La actividad turística de la temporada baja disminuyó aún más con las nuevas restricciones
Después del pico de Semana Santa la temporada se resintió como sucede habitualmente, pero con las limitaciones impuestas el periodo bajo se vio aún más deprimido que de costumbre. Si bien la actividad turística sigue habilitada, cayó al 25 por ciento de lo que se venía trabajando. Incertidumbre en el sector por la duración de las medidas y el devenir sanitario.
Luego de un año atípico y muy complejo para los trabajadores del sector turístico, la situación parecía haberse revertido para fines de 2020 con la habilitación de la actividad en el país y, de hecho, la gran cantidad de personas que viajaron por el país durante Semana Santa hacían prever que el rubro volvía a repuntar.
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Sin embargo, a los pocos días, el Gobierno anunció una serie de medidas restrictivas –que en principio solo afectaban al AMBA- y el escenario se modificó. En nuestra ciudad, según advirtieron desde la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines, la actividad registró una marcada caída.
Nicolás Funaro, tesorero de la entidad, señaló en comunicación con El Eco Multimedios que “con la apertura del turismo en diciembre se trabajó medianamente bien, y sobre todo durante Semana Santa. De todas formas, no alcanzó para recuperar todo lo que habíamos perdido”.
Temporada baja
Asimismo, el operador hotelero expuso que desde que el presidente Alberto Fernández comunicó las nuevas restricciones el movimiento disminuyó notablemente y al sector le preocupa volver a la situación del 2020.
“Si bien el turismo está permitido y sólo se cancelaron los viajes grupales, el movimiento es mínimo. Se cayó al 25 por ciento de lo que se venía trabajando”, indicó.
A esto se suma que se trata de una época de temporada baja para el sector, deprimida aún más por el contexto. En este sentido, explicó que usualmente luego de la Semana Santa empieza una curva descendente para los efectores de la ciudad: “Pero lo poco que había, ahora desapareció. No hay muchos pasajeros que se queden en Tandil. También pasa con los colegas gastronómicos, que cierran a las 18, es complicado porque trabajan al 20 por ciento de la facturación”.
Y agregó: “Nos preocupa que esto se pueda extender en el tiempo y nos supera, porque no tenemos mucho para hacer si la situación sanitaria en la ciudad es tan crítica”.
A corto plazo
La experiencia del año pasado eliminó la alternativa de planificar a largo plazo, y en esta línea Funaro sostuvo que “hay que ir con una previsión a corto plazo”.
“Empezamos en marzo que eran 15 días, en abril pensábamos que si llegábamos a vacaciones de invierno cerrados era un drama, y llegamos a diciembre cerrados”, resumió.
Las ayudas económicas estatales tales como el ATP (Asistencia al Trabajo y la Producción) fueron un aliciente para soportar la parálisis de 2020, pero el mapa asistencias este año es distinto.
Desde el 1 de enero existe el Programa de Recuperación Productiva (Repro II) y al respecto valoró que “es difícil de postular y no todos pudieron acceder”. Además, el empresario hotelero recordó que también hubo un fondo de auxilio al turismo de Nación y las dos entregas del Catálogo Turístico y Cultural de la Provincia.
Por su parte, el Ejecutivo local brindó desde septiembre una serie de reducciones y eximiciones en el pago de tasas para aquellos emprendimientos que vieron obturada la posibilidad de facturar, y habría una exención para el pago rentas a nivel provincial.
“Toda ayuda es bienvenida pero el sector no está preparado para pedir ayuda ni tiene capacidad para gestionarla. No tenemos una estructura operativa administrativa grande que se ocupe de eso”, evaluó.