DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER
La Comisaría de la Mujer trabaja desde hace 10 años para contener a las víctimas y lograr que se denuncien los hechos violentos
La dependencia policial especializada trabaja sin pausa para asistir y proteger a la víctimas de violencia de género, en articulación con diferentes organismos gubernamentales y sociales. En el marco de otra fecha que pone de relieve la vulneración de los derechos de las mujeres, se avanzó en torno a la problemática, pero aún queda mucho por hacer para desterrar los resabios de una cultura patriarcal que aún hace sentir el rigor de sus privilegios.
En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemoró ayer, El Eco de Tandil se acercó a conversar con las titulares de la Comisaría de la Mujer, sita en Alem 1073, que desde hace 10 años opera en la ciudad para contener a las víctimas de violencia de género.
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María Victoria Arozamena, subcomisario a cargo de la dependencia, y María Laura Atela, oficial inspector, segunda al mando, relataron los pormenores de su trabajo cotidiano y las vicisitudes que surgen en una labor tan delicada y comprometida.
Tender redes
Uno de los puntos fuertes de los que se valen es el trabajo articulado con diversas instituciones y el Municipio, para tejer una red de asistencia y contención para aquellas mujeres que llegan buscando una respuesta a tanto miedo y dolor.
“Se les brinda protección y asistencia hasta tanto la situación se resuelva. Se trabaja muy bien con los demás actores, por ejemplo el personal de la Casa de Abrigo Martha Pelloni. Cuando una víctima no tiene a donde ir ingresa a ese refugio”, contó Atela, quien hizo alusión a esas mujeres que llegan a la Comisaría como quien llega a una sala de urgencias para una intervención rápida y precisa. Para estos casos de emergencia, en la sede tienen un ropero, juguetes y plaza de juegos para uso de los pequeños que muchas veces llegan acompañando a sus madres en la huida de los hogares.
“Se le brinda asistencia de todo tipo para seguir adelante con la denuncia y con su vida. Hay que buscar todas las garantías para que estén protegidas ellas y sus hijos. No es que vienen, hacen la denuncia y se soluciona el problema, hay que seguir adelante y además transitar por un montón de lugares para resolver la situación”, prosiguió.
El acompañamiento es fundamental en estos casos, por eso el equipo interdisciplinario y las entidades que articulan con la dependencia policial especializada prestan un servicio importante para guiar a la víctima en todo el camino a seguir para lograr un cambio de vida.
Todo a pulmón
La Comisaría de la Mujer depende del Ministerio de Seguridad de la Provincia y cuenta con una planta de 16 personas.
“Se trabaja bien con los pocos recursos que hay. No tenemos personal para ponernos a hacer detenciones, pero este año hubo ocho detenciones por abuso efectuadas por la DDI a partir de denuncias radicadas acá”, informaron.
Una de las áreas en la que tratan de hacer mayor hincapié, es en la promoción y difusión de la Comisaría, con el fin de instalar el trabajo de la dependencia en la sociedad. Las actividades son realizadas a pulmón y por iniciativa propia, inclusive fuera del horario laboral, porque no se puede descuidar ningún ámbito.
“Hacemos difusión y actividades sociales para marcar la presencia de la Comisaría en la ciudad. ¿Hasta dónde llegamos? ¿Hasta dónde está presente en la sociedad? También trabajamos con los chicos, que sepan que estamos para ellos”, expuso Atela.
Para Victoria Arozamena, debe fortalecerse el vínculo entre el oficial de policía y las personas, sobre todo en los niños, para que no los vean como una figura de castigo o corrupta, sino como alguien que los puede ayudar ante un problema.
Otra de las aristas a las que apuntan es a la prevención y concientización en jardines de infantes, escuelas y espacios públicos, para tener el mayor alcance posible en diferentes sectores sociales.
Capacitación permanente
El martes, en la sede del Centro de Martilleros de la localidad, se llevó a cabo una jornada de capacitación en políticas de género dictada por la superintendente de Políticas de Género bonaerense, la comisario general Liliana Pineda. Del encuentro participaron 12 Comisarías de la Mujer de la región, dependientes del departamento de Azul.
La iniciativa fue extensiva a los miembros de la policía descentralizada, que corresponden a todas las comisarías; local, rural, caballería y diversas jurisdicciones.
El personal de la Comisaría de la Mujer no acude al lugar del hecho cuando se recibe un llamado alertando por algún hecho violento o incumplimiento de medidas, en ese momento interviene la sede policial correspondiente por jurisdicción y ejecutan las primeras actuaciones.
La mencionada capacitación estuvo destinada a los efectivos de las fuerzas de seguridad que van a la primera intervención, para saber cómo tratar a la víctima, cómo intervenir en la primera oportunidad, cómo invitarla a hacer la denuncia e informarle lo que sea necesario.
“Te tiene que gustar mucho la temática, más allá del uniforme esto no es sólo policial y judicial, hay que poner el alma y saber tratar a la gente”, defendió Laura el trabajo elegido para su vida.
“Hay capacitaciones todo el año, está el equipo capacitador de la Superintendencia de Políticas de Género, que dependen del Ministerio de Seguridad de la Provincia y ponen énfasis en el perfeccionamiento de los agentes policiales. La superintendente recorre toda la provincia capacitando al personal de todas las fuerzas”, explicó Victoria.
Salir del círculo de violencia
Desde su perspectiva y experiencia, una de las líneas imprescindibles para que las mujeres que se encuentran violentadas y vulneradas puedan romper el círculo de violencia, reside en lograr mayor autonomía y empoderamiento, “que pueden vencer la violencia económica y patrimonial que las sujeta, que sepan pedir ayuda”.
La Ley Provincial 12569 de Violencia Familiar, normatiza que se puede tomar una denuncia sin delito. “A los efectos de la aplicación de la presente ley se entenderá por toda acción, omisión, abuso, que afecte la integridad física, psíquica, moral, sexual y/o la libertad de una persona en el ámbito del grupo familiar, aunque no configure delito”, indica el artículo 1º de la legislación.
“Una vez radicada las denuncia, el juez interviniente puede indicar medidas para prevenir que quizás no fueron solicitadas por la víctima, pero entiende que son necesarias para protegerla”, indicaron las responsables de la Comisaría local, que ponen a funcionar todos los engranajes de los que disponen para asistir a cada una de las mujeres que llegan al edificio soltando un grito de ayuda reprimido hasta entonces.
Quien sufra una situación de violencia de género puede llamar de manera gratuita a la línea 144 para recibir la orientación necesaria. También acercarse a las instalaciones de la Comisaría de la Mujer, en Alem 1073. Funcionan durante las 24 horas, los 365 días del año.
El miedo que devora
Las cifras son alarmantes. En los últimos diez meses, se registraron 260 femicidios en el país, y el 93 por ciento de los casos fueron cometidos por personas del círculo íntimo de la víctima, según datos del Registro Nacional de Femicidios del Observatorio del Colectivo MuMaLá (Mujeres de la Matria Latinoamericana).
Del total de casos relevados en los medios gráficos y digitales, Mumalá señaló que 191 correspondieron a femicidios de mujeres, mientras que hubo 21 femicidios vinculados de mujeres, hombres, niñas y niños, y cuatro de personas trans, es decir travesticidios.
Del informe se desprende que el 22 por ciento de las mujeres que fueron asesinadas entre el 1 de enero de este año y el pasado 10 de noviembre, habían realizado denuncias y el 12,5 por ciento tenía alguna medida judicial de protección por ese motivo.
Laura Atela, que lleva trabajando con la problemática de género desde septiembre de 2007 -antes de que se creara la Comisaría de la Mujer-, recordó que, hasta la fecha, en Tandil se registró un solo caso de una chica que hizo una denuncia y la mataron a los 15 días. El triste hecho se trata del femicidio de Verónica Pérez, quien fue apuñalada en la mañana del 11 de enero de 2009 en su casa por su expareja, Leonardo Nahuel Bilbao. Ella había radicado una denuncia en la sede policial de la calle Alem, cuando él la echó de la casa y se quedó con la niña. En esas circunstancias, según la pesquisa, Bilbao agarró un cuchillo de la cocina y apuñaló en el abdomen a Pérez, quien cayó al suelo herida. La mujer fue trasladada al Hospital Ramón Santamarina en ambulancia, mientras que Bilbao se entregó en la seccional de la zona. Pero como Pérez estaba herida, el hombre fue dejado en libertad, hasta que a las pocas horas Verónica murió y el acusado fue detenido por homicidio. Lo condenaron a 11 años y medio de prisión.
Es muy recurrente que las víctimas no se atrevan a denunciar un hecho violento o reiteradas situaciones lesivas de su integridad y la de sus hijos por parte de las parejas. “Pasa mucho que no se acercan por falta de información o situaciones de vulnerabilidad. Faltan leyes que presionen un poquito más”, señaló la oficial.
“Nuestro accionar escapa en cuanto a los imputados, asistimos a la víctima, tenemos la atención policial y el equipo interdisciplinario que hace la contención disponibles. Después de la denuncia el equipo conformado por abogadas, trabajadoras sociales y psicólogas hace un seguimiento del caso”, refirió Arozamena. Todos los casos que se atienden son distintos y la singularidad de cada uno requiere una especificidad en su tratamiento.
Por miedo, naturalización del maltrato o dependencia económica, entre múltiples factores, las mujeres no denuncian las agresiones recibidas. Además, el ejercicio de la violencia patrimonial y económica es harto común. “Temen no tener más ingresos y quedan inmersas en el círculo de violencia”, explicaron las mujeres policías.
En Tandil, así como en todos los distritos, sucede que existen ciertos sectores que no denuncian la violencia de esta índole, aunque absolutamente todas las capas de la sociedad son atravesadas por la temática. La mayoría de quienes se acercan a pedir ayuda provienen de las clases medias y bajas, porque en otros estratos tal vez opere el prejuicio u otras formas de coerción que hace más difícil que lleguen a formalizar una acción judicial de este tenor.