Falta de seguridad y reiterados actos vandálicos en el predio de Sans Souci
Saúl Viscardi y María de los Ángeles Tapia evidenciaron en un recorrido por el predio de Sans Souci el deterioro de las instalaciones producto de reiterados actos vandálicos. Reclaman por la falta de seguridad y procuran reunirse con el Consejo Escolar para que les brinden respuestas.
El predio de Sans Souci ha atravesado a lo largo de su historia vaivenes y desidias, como la expropiación durante el Golpe Militar o la falta de compromiso por parte del Ministerio de Educación, que no se hizo cargo y lo abandonó cuando retornó la democracia. Pero en el 2000 se creó el Instituto Superior de Formación Técnica N° 75, que debería funcionar allí, y se formó la Asociación Cooperadora para conseguir fondos para poder poner en práctica el proyecto, debido a que no había presupuesto alguno asignado.
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El Instituto 75 debería operar por completo en el lugar, pero por cuestiones edilicias aun no se ha podido trasladar en su totalidad. El objetivo era que, cuando estuviera recuperado por completo el lugar, se pudiera hacer el cambio. Mientras tanto, funcionó en la Escuela Normal en el horario nocturno. “Falta la otra mitad porque no tenemos todas las aulas, necesitaríamos alrededor de otras siete. Pero no sabemos cuándo se va a poder terminar, es una lucha permanente”, reconoció el ingeniero agrónomo Saúl Viscardi.
Desde entonces, varias actividades se han llevado a cabo y se pudieron recuperar, aproximadamente, 25 hectáreas. Entre ellas, sobresale la Expojardín Sans Souci, un evento de tres días que se lleva a cabo desde 2011 y al cual concurren cerca de 20 mil visitantes cada año.
Durante meses, los estudiantes de paisajismo que asisten al Instituto, los profesores y los integrantes de la Cooperadora trabajan en el parque para poder restaurarlo, acondicionarlo y dejarlo presto para una nueva edición de la Expojardín. No obstante, todo el esfuerzo que realizan los alumnos de tercer año de la Tecnicatura en Paisajismo y la Asociación Cooperadora del ISFT para obtener nuevos recursos se ve afectado por el recurrente vandalismo que sufre el predio.
Robos y destrozos de diferentes esculturas y sectores del lugar se pueden observar hoy, pese a que quienes acuden con regularidad a Sans Souci se empeñan en adecuar las instalaciones.
Viscardi trabajó en el lugar desde joven, previo a que los militares lo expropiaran, y en el 2000 lo volvieron a contratar. Contó que fue entonces cuando debieron formar la Cooperadora para restablecer el terreno porque “no había nada”. Los primeros fondos los obtuvieron mediante la limpieza de los árboles secos para leña, autorizado por la Dirección Forestal Provincial, la siembra y con la construcción de una cancha de fútbol profesional donada por el Círculo de Ingenieros Agrónomos de Tandil.
En una recorrida por Sans Souci, el ingeniero junto a María de los Ángeles Tapia, vicepresidenta de la Cooperadora y profesora del Instituto, nos mostraron el deterioro de las instalaciones producto del vandalismo y expresaron sus reclamos.
En primera instancia, en el “Jardín Hundido”, o espejo de agua, ya no quedan rastros de lo que fue uno de los sectores más visitados y valorados durante la Expojardín 2018. “Nos pusimos de acuerdo con los alumnos y elegimos este lugar para arreglar. Y lo ambientaron divino, había estatuas vivientes y macetas. Entonces la indignación nuestra no es que se lleven cosas para vender, sino que rompan por romper, porque es un trabajo de los estudiantes. No quedó nada; se robaron las rosas, rompieron una plaqueta de una amiga que falleció, ¿qué necesidad tienen de hacer eso? No es un daño material, es sentimental”, explicó al respecto Tapia.
De las seis macetas que se habían colocado en aquel sector, ya no queda ninguna en pie. Además, en el medio del agua se podían observar grandes adoquines que había donado la Municipalidad para hacer arreglos y canteros nuevos.
Si bien no saben quiénes son los vándalos, están al tanto de que son jóvenes del barrio que ingresan al predio cuando todos se van. Ante la posibilidad de instalar cámaras de vigilancia, explicaron que no sería viable y que habría inconvenientes con la iluminación.
Otro de los espacios que los estudiantes acondicionaron una y otra vez debido a los destrozos que generan quienes ingresan sin permiso, es un parque lindero al palacio “donde los chicos diseñaron una plaza y pusieron bancos”. Esos asientos de cemento debieron ser amurados en reiteradas oportunidades, ya que “todas las semanas llegábamos y los encontrábamos dados vuelta”.
Tapia aseguró que le transmitió sus inquietudes a Cristian Cisneros, presidente del Consejo Escolar, pero le respondió que no estaba al tanto de lo sucedido ya que “el director no nos dijo nada”. Entonces, si Leonardo Malsenido, director del Instituto, no se acerca para realizar la denuncia, nada se podrá hacer.
La intención de ambos es que se agregue personal de seguridad en la zona para que vigile el terreno cuando ellos se van, ya que si bien hay un casero, “vive adelante y no siempre está”. Incluso para que esté presente también mientras se dictan las clases, debido a que “muchas veces se escucha que andan por acá, pero nadie hace nada”.
Una de las últimas denuncias que se efectuaron fue la del robo de dos máquinas de cortar el pasto, las cuales habían sido donadas a la Cooperadora. Asimismo, en tal oportunidad habían intentado llevarse también un tractor, pero no lo pudieron sacar del predio.
Otro de los sitios que suele frecuentar la gente cuando asiste a Expojardín es la pérgola, un lugar elevado con barandas de cemento que imitan la textura de las ramas. “Es hermosa, pero hemos tenido que arreglarla un montón de veces porque se suben con las motos y se tiran”.
Solicitarán una reunión con el Consejo Escolar para manifestarles su situación y juntos buscar alguna alternativa para solucionar los problemas. Tanto Viscardi como Tapia expresaron que el intendente Miguel Lunghi visita todos los años la exposición y felicita a quienes trabajaron en ella. “La última vez nos dijo: ‘Yo quisiera tener una plaza así’”, contó “Chiqui” y agregó: “Ahora lo ves y te da lástima”. Por tal motivo, sostuvieron que si es responsabilidad del Municipio, necesitan más seguridad. “No puede ser que sea visto durante Expojardín y después todos se olviden”.
El palacio, una ruina
Restaurar el enorme palacio, que hoy presenta carteles de peligro por derrumbe, sería casi imposible por diferentes cuestiones, entre ellas por los costos que generaría.
Por tal motivo, contó Viscardi que presentarán un proyecto al Consejo Escolar para limpiarlo y dejarlo como una ruina. “Si nos dan apoyo, lo vamos a seguir; si no, es imposible. Y no hablo de apoyo monetario, porque eso lo buscamos por otro lado”, remarcó el ingeniero.
Así, si el proyecto se consuma, “sería la primera ruina de la provincia de Buenos Aires”. El plan es emular las ruinas de San Carlos, en Entre Ríos, y ubicar un sector multiuso donde se puedan ofrecer conferencias. Asimismo, se podrá entrar al castillo, mirar y hacer recorridos.
Historia de Sans Souci
Sans Souci es un predio de aproximadamente 60 hectáreas donde José Santamarina, hijo de Ramón, construyó un palacete de estilo normando con materiales traídos en barco desde Europa.
En 1949 el predio fue expropiado y convertido en residencia veraniega para los gobernadores de turno, y por su infraestructura, supervisado por el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Provincia. Empero, seis años más tarde, luego de la Revolución Libertadora, se lo devolvieron a la familia Santamarina, que decidió entregarlo al Estado Provincial, con una compensación económica y la condición de destinarlo a la educación agraria.
Desde entonces, funcionó allí el Instituto Superior de Educación Rural (ISER), en donde maestras becadas de la provincia de Buenos Aires, del país e incluso del extranjero, se perfeccionaban durante dos años como Maestras Rurales. Pero tras el Golpe de Estado de 1976, fue nuevamente expropiado y se ubicó allí la policía bonaerense. Las alumnas fueron retiradas a la fuerza en un par de horas y trasladadas en camiones del ejército para que regresaran a sus hogares.
En 1983, con el regreso de la democracia, el predio fue devuelto a la Dirección General de Cultura y Educación prácticamente sin mobiliario. Solo algunos escritorios pudieron ser rescatados, los cuales se entregaron a escuelas primarias y al Consejo Escolar de Tandil.
Años más tarde, tras el fracaso del proyecto experimental denominado Centro Educativo Abierto, el terreno fue cedido nuevamente a autoridades provinciales, y fue entonces cuando se aceleraron los daños y el saqueo de todas las construcciones.
En el cambio de milenio, se aprobó el proyecto “Parque ecológico Sans Souci”, que fue declarado de Interés Municipal, cuyo objetivo era promover el recupero de Sans Souci con la puesta en marcha y administración de un emprendimiento educativo, turístico y recreativo que lo preserve como espacio público de la comunidad tandilense.
Al no haber un presupuesto asignado, se creó la Asociación Cooperadora del ISFT 75, y a través de la misma se consiguieron fondos para que el proyecto se pusiera en práctica.