TANDIL
Está abierta la inscripción del programa de Masculinidades
La propuesta está destinada a personas judicializadas, pero también pueden anotarse voluntarios. Cómo y dónde.
La Dirección de Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Municipalidad de Tandil llevó adelante el año pasado, y por primera vez, el programa Nuevas Masculinidades. Este año, la propuesta se repite.
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El abogado Luca de Vanna y el psicólogo Nahuel Peris, quienes llevan adelante la tarea de coordinación del programa junto a la trabajadora social Emilia Vigneau, explicaron a El Eco Multimedios en qué consiste y cómo fue la experiencia de 2023.
La iniciativa comenzó como una parte integral en el proceso de las personas judicializados por diferentes causas; y culminó con la incorporación de voluntarios.
De hecho, el programa comenzó con quienes tenían dispositivo dual (o tobillera); y luego con quienes tenían alguna medida sin dispositivo o querían participar de manera espontánea. Sin embargo, subrayaron que “el objetivo máximo de la propuesta es evitar la reincidencia”.
El primer encuentro
El proceso comienza cuando les llegan los oficios judiciales y convocan a la persona para realizarle una entrevista. Si está apto para para avanzar empieza a participar del grupo semanal.
En esta instancia hay algunas excepciones, como los casos con problemas de adicción donde se prioriza el tratamiento y se lo deriva a una institución; y los de abuso sexual de niños, niños y adolescentes.
Según contaron, la entrevista de admisión dura cuarenta minutos, durante los cuales se le cuenta de qué se trata el grupo.
Durante esa etapa, para los profesionales es trascendental despegarse del aparato judicial "porque ellos vienen con el chip de que somos del juzgado, que los estamos vigilando todo el tiempo y no saben qué decir. En algunas ocasiones vienen enojados, si es que vienen”, señaló De Vanna.
Por ejemplo, hay chicos que directamente no dan el presente a la entrevista y eso “complica las cosas” porque tienen que volver a convocarlos.
Sin embargo, el letrado aseguró que “más de la mitad de las personas que nos llegaron por oficios terminaron viniendo. Eso en principio está bueno porque la obligatoriedad viene por parte del juzgado, nosotros no los obligamos nunca venir”. De hecho, ellos les recuerdan constantemente a los concurrentes que es un servicio que brinda la Municipalidad de Tandil.
“Partimos de que hay algo del orden del secreto profesional, que solo si hay riesgo para terceros lo tenemos que comentar. A veces nos piden informes de cada uno de ellos del juzgado y nosotros tenemos que responderlo, pero específicamente qué dijeron ellos, no lo decimos”, agregó.
Una vez superado esto, “hasta que toman confianza con nosotros y entre ellos se llevan varios encuentros. Una vez que eso se instala, es súper interesante lo que se despliega”, aseguró.
Acuerdo de convivencia
Al iniciar el programa se firma un acuerdo de convivencia, donde se marcan los pilares de los encuentros: ser respetuosos y limitarse a determinados criterios.
Además, los procesionales dejan en claro que si no se respetan esas cuestiones, quedan afuera del grupo, y eso no les beneficia porque cuando quedan excluidos tienen que informar.
Si alguien hace apología de la violencia eso se sancionan de determinada manera.
Por otro lado la regularidad de asistencia también es importante, por el compromiso con el otro; el cuidado de lo que se dice en general y en particular con respecto a las mujeres.
Los voluntarios
El año pasado el programa tuvo dos grupos, por mitades de año. La primera mitad estuvo dedicada puntualmente a quienes fueron derivados vía oficio; y para la segunda mitad del año lo hicieron más abierto y lo dejaron a voluntad propia de las personas.
En ese momento se acercaron chicos "para cuestionar su masculinidad, para trabajar con el taller nuestro y para trabajar las actividades. Inclusive se abrieron de otras jurisdicciones. Vinieron oficios de Laprida, de Lamadrid, que los tuvimos que derivar; y luego se sumaron del juzgado de Garantías, lo cual abrió mucho más el espectro de las causas”, afirmó De Vanna.
Como finalmente el primer grupo terminó siendo de 12 participantes, decidieron abrir la demanda espontánea. En esta instancia, contó Peris, “aparecieron varones que quisieron venir a trabajar su masculinidad sin tener ningún tema legal. Y lo redujimos también a quienes tenían dispositivos dual de tobillera”.
Además, partieron de doce encuentros porque no sabían cuánta demanda íbamos a tener; y por el otro porque en principio la medida de los dispositivos era de noventa días.
Cómo es el taller
Con el hecho de ampliar la participación, el grupo terminó conformado por varones que tienen pulsera y otros que no la tienen, por ejemplo. “Eso fue enriquecedor porque se podían encontrar distintas voces”, afirmaron.
En esos primeros encuentros “el enojo es la primera emoción que se detecta, sobre todo con la parte institucional, porque hay chicos que han pasado por lugares donde nadie los escucha”, aseguró De Vanna.
No obstante, según puntualizó Peris, “cuando empiezan a entender que es un espacio que brinda el municipio para que ellos puedan hablar, la cosas fluyen de otro modo”.
“Cuando se dan cuenta que es un espacio que les hace bien, que descomprimen y les ayuda a pensar de otro modo, que ya no vienen solos sino que hay un grupo que lo espera; y que hay pares que comparten situaciones similares se arma otro clima y ahí este ya empiezan a hacer propio ese espacio”, aseguró el psicólogo.
Ante esto, “si uno va de manera directa a trabajar la masculinidad con respecto a la mujer, lo que genera es resistencia”.
En rigor, el objetivo máximo que tiene el programa es tocar “esa lógica de pensamiento acerca de ser varón y empezar a conmoverla generando preguntas”.
Ante esto, el equipo de profesionales busca trabajar desde “el autocuidado, esto de postergar dolores por el hecho de que el varón tiene que aguante; desde lo emocional lo mismo. Hay casos de quienes no han llorado nunca frente a un otro. O por ejemplo, un varón que no se haya peleado con otro no existe. Los argumentos también pertenecen a una lógica en común”.
De Vanna recalcó que “el objetivo máximo es evitar la reincidencia”, y destacó que “no hubo de casos de que se revinculen con las denunciantes. Nosotros observamos que ese vínculo por lo que están ahí en el 99% de los casos, no existe más, sino que hay nuevos vínculos. Entonces nosotros apuntamos a que no repliquen comportamientos anteriores”.
Los que quieren volver
Uno de los hechos destacables es que hubo “casos de muchos usuarios, que terminan esos encuentros y deciden continuar de manera voluntaria”.
Cuando finalizan el proceso de noventa días hay quienes necesitan la contención porque no tienen los medios suficientes para tener un abogado o un psicólogo.
“Ya están acostumbrados al grupo y entonces cuando decimos que no tienen que venir más, piden seguir”, señaló De Vanna.
“Eso sirve porque de hecho después quedan como una suerte de padrinos que les van explicando la dinámica a los nuevos; hacen que sea más fácil y que pierdan la vergüenza; que confíen en nosotros. Y a la vez, quienes recién arrancan ven que hay una persona a la que le sacaron la pulsera y pudo seguir con su vida. El grupo se va enriqueciendo de todos”, subrayó.
El programa durante 2024
Cuando culmina la etapa dictada por el juzgado, es la Justicia la que decide si deben continuar o no. Ante esto, este año la idea es rever esa situación. O sea, ya no hacerlo durante doce encuentros sino por el tiempo que la persona tenga esa medida judicial, ya sea una restricción o una pulsera de familia.
“Si están más de un año con esa medida, no sirve que vengan doce encuentros. La idea sería acompañarlos durante toda esa medida e inclusive si después tiene que seguir viniendo”, mencionó Vanna.
Para este año, el objetivo es comenzar en febrero. Ya hay grupos para ingresar, que quedaron pendientes en diciembre y algunos que no terminaron la participación el año pasado.
La cuestión de género
Durante el taller que se lleva adelante en el marco del programa de Masculinidades participaron varones de entre 22 y 70 años.
Ante este margen etario, el trabajo tiene que ver con "la capacidad de adaptarse a nuevos discursos".
“Nosotros tenemos que construir un nuevo modo de pensar. No podemos pretender que un día para esa estructura que se armó durante años y que era lo que se tenía que hacer, de repente se tenga que desarmar. Entonces partimos desde la conciencia”, señaló Peris a El Eco Multimedios.
Sin embargo, “sí hay cosas que no se pueden hacer y tendrán que reprimirlas estando de acuerdo o no. Y después, un paso más allá, tiene que ver con poder reflexionar sobre eso. Son distintas instancias”.
De Vanna destacó que “hoy la cuestión de género está muy visibilizada en Argentina, a comparación de otros países. Entonces algo ‘agarran’ -por lo menos de lo que ven en la televisión- y por más que se sientan atacados como varones, algo tienen de la cuestión de género. Después hay que llevarlos a entender cómo es”, señaló.
“Encontramos que hay cosas se puede empezar a cuestionar y a ubicar, que son partes de una estructura. Cuando uno los acompaña un poco a preguntarse, se va ubicando que ese ser varón se constituye por discursos de época. No es lo mismo un varón en la actualidad, que uno de hace 40 años”, expresaron.
En esta línea, el contenido del taller involucra inclusive a los profesionales, que se construyeron “con un discurso hegemónico, de una época, y cada uno de acuerdo a su lógica.
“Hoy hay otro discurso que nos invita a pensar de manera distinta”, reflexionó Peris. Y finalizó: “Por suerte, ese discurso vino”.
El taller se realiza dos veces por semana, en la Dirección de Salud Mental. Los interesados en conocer más detalles del programa o en inscribirse pueden comunicarse por Whatsapp al (249) 4284491 o al mail masculinidadestandil@gmail.com