Urbanismo
A 140 años de la llegada del tren, la avenida Colón es la arteria fundante que mantiene su pulso
El adoquinado que va desde la avenida España hasta la avenida del Valle es una línea recta que antaño unió a la ciudad con la Estación Ferroviaria, haciéndola crecer al fragor del tren. Bibliotecas, una librería independiente, el club Ferro, el hotel Francia, casas emblemáticas y un camino flanqueado por los árboles de tilo, configuran un paisaje urbano inolvidable, que es preciso revalorizar y conservar.
Caminar por la avenida Colón, según la época del año, es una experiencia sensorial que invita a disfrutar del entorno urbano. El espectacular aroma de los tilos que reverdecen en primavera, el empedrado que resiste el devenir del tiempo, las casonas de principios de siglo, los negocios que se han instalado en la zona, el histórico club Ferro y su cantina, la biblioteca Salceda, la biblioteca Juan Bautista Alberdi, la plaza Uriburu, el hotel Francia.
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Para quien conoce y también para quien quiera hacer el ejercicio de imaginación, los lugares aparecen de a poco en el recorrido mental y es posible armar un trayecto en línea recta desde España/Marconi y Colón, hasta el cruce con la avenida del Valle y las vías del tren.
Hace pocos días, precisamente el 19 de agosto, la estación de trenes cumplió 140 años. De esta manera, con el arribo del tren en 1883, el ejido urbano empezó a conformarse alrededor de esta estructura que le imprimió nuevos aires a Tandil y convirtió al barrio de La Estación en el primero de la ciudad. A la par, la avenida de los Tilos -Colón, según la denominación oficial- es considerada la avenida fundante, que conectaba a Tandil con el ferrocarril, lo que en ese entonces equivalía a tender redes con lo que sucedía más allá del pago chico.