Por Horacio Finoli
Juan Carlos Pugliese, ese amigo del alma
Víctima de una enfermedad respiratoria que lo aquejaba desde hace dos años, obligándolo en las últimas semanas a oxígeno permanente, murió hoy en su Tandil natal, 433 kilómetros al sudeste de Buenos Aires, Juan Carlos Pugliese, símbolo de la amistad en una generación radical que hizo de esa relación afectiva un pilar fundamental en sus vidas, lo que quedó reflejado en las innumerables muestras de dolor conocidas tras su deceso. Esta tarde fueron inhumados sus restos en la necrópolis de esa ciudad.
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«Juancarlitos», para todos quienes disfrutamos de su cariño inconmensurable, pasó por todos los escalones de la educación superior: rector, máxima autoridad universitaria del país, consultor internacional, experto en políticas públicas, fuente para la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), referente indudable de la universidad reformista del ’18 en su condición de dirigente de la UCR y hasta hombre de consulta por gobiernos de diferente cuño ideológico que el suyo, cuya religión central fue el irretricto apego a la legalidad en todo su espectro.Factótum fundamental en la creación a mediados del siglo XX de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN, con sede central en Tandil), con su amigo histórico el planificador universitario Alberto Carlos Taquini (h), Juancarlitos fue rector de la universidad de sus pagos; de la de Ríver Plate -club de sus amores, jactándose que «es la única universidad que no es nacional ni privada, es deportiva»-; del Instituto Universitario de la Policía Federal (IUPFA); baluarte clave en el surgimiento de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA, con epicentro en Junín, nacida a principios de siglo); así como otras en las que prefería no aparecer públicamente, en la sabia convicción de no opacar el poder real de sus autoridades.En el plano gubernamental, fue factor clave en la organización del Congreso Pedagógico Nacional que los radicales en el poder hicieron en 1984 en las sierras de Córdoba, como Subsecretario de Gestión Educativa del entonces Palacio Pizzurno (hoy Palacio Sarmiento) secundando nada menos que a Adolfo Luis Stubrin y María Catalina Nosiglia -«Cati», hermana de Coti Nosiglia-; así como presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU, el fiscal que tiene el Estado para aprobar carreras y casas de estudio nuevas). Su puesto fundamental, sin embargo, fue el de Secretario de Políticas Universitarias (virtual vice-ministro temático), que ocupó entre 2002 y 2005 a caballo de los gobiernos de Fernando De la Rúa y Eduardo Luis Duhalde, como resultado del acuerdo político de éste último con Raúl Alfonsín. Ese cargo lo dejó por una desinteligencia estúpida con el ministro de entonces, Daniel Fernando Filmus; siendo reemplazado por el otrora rector de la Universidad Nacional de San Martín, Daniel Malcom. En el año 2015, Juancarlitos fue candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, acompañando al senador nacional Jaime Linares del Partido GEN en la alianza Progresistas. En las elecciones primarias la fórmula Linares-Pugliese ganó con el 67,36 % a Ceballos-Vuoto 32,64 %. En las generales, ese dúo obtuvo el 2.35 % quedando en quinto lugar. Pugliese había cruzado el charco hasta el GEN pensando más en Margarita Stolbizer que en abandonar las banderas de Alem e Yrigoyen.La calidad docente de Pugliese, quien a fines de octubre entrante hubiera cumplido 72 años, pudieron comprobarla, entre otros, los estudiantes de las universidades de Mar del Plata, Nacional de San Luis y Universidad Tecnológica Nacional, así como la de Mendoza más otras en las que fue «profesor visitante». Su especialidad, a la que dedicó mucha lectura, libros e investigación, fue el análisis de la mejor oferta en instituciones de educación superior y, en esa condición, fue invitado varias veces a España por la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, par peninsular de la vernácula CONEAU).
Pero si algo signó el paso de Juancarlitos por esta tierra, fue su reverencia permanente -por sobre otros valores- a la amistad, que puede certificar este cronista toda vez que Pugliese (365 días al año) estaba preocupado por nuestra precariedad laboral, buscando incansablemente asesorías de prensa y conchabos afines en cuanto hueco encontraba, pragmáticamente y sin hacer tronar el escarmiento. Pensaba que «no pueden desperdiciarse los contactos y experiencia que adquiriste en el ejercicio profesional». La respuesta, invariable, era que «los periodistas somos aquellos que tenemos un mar de conocimientos, de un centímetro de profundidad».Su militancia afectiva quedó plasmada en la elección que hacía tanto de colaboradores que lo acompañaron en la gestión pública como de los investigadores del área que consultaba cuando las decisiones modificaban el statu quo; por ejemplo, su amigo Carlos Pérez Rasetti, profesor de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, de la que fue rector, coordinador de la Red IndicES (Red Iberoamericana de Indicadores de Educación Superior) y docente de varias instituciones. Pérez Rasetti, claro, es sólo uno de esos ejemplos, pero la lista es larga.
Poco antes de la cuarentena por el coronavirus iniciada en marzo/20, los «tres mosqueteros» de la educación superior -Pugliese, Taquini y quien esto escribe- tuvimos un fantástico encuentro gastronómico con otro viejo bucanero de estas lides, Avelino José Porto, creador en 19564 de la exitosa Universidad de Belgrano, que tuvo que pelear a brazo partido muchos años y muy secretamente con la Iglesia Católica, que no toleraba en el siglo XX a una institución de educación superior no confesional. Pese a que la UB es un ícono de la iniciativa privada, algo alejado de los ideales educativos públicos de origen radical y, precisamente más encomiable porque a pesar de las diferencias se unen en defensa del sistema en su conjunto, Porto es el gran artífice de que la universidad argentina estatal y privada esté sentada hoy en los grandes foros internacionales del sector, a partir de la fundación de Columbus (hace más de 30 años), de fortalecimiento institucional e intercambio académico entre América Latina Y Europa.
Hijo de ese verdadero maestro de políticos que fue Juan Carlos Pugliese, nombre que lleva la principal avenida de Tandil, ¿habrá sido casual que el restaurant elegido para nuestros encuentros quincenales -cada vez que venía a Buenos Aires-, en el bajo Palermo, se llama «La cátedra»? Tu nieto Rocco, cuyo nombre iluminaba la mirada cada vez que lo pronunciabas, está tranquilo porque ya sabe que, estés donde estés, seguirás cuidando esa criatura de buena madera a cuyo hermano próximo no conocerás pero igual seguirá marcando el rumbo hacia el norte verdadero: los buenos, ahora que no estás lo sabemos del todo, no son los que tienen guita, talento adquirido por las redes antisociales o fama efímera, son los que dejan tu huella, Juancarlitos, amigo de tus amigos, pícaro para el truco y tierno para la vida…loco, ¿sabés cómo te queremos?