Abuso sexual
La desgarradora historia de la extenista abusada por Pérez Roldán
González Saavedra lo denunció por abuso sexual con acceso carnal.
La extenista Gabriela González Saavedra, quien recientemente denunció al entrenador Raúl Pérez Roldán por abuso sexual con acceso carnal ante el fiscal federal Santiago Eyherabide en una presentación hecha en la sede judicial de Azul, contó el infierno que vivió entre los 11 y los 16 años, cuando tuvo como instructor al tandilense.
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Con su presentación, el fiscal Eyherabide continúa sumando fojas en el expediente que sigue sumando fojas.
En diálogo con el medio Infobae, González Saavedra, de 54 años, reveló que el primer viaje lo hizo cuando tenía 11 años, luego de que quedara seleccionada para representar a la Argentina en el Mundial de Venezuela, en el torneo Rolex de Nueva York y en el Orange Ball.
El equipo había viajado a la competencia con Pérez Roldán como delegado y cuidador, ya que la Asociación de Tenis así lo había dispuesto.
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“A él todo le molestaba y siempre pensé que era algo conmigo. Creo que necesitaba doblegarme. Después vino mi primer viaje a Europa. Él había conformado dos grupos: en uno viajaban Mariana Pérez Roldán, Guillermo Pérez Roldán, Franco Davin y Patricia Tarabini; y en el otro estaba yo con otro entrenador que era de su staff. Cuando él no estaba yo era feliz. Pero se fue poniendo más complicado”, recordó.
En aquel entonces, contó, “tenía una estructura de cuerpo muy linda” y los chicos la iban a ver jugar, hecho que molestaba al entrenador serrano.
“Me decía ‘parecés una putita. Los pibes vienen y te silban porque eso es una puta. Está con el culo al aire, con las tetas al aire…”, narró de aquella aberrante etapa.
Su nivel había hecho que un representante de una empresa de vestimenta la quisiera auspiciar, pero su alegría y emoción se desvanecieron ante la postura de Pérez Roldán.
“’Vos no tenés nada, vos no sos nada’, me dijo y le respondí: ‘Pero si yo lo escuché’. Y me contestó: ‘Él porque te quiere coger’, pero le remarqué que era una nena. Después fuimos al hotel y me empezó a tocar los senos… ‘Una nena no tiene estas tetas’. Y me agarraba los cachetes de la cola. ‘No tiene este culo’. Me apretaba tan fuerte los senos que me han quedado moretoneados. Y yo le decía ‘me estás lastimando, ¿qué te hice?’. ‘No se pueden ganar contratos por ser puta’. Y yo no entendía ni siquiera lo que era ser puta. La verdad. Yo era una nena”, relató
Su infierno no finalizó en ese viaje. Se prolongó en el tiempo e, incluso, empeoró: “Un día me acuerdo de estar entrenando y había cinco o seis italianos aplaudiéndome, diciéndome cosas.. Me metió en el vestuario, me apretó los pechos, los pezones. ‘¿Esto querés que te hagan? ¿Tan puta sos que querés que te hagan esto? ¿Qué querés? ¿Tocar esto? Y sacó su miembro. Yo ya no podía más…”.
Volvió a su Buenos Aires natal y su vida ya nunca fue la misma. Dejó el tenis para siempre y nunca le contó a su familia la verdadera razón ni lo que había ocurrido.
“Me dediqué a engordar, a llorar y a dejar de jugar... Nunca más toqué una raqueta más”, completó.