Internos de la Unidad Penal de Barker confeccionaron más de cinco mil barbijos
Con el objetivo de cambiar la conducta y ayudar a que los reclusos del Penal de Barker salgan con mayores oportunidades y puedan tener una mejor reinserción, un grupo de voluntarios inició años atrás el proyecto de Los Mirmidones, que busca emular la tarea que realizo Eduardo Oderigo en la Unidad Penal 48 de San Martín.
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Con el rugby como bandera, pero también como excusa, los asistentes apuntan a transmitir enseñanzas, valores, el compañerismo y la disciplina, ofreciendo, además del deporte, talleres de huerta, de teatro y de carpintería.
Sin embargo, debido a la propagación del coronavirus en todo el mundo y a la medida de aislamiento social, preventivo y obligatorio que anunció el 20 de marzo el presiente Alberto Fernández, los ayudantes no han podido ingresar nuevamente al Penal, por lo que mantienen contacto mediante el celular.
Frente a la imposibilidad de continuar con las prácticas de rugby, los impulsores del proyecto de Los Mirmidones, luego de consultarlo con los internos, decidieron aceptar la propuesta presentada por la Cámara Empresaria de Tandil y comenzar a fabricar barbijos.
“La idea surgió de la Cámara, que nos convocó para preguntarnos si nos animábamos a confeccionar los barbijos, que ellos ponían la tela. Nosotros dijimos que sí. Consultamos en la Unidad y los chicos también estaban muy predispuestos, así que arrancamos”, comunicó Juan Martín Aroztegui, uno de los integrantes del proyecto.
La realidad es que, al igual que la gran mayoría de la sociedad previo al período de confinamiento, no tenían muy en claro cómo debían hacerse ni qué pasos debían seguir para cumplir con los requisitos sanitarios. Por tal razón, descargaron los protocolos de seguridad y se interiorizaron en el tema: “Cuando conseguimos las telas que necesitábamos, pedimos máquinas prestadas y armamos un taller, en el centro de formación que el Penal tiene con varias aulas”.
Luego de descargar los instructivos sobre cómo debían hacer los tapabocas para cumplir con los protocolos del Ministerio de Defensa, les enviaron copias a las personas privadas de su libertad y comenzaron a confeccionar barbijos sanitarios.
“Estamos haciendo uno de dos capas, que es para que usen en la vía pública, y en una segunda etapa logramos hacer para el Sistema Integrado de Salud Pública, que es el que usan los médicos”, refirió Aroztegui.
En total, los 15 internos de diferentes pabellones que trabajan en esta iniciativa ya llevan realizados más de cinco mil barbijos: alrededor de tres mil doble capa y, aproximadamente, dos mil tricapa. “Es impresionante”, evaluó uno de los impulsores de Los Mirmidones y comentó que trabajan desde las 9 de la mañana hasta las 16.