Enviaron una orden de desalojo al referente de Corazones Solidarios y temen porque 168 familias podrían quedarse sin su vianda
Walter Gómez, referente de Corazones Solidarios, recibió tiempo atrás el aviso de que lo desalojarán los primeros días de abril si no abandona la casa en la que vive hace 16 años en el predio de Sans Souci. El problema al que deben enfrentar ahora desde la ONG es que si eso ocurre, no solo quedará en la calle una familia sino que los 168 abuelos y niños a los que ellos asisten cada jueves no podrán recibir la vianda.
Luego de que desde la web de El Eco de Tandil se compartiera la noticia de que Walter Gómez, uno de los referentes de la ONG Corazones Solidarios Tandil, se ofrecía para realizar diferentes trabajos a fin de recaudar dinero y poder realizarle la fiesta de 15 años a su hija, muchas personas comenzaron a solidarizarse y a ofrecer su ayuda. Sin embargo, tan solo un par de días después, la alegría de Walter por recibir tanta colaboración se vio truncada por una orden de desalojo.
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El hecho no solo alarmó a Walter sino también a todos los integrantes de la agrupación que cada jueves reparte viandas de comidas y diferentes artículos a más de 160 abuelos y niños de diferentes barrios carencias de la ciudad.
Ante tal situación, Walter Gómez, de 41 años, Yoana Zumpano, de 24, Florencia Echeverria, de 31, y Federico Lumovich, de 38, cuatro integrantes de Corazones Solidarios, se acercaron hasta El Eco de Tandil para exponer la crisis que están atravesando puesto que si Walter queda en la calle, las 168 familias que ayudan se quedarán sin su vianda debido a que es él quien les cocina.
“Desde que entró una directora nueva al Instituto 75, empezó a no gustarle lo que hacíamos, que es solo un jueves por semana. Nos veía salir con dos ollas o con las viandas, y elevó dos notas al Consejo Escolar, a Fabián Ribas, pidiéndole el espacio donde estamos”, comenzó relatando Gómez.
El lugar en cuestión se encuentra dentro del predio Sans Souci, donde funciona una parte del Instituto de Formación Técnica 75, creado en el 2000, y donde Walter vive desde hace 16 años.
Bajo su punto de vista, lo que en realidad está sucediendo es que “lo están disfrazando para no decir que les molesta que nosotros mostremos lo que hacemos”, pero refirió que ellos deben enseñarlo a través de las redes sociales porque quienes realizan las donaciones les solicitan ver a dónde llegan la mercadería y la comida.
Por su parte, Lumovich apuntó que “la lectura que podemos hacer es que lo que molesta es que se visibilice la situación marginal y de pobreza que hay en la ciudad”.
Semanas atrás le habían advertido a Gómez que le daban 60 días para que se retirara pero hace cuatro días lo volvieron a llamar para decirle que tenía tiempo hasta los primeros días de abril. Para no generar conmoción en las personas a las que asisten, decidieron no comunicárselo: “No se lo dijimos porque no solamente llevamos viandas, sino que también llevamos medicamentos, asistente social, psicólogos y más. Pero no contamos todo por un tema de respeto”.
El predio, según relató Gómez, pertenece al Ministerio de Educación de la Provincia y el Consejo Escolar lo tiene en custodia. Por tal motivo, reconoció el damnificado que “es injusto” que los saquen y que “lo están haciendo por atrás del Ministerio, porque no deben estar ni enterados de lo que está sucediendo”. No obstante, aclaró que no hay ningún elemento legal que pruebe lo que ocurre sino que “es todo de palabra hasta el momento”.
“Se manejaron siempre de la misma manera”
Indignado y preocupado por la situación que le toca vivir, Gómez exclamó que desde el Municipio siempre se manejaron de la misma manera con él y recordó un trágico episodio que vivió años atrás en el mismo lugar.
“De la misma forma que se manejan ahora, se manejaron hace años cuando, por cuidar ese lugar, me prendieron fuego todo y me mataron al perrito de mi hija por sacar ladrones del lugar”, clamó.
Agregó que, luego del hecho, nadie se acercó para ver cómo estaba ni cómo había quedado la casa, por lo que debieron hacer ellos mismo tanto las paredes como los techos. “La plata salió de nuestros bolsillos cuando en realidad deberían haber sido ellos quienes se hicieran cargo”, cuestionó Gómez.
Añadió que “nunca se acercaron” y que la primera vez que lo hicieron fue ésta, para comunicarles sobe el inminente desalojo.
Respaldo en las redes y posibles reclamos
Tal como suele efectuar cada vez que ofrece ayuda o que la solicita, el damnificado realizó una serie de posteos en su perfil de Facebook advirtiendo sobre lo que estaba sucediendo y fueron varias personas las que se comunicaron con él para ofrecer una ayuda.
Asimismo, fueron muchos también los que le propusieron hacer alguna marcha o juntar firmar para ejercer presión y evitar que finalmente lo dejen en la calle. Empero, los integrantes de Corazones Solidarios decidieron no tomar ninguna medida y esperar a ver cuál es la respuesta del Municipio.
“Todavía yo tengo fe de que se puedan humanizar un poco y ver lo que hacemos. Pero si llegado el caso no hay respuesta, no nos va a quedar otra. Igualmente no creo que lleguen a desalojarnos tan fácilmente”, declaró Gómez.
En tanto, Lumovich agregó que primero quieren agotar todas las instancias legales ya que su propósito es “evitar que un amigo se quede a la deriva” y que, en consecuencia de eso, “168 familias se queden sin un plato de comida una vez a la semana”.
En ese aspecto reconoció que les gustaría poder hacerlo más días pero que “es imposible” ya que los agota, y contó que los jueves, luego de las labores particulares de cada uno, se reúnen a las 18 horas y regresan a sus hogares a las 23, aproximadamente.
Corazones solidarios
Explicó Federico que lo que hacen durante la semana es recolectar donaciones que les hacen diferentes personas y agrupaciones. Los jueves, luego de que Gómez cocine, se congregan a las 18 horas para comenzar con la recorrida por los diferentes barrios.
Inician en Unión, luego van a Villa Aguirre, Villa Italia, San Juan, EL Tropezóm, O’higgins y Agerich. De cualquier forma, no le ofrecen ayuda a cualquier sujeto de esas zonas sino que realizan previamente un análisis de cada familia.
“Nosotros tenemos un registro exhaustivo, donde entramos a la casa de cada uno y sabemos quiénes son. No le damos a cualquiera, le damos a la gente que lo necesita. Porque nos ha pasado que hay familias que nos han llamado que tienen cuatro hijos de 20 años. Entonces a esos les decimos que no, porque si nosotros laburamos, ellos también pueden hacerlo, ya que si no estaríamos llevando comodidad”, explicó Gómez.