18 años considerada capaz, es donante presunto, salvo que deje escrito lo contrario. Y lo que se hace, es explicarle a la familia e informarle, no se le pide más permiso. Antes la familia terminaba decidiendo igual, aunque la persona hubiera dicho que quería donar.
Hay algunas cuestiones que no se pueden llevar a cabo por edad o por cómo están los ojos, pero por lo general se hace la ablación, que significa sacar el órgano, en este caso son las córneas. Se hace en la cama donde falleció la persona, es un procedimiento rápido, se mandan las córneas empaquetadas en una cajita y desde el Municipio sale un auto o una ambulancia a La Plata.
-¿Y a partir de ahí?
-En La Plata entran en el Banco de Córneas, y ahí se van estudiando y se buscan las personas que están en lista de espera con más gravedad.
-¿Y cuándo es multiorgánico?
-Para que un donante sea multiorgánico tiene que entrar primero con una injuria o problema a nivel cerebral. Puede ser un ACV, un trauma de cráneo. La persona entra con un estado de conciencia ‘x’ que se evalúa en guardia en una tabla que nosotros llamamos Glasgow, que es para medir el nivel de conciencia de la persona que entró. Si la persona no está con un buen grado de conciencia, se decide intubarla, se la seda para que esté dormida y se la manda a una terapia intensiva, esa persona puede avanzar al alta. Si lamentablemente hace un paro cardiorrespiratorio mientras está entubada y su corazón se para, ya no es donante.
-¿Por qué?
-Necesitamos que esos órganos, una vez que se diagnostica la muerte del paciente, sigan oxigenados e irrigados. El corazón tiene que seguir latiendo mecánicamente para que la sangre llegue a todos los órganos. Con ese diagnóstico de muerte firmada por el médico de terapia intensiva y un neurólogo, empezamos el operativo de donación. Si la persona es mayor de edad, le informamos a la familia que es un buen donante y si es menor, le pedimos a la familia consentimiento. Cuando está todo armado, lo que se hace es empezar a trabajar con nuestra base provincial de Cucaiba, mandando muestra de sangre, estudios y demás.
-¿La lista de espera es muy larga?
-En la Provincia de Buenos Aires hay más de 3 mil personas esperando una cornea para volver a ver.
-¿Qué hacen en La Plata?
-En La Plata se concentra todo. Con los datos que yo mando (los laboratorios, las muestras de sangre) ven cómo están los órganos que puede donar la persona fallecida, entonces los ofrecen a diferentes hospitales del país donde hay listas de espera con más emergencia. Cuando están todos los órganos ofrecidos, se pone en marcha la logística de traslado, viajan los aviones sanitarios, al Aeroclub o a la Base Aérea y, cuando están todos los equipos de cada órgano, se sube el donante a quirófano. Cada equipo va ablacionando el órgano que tiene que llevar, por orden de importancia y de menos tiempo fuera del cuerpo. Tenemos tres o cuatro horas para que esté fuera del cuerpo y se pueda trasplantar. Es un trabajo muy finito y la distribución la hace la gente de La Plata.
Posibilidades
-¿Que órganos se pueden donar?
-Corazón, pulmones, riñones, hígado, corneas y, en otras oportunidades, páncreas, pero no es lo más común. Antes se sacaba el intestino también. Se pueden donar huesos, piel (tejido), pero no se está haciendo ahora.
-¿Qué personas no pueden donar?
-Los mayores de 70 años no pueden donar tejidos. Los niños tienen que pesar veinte kilos o más para ser donantes. Las personas con alguna enfermedad de sistema circulatorio o neurodegenerativa que afecte directamente a los órganos, no pueden. No todas las personas son donantes y no es tan fácil hacerlo.
-¿Por qué?
-Por ejemplo, una persona que cayó en la vía pública no es donante. Primero tenés que saber por qué murió. Para ser multiorgánico, tiene que estar internado, entubado, es muy complejo. Lo que están planteando ahora en algunos partidos políticos no se podría dar, el tráfico no existe. Para trasladar un órgano es terrible el operativo que se hace, el tiempo que tenés afuera, cómo lo mantenés.
-¿Qué aspectos sociales hay que trabajar?
-Con las creencias erróneas de las personas, con los mitos e informaciones que no son reales. Hay gente que, por motivos de religión, no quiere donar, es muy difícil trabajar con esas cuestiones. Lo ideal sería que esa persona se anote como no donante para ahorrar un montón de problemas. También pasa mucho que nos dicen ‘lo dejaste morir para sacarle los órganos’, entonces toca sentarse a hablar y explicar. Hay falta de información del tema, en las escuelas no nos hablan de esto.
Para conocer
-¿Cómo es el proceso para declararse donante?
-Todas las personas pueden entrar a la aplicación de Mi Argentina o a la página del Incucai. Buscas el botón que dice ‘expresar voluntad hacia la donación’, entrás ahí y te registrás que sí, o que no. Lo importante es decirlo en casa, decirle a tu familia ‘yo voy a donar’, porque sigue existiendo esa idea de que la familia decide y la realidad es que no decide más si sos mayor. Cuando vas a renovar el carnet te preguntan si sos donante o no, pero lo ideal es dejar la decisión por escrito.
-¿Qué más hay que saber?
-Que donar es gratis, es un acto solidario, nadie va a recibir plata ni el donante, ni la familia. De lo que le pase a la persona que se trasplanta antes del trasplante, durante o después (porque tiene que tener unos cuidados especiales), se hace cargo el Incucai, no tienen que pagar nada y si tuviera obra social, tiene la obligación legal de cubrir todo al cien. Es el acto de amor más grande que puede hacer una persona por otra.
-Si sale mal el trasplante, ¿qué pasa?
-La persona vuelve a su calidad de vida anterior y puede volver a estar en una lista de espera. Para recibir el trasplante tenés que estar perfecto, no podés tener fiebre, tos, nada. Porque cuando te ponen el órgano, te van a inmunosuprimir para que vos no tengas defensas y lo aceptes. Después, de a poquito, se van implementando las defensas, es un proceso muy interesante.
-En Tandil, ¿cuántos trasplantes se realizan aproximadamente por año?
-Desde 2021 llevamos seis operativos multiorgánicos, de los cuales cinco fueron reales y uno no llegó a darse por problemas legales y llevamos más de treinta de córneas. Estamos muy bien a nivel provincial.
Impacto personal
-¿Qué sentís cuando sabés que una persona vive gracias al trasplante?
-Mi primer operativo fue en la Clínica Chacabuco que no es mi lugar de trabajo, aunque me ayudaron un montón. Se armó el operativo a las 5 de la mañana con la policía adelante, las ambulancias atrás. Y yo decía ‘salió todo mal’. Al otro día me despierto y me llega un mensaje que decía: ‘El hígado fue para una nena de 14 años en el Garrahan’ y lloré, se me caía el lagrimón, es impresionante, no se puede explicar lo que se siente. Cada vez que hay un operativo, estoy cuarenta horas adentro del Hospital. Nosotros tenemos que entender que somos seres orgánicos, más allá de la religión, hay algunas que dicen que en tu próxima vida vas a tener problemas en el órgano que donaste, por ejemplo, pero la verdad es que nos vamos de la tierra y ya está. Igual está cambiando mucho el pensamiento y la ley ayudó un montón. Una pena, yo a Justina la nombro en todos lados porque fue re triste la historia de ella.
-¿Tu trabajo te suele afectar en tu vida personal?
-El día que no me afecte de alguna manera, cambio de trabajo. A mí me gusta mucho lo que hago y tomo este trabajo desde la mirada de enfermería también. Hay una cuestión social con enfermería que dice que los enfermeros solamente servimos para hacer una sola cosa o dos y la realidad es que no, yo acá trabajo con médicas, médicos y lo hacemos todos por igual. Esto es un gran equipo, es una manera de reivindicar también la profesión. Me encanta sentarme con la gente, esperar, llorar con ella, poner el hombro. Cada vida para mí es importante. También hay que saber que esa familia está esperando que vos le des el cuerpo de su fallecido para velarlo, enterrarlo y, a veces, esperan horas, días. Esto hay que agradecerlo porque es un acto tan grande y generoso, es como trascender después de la muerte, le salvaste la vida a alguien y eso es muy importante.
(*) Esta nota forma parte de la serie de entrevistas realizadas bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Practica Profesional I en la carrera de Comunicación Social Para el Desarrollo Local para el ISFDyT 10, cada uno de los cuales eligió un entrevistado.