La Diócesis de Azul convocó a participar de jornadas de oración por la vida naciente
En el marco del debate legislativo por la despenalización del aborto. El obispo Salaberry consideró que no es momento para tratar un tema que divide aún más a los argentinos.
Con motivo de la convocatoria realizada por la Conferencia Episcopal Argentina de “llevar adelante una serie de gestos en orden a promover la oración por la vida no nacida, en el contexto del debate legislativo sobre la legalización del aborto”, el obispo de Azul, monseñor Hugo Manuel Salaberry S.J., convocó a la comunidad a participar de una serie de actividades.
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Hoy, domingo 27 de diciembre se celebra la Fiesta de la Sagrada Familia y en todas las misas se ofrecerán para pedir a Dios por la vida naciente.
Mañana, lunes 28 de diciembre será la Fiesta de los mártires Santos Inocentes, con jornada de ayuno y adoración eucarística.
El comunicado
Por otra parte, monseñor Hugo Salaberry emitió un mensaje dirigido a la comunidad religiosa, en torno a este debate que mantiene a la sociedad dividida y frente al que los integrantes de la Iglesia se han mantenido activos, con movilizaciones y expresiones en contra del proyecto de ley.
En el texto, titulado “una ley inicua”, expresa que: “Se discute una ley en la que uno de los argumentos es que beneficiaría a los más pobres. Como la mayoría está sin trabajo estable y digno, sin vivienda, una educación que tambalea y la salud mediocre, por eso recibirían el ‘beneficio’ del aborto gratuito y seguro. La única riqueza de los pobres (mis amigos y hermanos) son los hijos y ahora quieren matárselos: eso sí, todo legalmente. Y gratis. ¡Pobres los pobres, en qué manos han caído! Por eso: una ley inicua.
El debate
Se debate hacer legal y lícito un crimen. Además -dicho desde la trinchera y con poca elegancia- con esa sensación cada vez más fuerte de estar frente a un debate que es una parodia, y no por la gente que debatió y expuso sus razones. Tal vez porque haya decisiones definidas hace ya mucho tiempo, de las que nosotros no participamos, ahondando cada vez más una división que hace que los argentinos nos miremos con desconfianza creciente.
¿Les parece que es éste el tiempo y el momento de más divisiones en la familia argentina debatiendo el tema del aborto con todas las otras cosas pendientes: salud, educación, viviendas, trabajo?
¿Puede creerse lo que algunos dicen que no es un bien para ellos sino para los pobres que no tienen a quién acudir? ¿Se pueden afirmar tan livianamente ciertas cosas? ¿No son parte de nuestra familia (de mi familia) argentina todos estos hermanos que no la están pasando bien?
Y un crimen concretado sin ofensa de la víctima, un inocente e indefenso niño cuya única falta fue ser engendrado. Condenado por querer nacer y vivir fuera del momento que ‘tendría que ser’.
Los elegidos para defender a los más pobres, votando por una ley por la que se condena a esos mismos pobres a la miseria y al descarte consentido y aprobado.
Se han cerrado los ojos para no ver lo que la venida de un niño o una niña significa en una familia o en el ámbito social. La felicidad de una familia que recibe en su seno, un hijo, un nieto, un sobrino o un ahijado.
Qué mal andaremos los argentinos si estamos dispuestos a cambiar la ternura, los deseos de amar y la profunda humanidad que trae consigo una vida incipiente, ya desde el seno de su madre, por la sola ‘urgencia’ de evitar incomodidades, molestias y lo más denigrante, perder un negocio que garantiza pingües ganancias.
Un niño por nacer, un hijo, un nieto, siempre será una bendición, aunque no venga en las condiciones que uno hubiera querido”.