Iglesia
La comunidad del Carmen reiteró su reclamo ante el Obispo por los sacerdotes removidos hace 5 años
Los religiosos de origen indio, llamados "sanadores", se retiraron intempestivamente de la parroquia a fines de 2017 y nunca se esclareció el motivo. Los feligreses siguen exigiendo repuestas al Obispado por este hecho.
Aunque pasaron cinco años, la comunidad de feligreses de la Parroquia del Carmen no olvidó a los sacerdotes Thomas Ayankudy y Joy Kochupurackal, de origen indio, que regresaron a su país natal inopinadamente y en ese entonces el obispo Hugo Salaberry quedó en el ojo del huracán.
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Con el título "La comunidad herida del Carmen sigue esperando", enviaron una carta –que hicieron pública- a la Diócesis de Azul que apunta contra la máxima figura del clero pidiéndole que "hable con la verdad, pero hable" ya que "la comunidad ya ha sufrido mucho".
Según trascendió en su momento, las cualidades “sanadoras” adjudicadas a los sacerdotes fueron el real motivo de su traslado, bajo “falsas” sospechas de acoso.
De este modo, los fieles en cuestión retomaron lo sucedido en 2017, que derivó en la remoción de los religiosos mencionados en medio de un situación que generó suspicacias y fricciones. En tal sentido, señalaron que la parroquia “sigue esperando que el señor Obispo dé la explicación que le corresponde a la denuncia que él patrocinó en el fuero penal local y también en el canónico, en la Santa Sede, a través de otro sacerdote, y que nunca prosperó, porque obviamente no hubo pruebas, al tratarse de una vil calumnia: una mentira de la bestia en boca humana”.
El hecho
A fines de 2017, la repentina e inesperada salida de los padres Thomas y Joy se dio horas después de una reunión del primero de los nombrados con Salaberry, en Azul. Esa conversación, cuyo contenido jamás trascendió.
Tras ese encuentro, Ayankudy y Kochupurackal regresaron de inmediato a la India, sin anunciar su decisión a los fieles con los que mayor cercanía habían cultivado en los más de 4 años que pasaron en la ciudad.
Cuando se fueron muchos de sus feligreses se movilizaron y reunieron más de dos mil firmas avalando un petitorio dirigido a Salaberry y al superior de la Orden de los Carmelitas Descalzas, el padre Daniel Meurzet. Ese petitorio y sus adhesiones llegaron al Obispado, que convocó a un grupo de fieles para dialogar sobre el tema, pero no hubo respuestas ni definiciones.
Vale recordar también que tras la salida de los sacerdotes, Monseñor Salaberry había presentado ante la Congregación para la Doctrina de la Fe una denuncia por “Abandono de parroquia” contra los curas indios.
Defender la inocencia
Asimismo, en la nueva misiva, los feligreses expresaron que “el señor Obispo mantiene de rehén a toda la comunidad, porque les niega el derecho a conocer la verdad. La verdad que todos conocían de antemano, porque todos sabían y veían qué y cómo eran sus queridos sacerdotes P. Thomas y P. Joy, y la gracia de Dios, que se hizo siempre presente durante el tiempo que estuvieron, no podía equivocarse”.
Además, acusaron a Salaberry de no interesarles los fieles laicos ni tampoco los sacerdotes que “como islas formando un archipiélago, permanecen solos, divididos entre sí, haciendo cada uno lo que le parece”.
Por último refirieron que, pese al paso del tiempo, como comunidad creada en torno la vida parroquial no olvidaron el asunto, en tanto que remarcaron que “aunque el señor Obispo crea que dejando pasar el tiempo y llenando de actividades diarias la parroquia, como si fuera una ONG crea que todo pasará, no es así" y sostuvieron que "todo lo recibido del Señor, en P. Thomas y P. Joy, la comunidad lo recuerda y agradece ayer, hoy y siempre. Y la forma de agradecer a Dios, por los santos sacerdotes que tuvieron, fue defenderlos del mal, sabiendo siempre de su inocencia”.