Educación
Estudiantes del IPAT diseñan packaging para emprendimientos de la economía social y solidaria
Trabajan junto a emprendimientos fortaleciendo packaging e identidad visual.
Estudiantes del último año de la carrera de Diseño Gráfico del Instituto del Profesorado de Arte Tandil (IPAT), colaboran en el fortalecimiento del packaging y la identidad de marca de emprendimientos de la economía social y solidaria.
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Con el desafío de acompañar la comunicación de proyectos con valores y formas de producción específicos, las estudiantes avanzadas elaboran un análisis de cada uno, identificando perfiles y particularidades que les permiten finalmente materializar una propuesta en un proceso que insume en total alrededor de tres meses.
Se trata de una iniciativa surgida a partir de un vínculo entre el IPAT, la cátedra de Diseño de la Información, y el Programa de Economía Social y Solidaria de la Secretaría de Extensión de la Unicen (ESS), en el marco de un trabajo conjunto con el que ya llevaron adelante diversas acciones desde el año 2018.
En diálogo con El Eco de Tandil, Mariano Larrondo, del mencionado Programa, y Marcela Roldán, docente de la Cátedra de Diseño de Información, brindaron detalles de una propuesta que busca articular una práctica profesional con las necesidades concretas de un sector productivo.
“Desde la Secretaría de Extensión hace más de 10 años que acompañamos este tipo de emprendimientos y apostamos muchísimo a estas prácticas socioeducativas, en las que se vinculan los conocimientos técnicos, científicos y profesionales con las necesidades de distintos sectores y en particular con los que nosotros trabajamos de la Economía Social y Solidaria”, precisó Larrondo.
Así generaron el encuentro con la cátedra del IPAT, con el objetivo de vincular la necesidad de las futuras diseñadoras gráficas con prácticas integrales con clientes reales.
“Se trata de volcar el conocimiento teórico en una práctica real. Y la pata que nos toca más a nosotros es la chance de ofrecerle a todos estos emprendimientos autogestionados, familiares, cooperativos, asociativos sin formalizar y algunos individuales también, la posibilidad de mejorar el packaging y el etiquetado de estos emprendimientos”, agregó Larrondo.
“Insisto siempre en esto del rol social del comunicador visual, y esta era una de las mejores maneras de poder mostrarlo desde un lugar de trabajo no sólo de asistencia técnica, sino también con respecto a la búsqueda de soluciones económicas, teniendo en cuenta para quienes trabajan”, agregó Marcela Roldán.
Del análisis a la materialización
El proceso completo insumirá tres meses, durante los cuales las estudiantes desarrollarán la propuesta para presentar en una entrega final. A partir de un vínculo directo con los emprendedores, en el que incluso visitan sus lugares de trabajo, las estudiantes, en la cohorte del año en curso todas mujeres, llevan a cabo una primera etapa de análisis.
Con una serie de preguntas elaboradas de manera conjunta en la cátedra, determinan el perfil de cada emprendedor. “De parte de Extensión lo llamamos momento de sensibilización, y sirve para que las diseñadoras entiendan el emprendimiento con el que van a trabajar, porque no es lo mismo una gran empresa que un proyecto familiar y cooperativo. Tienen que comunicar otros valores”, sostuvo Larrondo.
“Lo interesante es poder dejar dentro del producto algo que tenga que ver con la historia del emprendedor, que puedan contar algo a través del producto”, sumó Roldán, quien agregó que además del packaging las estudiantes trabajan en el refuerzo de marca de cada emprendimiento.
La iniciativa, remarcaron los coordinadores, apuesta a brindar no sólo asistencia técnica, sino también y de manera integral, a colaborar con la búsqueda de opciones económicas que fortalezcan sus identidades visuales. Por las características de los emprendimientos, éstos muchas veces necesitan soluciones comunicacionales acordes a sus propias dimensiones.
Entre los proyectos de la economía social que participan se encuentran quienes elaboran artesanías, productos para el hogar, moda, indumentaria, artesanías y plantines, además de diversos productos alimenticios con los que actualmente formulan alternativas para incorporar los diferentes tipos de etiquetado.
Hacia los primeros días de junio llevarán adelante un encuentro de balance y evaluación que supondrá también un intercambio entre diseñadoras y productores.
“Será un encuentro de balance y evaluación donde van a contarles qué es lo que hicieron y porqué lo hicieron. Hacemos énfasis en que más allá de que el productor es el que mejor conoce su emprendimiento, podamos darles una mirada un poco más integral, sumando propuestas”, sostuvo la docente.
Para principios de julio proyectan realizar un encuentro final en el cual se presenten, tanto para los emprendimientos como para la cátedra, la materialización del proceso.
“Las estudiantes están muy entusiasmadas, sobre todo por tratar directamente con el emprendedor, porque están haciendo un trabajo realmente profesional donde tienen primero el acercamiento con el cliente, recaudan información y realizan el análisis de la competencia, para después pensar qué tienen que comunicar y cómo lo quieren comunicar”, sostuvo la docente.
De parte de la coordinación aspiran a poder llevar a cabo otra edición de la iniciativa, y además, tienen la intención de que a partir del vínculo generado entre diseñadoras y emprendedores, el trabajo pueda llegar a continuar de manera particular.