La Biblioteca Rivadavia impulsa una campaña de socios para fortalecer su estructura
El centenario espacio céntrico, que supo tener 10 mil asociados, hoy apenas cuenta con una nómina de casi 700 socios activos que ayudan a mantener el lugar a través de una cuota mensual. La restricción y dilación de los subsidios estatales generan dificultades en el sostenimiento y se trata de generar otro tipo de recursos para la subsistencia. Con la resignificación del objeto libro y el acceso a fuentes digitales de consulta, la biblioteca se aggiorna para adaptarse a los nuevos tiempos y seguir convocando lectores.
Las bibliotecas han sufrido durante los últimos años el embate de los avances tecnológicos que posibilitan un acceso a la información y a la lectura mucho más inmediato a través de los dispositivos electrónicos. No obstante, han sabido reconvertirse y dar un golpe de timón para garantizar su supervivencia y resignificarse como espacios culturales y sociales.
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De las 16 bibliotecas populares tandilenses, cinco están bajo la órbita de la Conabip (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares) y padecen, además, los avatares coyunturales producidos por el incremento de las tarifas de servicios y la quita o reducción de subsidios, esenciales para garantizar su subsistencia.
Manina García, miembro de la comisión directiva de la Biblioteca Rivadavia, fundada en 1908 y con sede en San Martín 516, dio cuenta de ese estado de situación y, en diálogo con El Eco Multimedios, aseguró que “el desafío es enfrentar el cambio de soporte, el espacio siempre funciona con la idea de compartir, debatir, leer, estudiar, hacer los deberes, porque la gente sigue viniendo, pero el sostenimiento es un desafío, lleva dinero y tiempo”.
El prestigioso escritor Jorge Luis Borges, bibliotecario él mismo durante años, escribió en uno de sus relatos más conocidos: “Quizá me engañen la vejez y el temor, pero sospecho que la especie humana -la única- está por extinguirse y que la biblioteca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta”. Así, capturó la esencia de estos espacios que, en su carácter popular, fueron concebidos para democratizar el acceso a la cultura y fomentar el uso de los textos que descansan en los innumerables estantes que custodian una biblioteca, en cada calle, en cada ciudad.
La función social de las bibliotecas
Para no quedarse atrás en la carrera multimedial, desde la institución incorporaron varias computadoras disponibles para consulta y navegación, pero apuntan a sostener su principal capital que son los libros y la posibilidad de que el lector se acerque a consultarlos.
“La gente grande tiene el hábito de venir a la biblioteca y retirar libros o leer los diarios, los jóvenes vienen a contraturno de la escuela a hacer tareas y consultar. Se reúnen en grupos, usan el espacio como un lugar de sociabilidad, que es una de las funciones que también tenemos”, explicó García. Y añadió: “Nos parece fantástico que tengan este marco, utilizan más las computadoras o los teléfonos, pero siempre tienen a mano un libro, es nuestra tarea como adultos transmitir este culto al libro y esta necesidad de recurrir a ellos para una consulta”.
En esta línea, la Biblioteca Rivadavia ofrece sus salas para leer, realizar tareas del colegio, estudiar en grupo, investigar. Aparte de sus más de 60 mil libros, dispone de computadoras, servicio de wifi y asesoramiento para trámites online. Como en toda biblioteca popular el ingreso es libre y gratuito, y no es necesario ser socio para usar el espacio, que permanece abierto de lunes a viernes de 9 a 19.
“Hace años que venimos pensando en cómo mutan las bibliotecas, esta es de 1908, la primera del país se inauguró en 1880 y surgen con la idea de generar un espacio de educación popular cuando no era tan fácil el acceso al libro, hace años que trabajamos en eso. El año pasado se inauguró el Pequeño Museo del Libro y la propuesta es producir espacios alternativos e ir mutando entre biblioteca y centro cultural, todas las bibliotecas tienen talleres y propuestas alternativas que refuerzan los ingresos”, observó.
Campaña de socios
De los casi 10 mil asociados que la entidad supo tener en el pasado, hoy la nómina es ligeramente superior a las 600 personas, por eso buscan incentivar la adhesión de la comunidad para aumentar el caudal de socios protectores que ayuden al mantenimiento institucional.
Según afirmó García, “es una disminución significativa que nos limita porque la entidad se sostiene gracias al aporte de sus socios. Hay socios y no tanto lectores-socios que es lo que uno pretende. No proponemos que se asocien sólo por el hecho de venir a utilizar la sala, que son todos bienvenidos, se entiende esta idea como forma de colaborar con la institución pagando una cuota de 110 pesos mensuales. De esta manera, permito a alguien que no puede pagar venir a hacer uso del espacio y colaborar manteniendo esta estructura que lo hace posible”.
La idea de la comisión es proponer una campaña masiva para incrementar exponencialmente el número de socios y mantener una cuota baja, que sea accesible a la mayor cantidad de gente posible y ayude a solventar los gastos correspondientes.
Los retrasos en los subsidios
En cuanto a los fondos subsidiarios estatales, García informó que el único ingreso estable es el que proporciona el Municipio de Tandil, porque los provinciales están demorados y los nacionales son inexistentes por el momento. La mujer aseveró que la Provincia, quien se ocupa del salario del bibliotecario a cargo, abonó el mes de enero pero adeuda los siguientes. La dilación en las ejecuciones presupuestarias fue moneda corriente durante el año pasado en diversas bibliotecas de la localidad y el territorio bonaerense. La institución suple esta carencia con otros fondos, pero la solvencia no se reproduce por igual en todas las bibliotecas y hay muchas otras a las que se les hace imposible afrontar este tipo de gastos si no es con ayuda estatal.
En su reciente visita a la ciudad, el secretario de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, dijo que gracias a los cambios y el ahorro impuestos en el área tras asumir el control en diciembre de 2015, la cartera puede contar con disponibilidad de recursos para hacer frente a la pérdida de poder adquisitivo. Y observó que pese a que el otrora ministerio cambió al rango de secretaría, la estructura no se vio reducida ni perjudicada para hacer frente a las demandas culturales.
El presupuesto actual con el que cuenta la secretaría de Avelluto tuvo un incremento de más de 10 puntos sobre la Ley de Presupuesto de 2018, pero es un porcentaje que no se acerca a la inflación.
“El subsidio de Conabip no se avizora por ahora la posibilidad de cobrarlo, habían hablado de marzo y ahora hay fecha tentativa de que se pague en junio”, cercioró García, quien invitó a toda la población a ser parte de la biblioteca que desde hace más de un centenar de años está inserta en el entramado social de la ciudad.