La actividad inmobiliaria le puso el pecho al 2018 y desde Remax creen que este año será mejor
La firma que agrupa a varias inmobiliarias del país presentó su balance del año pasado y, si bien hubo una marcada caída, en el interior no se sintió tanto. Pese al contexto la empresa abrió nuevas sucursales y alcanzó las 130 oficinas entre Argentina y Uruguay. Sostuvieron que la actividad es un acto emocional donde los actores necesitan estabilidad y tranquilidad para operar.
Desde Remax, la agencia que nuclea a distintas inmobiliarias del país, realizaron un cierre de año en Capital Federal con un balance de lo que fue el 2018 para el sector.
De acuerdo al análisis de Sebastián Sosa, CEO de la firma tanto para Uruguay como para Argentina, no fue el año que esperaban cuando levantaban las copas recibiendo al 2018.
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El gerente hizo referencia a que el ciclo estuvo dividido en dos partes, ya que desde enero hasta mayo fue un año y desde ahí hasta diciembre fue otro totalmente diferente.
“La última parte fue un tramo donde hubo que poner el cuerpo y poner cabeza”, describió y compartió las conclusiones alcanzada tras realizar el recuento pertinente, a partir del cual aseguró que no sirve quedarse estático, sino que hay que estar siempre alerta. En este sentido, sostuvo que uno tiene que salir del “modo operandi” que tiene incorporado por costumbre, ya que todo cambia y uno tiene que adecuarse a esos cambios. De hecho, indicó que los que peor la pasaron fueron aquellas personas que no se supieron adaptar a lo que sucedió desde mayo en adelante en el mercado.
Pese al contexto, Remax siguió creciendo con 12 nuevas oficinas en el país y otras dos en Uruguay, alcanzando un total de 130 sucursales en más de 40 ciudades, con un aproximado de 3500 personas trabajando. “Trabajamos por dar un servicio inmobiliario fresco, dinámico, diferente y moderno y también estamos impactando en la vida de más de tres mil personas que trabajamos en esta empresa, dándole una oportunidad de desarrollarse y crecer tanto personal como profesional y económicamente.
Buenas perspectivas
“Yo creo que el 2019 va a ser un mejor año”, aseveró, haciendo referencia al año electoral que asoma, considerando que el Gobierno nacional buscará que regresen las líneas hipotecarias, así como bajar la inflación y volcar dinero a las calles. Por decantación, cree que esto debería trasladarse al sector y así la actividad inmobiliaria recobraría un poco de aire.
En tanto que asimiló que no solamente la corrida del dólar fue la causante de la merma y la caída en las acciones comerciales, sino que desde mitad de año a esta parte se dio cierta incertidumbre que no permitía tener en claro si se estaba tocando fondo o si la oscilación continuaría. En este sentido, afirmó que en la medida en que haya tranquilidad y estabilidad “el país funciona”.
“La inmobiliaria es una actividad muy basada sobre emociones, porque la compra o la venta de una propiedad no es racional, sino emocional”, calificó, destacando la importancia que tiene para las personas sentirse seguro para poder comercializar.
Ciertamente en este sector, como en otros, suele suceder que los valores que pretenden los propietarios no son los mismos del mercado, lo que mencionó como un desafío que se presenta en estos momentos. Incluso, se aventuró a decir que la gran mayoría de la población argentina creyó que cuando la moneda pasó de 18 a 42 pesos se reflejaría en los precios, pero eso finalmente no ocurrió. Entonces, figuró que se está dando una situación en la que el comprador y el vendedor están parados en dos extremos opuestos y en el medio hay una distancia excesiva.
“Lo que estamos viviendo desde las oficinas de Remax es que hay una conversación que se da entre propietario y asesor inmobiliario detrás de escena, donde se presentan márgenes de negociación que antes no estaban”, reveló. Por esto es que están trabajando mucho en lograr dejar en claro en qué momento y contexto realizaron la tasación y el análisis comparativo, poniendo sobre el tapete cual es el cuadro de situación al momento de la transacción, para lo que hay que volver a realizar el proceso. “Cuando volvemos al dueño a veces no le gusta y decide retirar la propiedad del mercado o seguir por sus propios medios, pero yo creo que eso es lo que no camina”, marcó, distinguiendo que, por el contrario, todo tiene más posibilidades de marchar cuando el propietario muestra cierta apertura. De todas maneras, dijo que no todos los mercados son iguales y que hay que tener cuidado con las generalidades.
En el interior no se sintió la caída
Según planteó, la Argentina se divide en el gran Buenos Aires por un lado y el resto del país por otro, donde el primero sigue siendo una plaza en dólares mientras que el segundo negocia en pesos. “En algunas oficinas nuestras del gran Buenos Aires, vimos una penetración de ofertas con una hipoteca que estaba alrededor del 50 por ciento”, explicó, haciendo referencia a que es un fenómeno que ocurrió en un momento dado, de un mes específico del 2017. Sin embargo, en el interior no se llegó a ese alcance, por lo tanto en ciudades como Tandil la caída tampoco fue tan impactante.