Décima edición
Grupo de ciclistas tandilenses pedaleó hasta Lujan
El grupo regresó a Tandil el miércoles por la tarde ante un recibimiento acorde a la travesía, que implicó seis días de pedaleo intenso para llegar a la Basílica de Luján y volver a la ciudad.
El grupo “Pedaleando a Luján” ha culminado con éxito su décima travesía desde Tandil hasta Luján y de regreso. Concluyeron su viaje este miércoles y arribaron al centro de la ciudad alrededor de las 16 horas, donde los esperaban amigos y familiares emocionados por el logro alcanzado.
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Familiares y amigos recibieron al grupo
En una entrevista con Ricardo Ledesma, miembro fundador del grupo, este medio tuvo acceso a detalles sobre esta experiencia única.
Ledesma explicó que el grupo ha crecido desde sus inicios, pasando de tres a catorce participantes en la última edición. Destacó que, en esta ocasión, asumieron un papel crucial en la caravana multitudinaria de ciclistas, escoltando a la autobomba que transportaba la imagen de la Virgen desde Haedo hasta la Basílica de Luján, asimismo, resaltó el compromiso del grupo en la protección y seguridad de los demás ciclistas que se unieron.
La conformación actual del grupo es en su mayoría de tandilenses, a excepción de una participante proveniente de la localidad de Vela y un ex tandilense radicado en Lobería.
Como cada año, la plaza del centro y el municipio fue el escenario para su recibimiento
El viaje desde Tandil hasta Luján y de regreso comprendió seis intensas jornadas de pedaleo, cubriendo un promedio de 120 kilómetros por día. Durante la travesía, el grupo realizó paradas estratégicas, dividiendo la llegada a Luján en tres etapas: 180 kilómetros desde Tandil hasta Las Flores, 100 kilómetros desde Las Flores hasta Roque Pérez, y finalmente, 130 kilómetros desde Roque Pérez hasta la Basílica de Luján. El regreso siguió un patrón similar, intercalando algunos lugares pero manteniendo la misma distancia y duración de los recorridos.
Cuando se le preguntó por las dificultades encontradas en el viaje, Ledesma señaló que, si bien hubo obstáculos como pinchazos o problemas menores con el equipamiento, el espíritu de colaboración y apoyo mutuo del grupo y de otros ciclistas a lo largo del trayecto fue fundamental para superar cualquier contratiempo. Resaltó especialmente la generosidad de un bicicletero en la ciudad de Navarro, quien gentilmente prestó una rueda cuando se presentó un problema con un piñón. “Eso es parte del sacrificio que uno le ofrece a la virgen y la recompensa que vamos teniendo en el camino encontrando gente muy buena” dijo.
Por otro lado, el participante contó que a veces se hace difícil amalgamar a todos los voluntarios ya que los kilómetros y las horas en las que están arriba de las bicicletas van modificando los ánimos y temperamentos de cada uno de acuerdo a las distintas intensidades de cansancio a lo largo del día, sin embargo describió la experiencia como un “disfrute” y un desafío “muy lindo”.
En cuanto a la preparación para el viaje, el ciclista mencionó que el grupo suele realizar salidas a lo largo del año, además de participar en competencias. A medida que se acerca la fecha del viaje, realizan entrenamientos más intensivos, incluyendo recorridos de hasta 150 kilómetros para prepararse para el desafío en los primeros días del viaje.
La travesía en bicicleta no solo representó un desafío físico, sino también una experiencia de solidaridad, sacrificio y compañerismo que une a los integrantes de “Pedaleando a Lujan” en esta aventura anual.