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Estudiantes de cine de la Facultad de Arte fueron reconocidos en festivales internacionales
Diálogo con jóvenes realizadores estudiantes y egresados de la Facultad de Arte de la Unicen.
Aunque llegaron a Tandil desde Bolívar, Balcarce y hasta de Ushuaia, fue la carrera de cine de la Facultad de Arte de la Unicen la que los encontró. Algunos ya recibidos y otros a poco de hacerlo, con un pie en las cursadas y otro en el mundo productivo y artístico, están cumpliendo aquello que se propusieron hace tiempo, “filmar”. Y aunque el camino de alguna forma recién haya empezado, ya fueron reconocidos y hasta premiados en festivales internacionales.
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Por un lado los integrantes de la productora Atlanta recibieron el premio al Mejor Videoclip Internacional en el Festival de Cine Estudiantil de Uruguay (FENACIES), mientras que los realizadores del corto Del otro lado del Atlántico formaron parte de la selección del Memories Film Fest, en Calabria Italia.
El Eco de Tandil reunió a los estudiantes para dialogar sobre un presente marcado por la posibilidad de trabajar y realizar en aquello para lo que se formaron. Entre el relato de sus inicios junto a las competencias de freestyle o cómo los diarios íntimos de una abuela motivaron la realización de una película, consideraron que la universidad pública les brindó muchas herramientas para desarrollarse como productores audiovisuales, pero también destacaron que lo mejor de la casa de estudios “está en los pasillos”. En el lugar, contaron, conocieron y conocen “gente igual de rara que uno”.
Fue para el cortometraje final de la cátedra de Realización 4 –trabajo requerido para completar la carrera- que Valentina Fourastie les propuso a sus compañeros de grupo realizar una idea que tenía desde hacía un tiempo. Se trataba de contar la historia de vida y desarraigo de su abuela, quien llegó a la Argentina desde Italia durante la Segunda Guerra Mundial.
“Un día mi abuela me dijo que tenía un diario íntimo, y que quería que lo tenga yo. Es una mujer que vivió la Segunda Guerra Mundial, que se vino a los 13 años, que su papá se había ido al frente y ella se tuvo que hacer cargo de todo. En el diario contaba su historia, me lo traje, y lo leí. Ahí fue que decidí hacer algo con eso, y ella también estaba copada con la idea”, contó.
El resultado fue Del otro lado del Atlántico, un corto al que, por la cercanía afectiva, Valentina decidió ceder la dirección a una de sus compañeras, la estudiante de intercambio proveniente de Ecuador Toa Guamán. Más allá de abrir el “baúl de los recuerdos”, las realizadoras viajaron a Necochea donde actualmente reside la protagonista de la historia para conocer e indagar en un punto central de su vida, el desarraigo.
“Lo hicimos con Toa. Estuvo bueno porque al ser alguien que no era parte de mi familia ayudó a enfriar un poco las cosas y a decir dónde estaba lo interesante. Teníamos preguntas disparadoras, e hicimos más una escaleta con profundidad que un guion duro”, relató sobre el proceso de trabajo con el que lograron ir de lo íntimo a lo universal, a detectar esas miradas, gestos, imágenes de ayer, fragmentos del presente y recuerdos puntuales. Así lograron dar cuenta tanto de una distancia geográfica y sentimental, como de aquel territorio donde todavía las vidas de los exiliados siguen unidas, la memoria.
Fue por Elina Alba, la coordinadora de Extensión de la Facultad de Arte que Valentina y su grupo se enteraron de que existía una convocatoria abierta para el festival Memories que se realiza en Calabria. Sin mucha expectativa enviaron el material y a los pocos días recibieron la respuesta de que habían sido seleccionados. Así el trabajo compartió grilla con producciones de todas partes del mundo que abordaron la memoria como tema principal. Y si bien finalmente no resultaron los ganadores en la terna, valoraron la experiencia de la participación.
Del freestyle al cine
Oriundos de Bolívar y Balcarce, los integrantes de la productora Atlanta se conocieron durante las cursadas de la Facultad de Arte. Con más o menos experiencia en cine, si bien no habían terminado la carrera tenían un objetivo en mente, “filmar”. No recuerdan bien si fue en el 2017 o 2018, pero todavía no habían explotado las ahora reconocidas a nivel mundial sesiones de Bizarrap, y ellos se propusieron juntar a “como 15 raperos en la habitación de una casa” a los que grabaron improvisando.
El resultado les gustó, pero sobre todo el proceso, y por eso decidieron formar un grupo. En homenaje a la ciudad norteamericana donde nació el trap, pero también por la serie de Donald Glover, eligieron como nombre Atlanta. “Esa fue la semilla”, contaron Gastón Barbosa, Nazareno Gutierrez y Agustina Barreto, quienes junto a Nahuel Rivero llevan adelante la productora.
De boca en boca la iniciativa fue creciendo y los fueron convocando para diferentes trabajos, pero sobre todo para videos musicales. Después de cuatro años de trabajo el reconocimiento empezó a llegar y recibieron el premio al Mejor Videoclip Internacional del Fenacies en Uruguay. Fue por el clip del tema “Voligoma” de la banda Alset, proyecto actual de Alcides Pardo quien supo integrar bandas pioneras del punk en la ciudad.
“Creo que hacemos videoclips porque es lo más cercano al cine, y lo más accesible. Sabemos que la publicidad es lo que más plata da y cuando lo hacemos está re copado. Pero el videoclip, que por ahí no nos da tanta plata es lo que más placer nos da, es lo más cercano al lenguaje cinematográfico”, contó Gastón sobre su trabajo. Ejemplos sobran, porque muchos de sus videos musicales son sobre todo historias, pequeños relatos urbanos que complementan y expanden la propuesta de cada banda.
“Se trata de filmar algo que tenemos ganas de filmar. Diría que muchas veces nos ponemos el placer por delante y decir que queremos hacerlo porque sentimos que nos va a salir mejor si estamos haciendo algo que nos gusta”, agregó Agustina. En los clips encontraron la oportunidad de explorar el lenguaje, y también la chance de estar en contacto permanente con el hacer audiovisual.
Parte de ese juego entre cine y clips puede observarse en sus redes sociales, donde suelen compartir las referencias cinematográficas que tomaron para cada producción, y allí aparecen desde grandes directores a películas de culto que de alguna manera transcriben en los paisajes urbanos de Tandil.
“A mí personalmente la Facultad me dio herramientas porque ni bien vine acá aprendí todo de cero. Pero también, hoy en día es el momento de YouTube, de los tutoriales y está todo a un clic de distancia. La Facultad se complementa con todo el interés que vos tengas de aprender”, sostuvo Nazareno.
Para Agustina formar parte de Atlanta le abrió las puertas de nuevas formas de vincularse con el hacer audiovisual. En el presente cursa y es además ayudante de cátedra, pero sobre todo destacó la experiencia que le permitió la productora de poner en práctica todo lo aprendido.
Además, planteó, el trabajo los enfrentó a pensar y elaborar presupuestos acordes a la realidad local. “No creo que la industria esté mal”, señaló, pero agregó también que la formación académica se enfoca en formas de producción “muy aplicadas a lo que se puede hacer en Capital Federal, muy aplicadas a lo que se puede hacer con otros recursos que por ahí nosotros no tenemos, pero tenemos otros válidos e importantes, y se pueden hacer un montón de cosas”, concluyó.