El Mundial en la ciudad
Una multitud se congregó en el centro y todo Tandil se unió para festejar que Argentina gritó campeón
En una histórica tarde, miles de personas coparon la esquina céntrica de Pinto y Rodríguez para celebrar el triunfo de la Selección Argentina. Abrazos, emoción, y un solo grito, ¡Dale Campeón! Hubo un operativo policial para contener el acceso a las fachadas y techos de los edificios de la zona, pero muchos de los presentes optaron por zambullirse en la fuente de la Plaza Independencia. Testimonios de vecinos en los festejos.
La ilusión se hizo realidad, Argentina ganó su tercera Copa Mundial de Fútbol, y en la ciudad, miles de tandilenses festejaron el campeonato en la esquina de Pinto y Rodríguez. Fue la celebración con más convocatoria de las que se vivieron desde el inicio del torneo, y si bien se desplegó un operativo policial especial para la ocasión, nada pudo contener la emoción de los presentes que desbordaron las calles adoquinadas y hasta se zambulleron en la fuente de la Plaza Independencia.
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El domingo 18 de diciembre del 2022 quedará en la memoria de cada uno de los presentes, de los que cantaron, los que llevaron banderas, los que fueron con sus familias o amigos, los que se congregaron en la Glorieta, los que se pintaron la cara, los que aprovecharon también para vender bebidas, gorros o remeras, los que intentaron burlar las vallas para festejar desde las alturas, los que ya habían vivido el 78’ o el 86’ y los que vieron a la selección levantar la copa por primera vez. Todo Tandil se unió en un mismo grito, ¡Dale Campeón!.
El masivo festejo en el centro fue también la coronación de cada uno de los festejos anteriores, y el momento en el que confluyó toda la energía acumulada en la ciudad durante los días previos a la final. Porque Tandil se transformó, como todo el país, y por un mes la situación social y económica pasó a un segundo plano. Y las vidrieras se adornaron con los colores de la Selección, las bandas que se presentaron en boliches y cervecerías incluyeron en su repertorio el éxito “Muchachos…”, se colocaron pantallas gigantes para ver los partidos, y hubo un solo tema de conversación, el Mundial. Y la historia terminó con una alegría, y esa alegría se trasladó a las calles.
Del silencio al grito en la Plaza
Poco antes de las 12, cuando el árbitro polaco marcó el comienzo de la final en Doha, la ciudad ya estaba desierta. Durante la semana, los comercios habían anunciado el cierre para pasadas las 11, y si bien hubo movimiento por la mañana, donde se vieron largas filas en algunos negocios, para el mediodía Tandil enmudeció.
El silencio fue interrumpido sólo por los gritos de gol, en cada una de las anotaciones de la Selección. Y tras el agónico triunfo en penales, desde todos los puntos de Tandil, desde cada barrio, se movilizaron caravanas en autos, en motos y hasta caminando, para llegar al mismo corazón de la ciudad.
Como en cada uno de las últimas disputas de la Selección, el Municipio había colocado una pantalla gigante en la Isla del Lago, adonde cientos de personas se congregaron para ver el partido al aire libre. Los presentes, que pudieron disfrutar de propuestas especiales para la ocasión, se quedaron en el lugar hasta que Lionel Messi se alzó con la Copa.
En la Plaza Independencia, desde temprano estuvieron colocadas las vallas del operativo policial que buscó impedir que se repitiera lo sucedido en festejos anteriores, cuando muchos de los convocados se treparon por las fachadas, por los techos de los edificios de la zona y hasta por pantallas publicitarias. Como se sabe, una foto que logró una usuaria de una red social captó tanto el vértigo como la emoción de aquellas celebraciones, en una imagen de Tandil que llegó a millones luego de que la hicieran circular hasta jugadores del mismo plantel campeón.
En la convocatoria, algunos que lograron burlar los controles y subir a las alturas fueron interrumpidos por agentes policiales. Pero a falta de poder saltar las vallas del operativo, muchos saltaron las vallas de la fuente de la Plaza Independencia, para “meter las patas” y mucho más.
Hasta entrada la noche seguía llegando gente a la esquina céntrica. Porque otra vez en todo Tandil, como en cada punto de todo el país, se celebró que Argentina volvió a gritar campeón.
Las voces del festejo
En la Plaza hubo tandilenses de todas las generaciones. Desde jóvenes que, identificados con los más chicos del plantel, vieron por primera vez a la Selección levantar la Copa del Mundo, hasta los que fueron a la esquina céntrica de la ciudad por segunda o tercera vez en su vida para celebrar el mismo título. Pero también generaciones intermedias, los que por años sólo conocieron a la Selección que “estuvo cerca” pero a la cual “no se le daba”. Todos aquellos que necesitaban festejar el título máximo para escribir, a partir de ahora, su propia historia.
Marcelo, vecino de la zona de la avenida Del Valle, se guardó como muchos las ganas de salir a la calle en los partidos preliminares, para ir hasta la Plaza sólo para celebrar el campeonato. “En el 78’ estaba en la panza de mi mamá, porque nací en septiembre, y del 86’ sólo me acuerdo de Diego. Este Mundial lo viví con una emoción muy grande, lloré mucho, es impagable”, relató emocionado.
Claudio Casero, que fue jugador de fútbol, disfrutó de los festejos sobre la calle Pinto, en el mismo lugar en el que celebró el Mundial 86’ y hasta el 78’, para el que se hizo una galera que en su recuerdo “era la más grande de todos los hinchas”.
A este torneo, contó Claudio, “lo viví distinto, porque antes pensaba como un niño y hoy pienso como un adulto. Lo que me pasó es que se me cruzaron un montón de emociones, porque en este Mundial no tuve a mis padres, y lloré desde el tiempo suplementario hasta los penales. También lloré porque tengo tres hijos, nunca habían visto salir campeón a la Argentina, y el deseo de ganar era más por ellos que por mí”.
Emocionado hasta el llanto, transmitió que “necesitábamos esto por el pueblo argentino, se me caen las lágrimas porque veo gente de distintas clases sociales abrazándose y estamos todos juntos. Esto no es solamente fútbol, porque a mí me hizo llorar esto, y me trajo sentimientos que hacía rato que no removía. Quiero un país feliz, y precisábamos esta alegría, porque tenemos que estar juntos”, celebró.
Por su parte Maura, del Barrio Mirage, tenía sólo 2 años cuando Argentina se consagró en el 86’. Contó que vio todo el certamen junto a su familia, y de la misma forma concurrieron a los festejos. Llevando el carro en el que dormía su hijo más chico, dijo que “este Mundial es felicidad, es sacar adelante el país”.
Para Iván, el campeonato fue “hermoso” porque lo disfrutó acompañado de sus dos hijos. “Vi el Mundial del 90’ en la Escuela 22, y fue muy sufrido. Hoy estoy acá festejando todo esto, y me emociona, todo es una fiesta”, celebró.
Francisco, de Villa Laza, nació el mismo año que Lionel Messi. Pertenece a la generación que, a raíz del título obtenido en Qatar, fue la primera vez que vio a Argentina campeón mundial. Llegó a la Plaza acompañado de su amigo Gabriel y contó que vivió el triunfo con emoción y con fe. “A veces pasa que las cosas no se dan, pero este es el Mundial que nos toca a nosotros. Ni bien hicieron el gol de la victoria rompí en llanto y lo abracé a mi viejo, porque él lo había visto campeón pero yo no”, relató antes de perderse en la multitud saltando.