En una década aumentaron los índices de violencia familiar y se equipararon a los de las grandes ciudades
Desde su creación, el Juzgado de Familia 1 a cargo de la magistrada Silvia Monserrat, ha visto cuadruplicado el caudal de denuncias que solicitan intervención en casos de violencia. La jueza aseguró que en Tandil se replican las problemáticas que se registran en los grandes centros urbanos. Mañana y pasado se realizará en el Centro Cultural Universitario un foro abierto de jueces para repensar acciones desde un abordaje múltiple.
Con el objetivo de interpelar a la sociedad y proponer un abordaje interdisciplinario de la violencia en el ámbito familiar, es que mañana y pasado se desarrollará el Primer Foro Abierto de Jueces del Fuero Familiar bajo el lema “La violencia familiar en perspectiva social”. A partir de las 9:30 en las instalaciones del Centro Cultural Universitario (Yrigoyen 662) profesionales de diversas competencias debatirán acerca de los complejos entramados de una violencia que permanece enquistada en los fueros más íntimos y sobre la que la Justicia debe actuar conforme a las exigencias pertinentes.
Recibí las noticias en tu email
En este sentido, la titular del Juzgado de Familia 1 de Tandil y presidente de la entidad convocante, la doctora Silvia Monserrat, en diálogo con El Eco de Tandil, ofreció un mapeo de la problemática en la ciudad y explicó los límites y atribuciones con los que los jueces lidian día a día para tratar de brindar soluciones a quienes tienen vulnerados sus derechos.
Violencia que atraviesa
-¿Qué sucede con los sistemas de violencia? Desde su perspectiva, ¿cree que ahora se producen más casos o que se visibilizan y denuncian más?
– La sociedad está un poco más violenta y nos hemos vuelto más exigentes en el sentido de que estamos menos dispuestos a aceptarla.
Tipos de violencia que en algún momento pudieron haber sido aceptadas -por ejemplo una violencia que no era física se aceptaba, (insultos, desprecios, violencia simbólica y psicológica)-, pero somos más conscientes ahora. Un derecho humano básico es vivir bien, libre de violencias. Somos más exigentes en querer tener una mejor calidad de vida. Y también ahora hay más oportunidades para denunciar y la persona sabe que si denuncia pone en funcionamiento un mecanismo, con nuestras virtudes y defectos. Hoy estamos más dispuestos a proteger toda clase de víctimas y más reacios a aceptar la violencia.
-¿Cómo es el mapeo que puede trazar sobre la situación a nivel local?
-Tandil no es diferente a cualquier lugar, cuando vemos las estadísticas de la Provincia, no hay diferencia con otras localidades grandes. Antes era ajeno: “esto en mi pueblo no pasa, nos conocemos todos y nos protegemos”, se decía ante ciertos casos.
En Tandil crean el segundo Juzgado de Familia que se puso en funcionamiento el 10 de septiembre del año pasado porque la cantidad de causas que manejaba este ameritaba uno nuevo. No se puede triplicar la cantidad de agentes judiciales de un juzgado, porque el juez sigue siendo uno solo y sus funciones son indelegables. Entonces hay que crear nuevos órganos jurisdiccionales para prestar un buen servicio de Justicia.
Desde que empezamos, hace diez años, se han cuadruplicado la cantidad de casos que provienen de una denuncia por violencia familiar. A partir de la puesta en funcionamiento del Juzgado 2 estamos bien y trabajamos al día.
La eficiencia y la eficacia en los juzgados de Familia dependen enormemente de recursos ajenos, de políticas públicas y de articulación con otros sectores de la sociedad y el Estado.
Por eso apostamos por el abordaje interdisciplinario, para encontrarnos con todos los que trabajamos en tratar de proteger, prevenir y detectar el tema de la violencia familiar y abrir el debate para participar todos y mejorar las intervenciones.
Las limitaciones del sistema judicial
-¿Por qué cree que aún hoy muchas personas no confían en el sistema judicial?
-Cuando en los medios nacionales hablan de la desconfianza en la justicia, yo tengo la plena certeza de que hablan de la Justicia Federal y especialmente de Comodoro Py. La justicia es un valor intangible, es imposible llegar a un consenso unificador.
Lo que para mí es justicia, para otro no lo es. Cuando un juez de Familia decide la cantidad de días en que un padre o madre puede tener un régimen comunicacional con su hijo, probablemente sienta que no hay justicia. La justicia es individual, el sentimiento que yo tengo tiene que ver con mis expectativas, se ve mucho en la justicia penal.
-¿Cuáles son los límites de la Justicia ordinaria?
-La Justicia no puede todo, y en la violencia doméstica sin lugar a dudas que no podemos todo. Podemos poner medidas cautelares de protección, pero no tenemos los recursos económicos para brindar apoyo, no está en nosotros dar un refugio, dar a las víctimas los recursos que les tienen que dar el Estado en otros niveles.
Si la Justicia pone una orden restricción, ordena que se paguen los alimentos, dicta medidas de abrigo, pero no se cumplen con determinadas pautas, la realidad es que siempre va a haber injusticias.
Mi sensación es que la gente viene buscando algo y la enorme mayoría encuentra el resultado. Si me piden una restricción de acercamiento sabe que la van a tener, con la sola denuncia de la víctima se ordena. Cuando se produce un femicidio, lo primero que hacemos es ver si teníamos denuncias, nos llama a la atención que muchos femicidios no tienen denuncias previas radicadas. Aún con medidas se llega a la máxima expresión que es el femicidio, no podemos garantizar el cien por ciento de la integridad. Hay victimarios que cumplen las medidas judiciales, pero también hay gente que jamás la cumple y sistemáticamente la quiebra, no respeta la autoridad.
Cuando se piden cosas más complejas, por ejemplo se acusa a un padre de abuso sexual, ante la menor duda protegemos e impedimos el contacto. Pero si la Justicia penal no encuentra que el delito se haya consumado, la Justicia de Familia no tiene más remedio que fijar un régimen comunicacional. Lo hacemos protegido, asistido por un trabajador social, pero no está en mí la posibilidad de que si el delito no se comprueba, igual apartar a ese niño o niña de ese progenitor. Siempre se espera que lo aparte, pero tenemos el límite de que se compruebe el delito. No existe mejor garantía que el sistema judicial, no hay otra forma, con nuestras debilidades inclusive, pero los juzgados de Familia están integrados por gente con vocación de servicio y ganas de trabajar.
Menores institucionalizados
-¿Se registran muchos casos de abuso sexual intrafamiliar en Tandil?
– A Dios gracias no hemos tenido, en el tiempo que llevo, menores embarazadas en situaciones de abuso, pero sí tuvimos y tenemos muchos casos de abuso. Se trabaja arduamente con los adoptantes cuando los niños han sido abusados, todo proceso de vinculación adoptiva es difícil, porque hay que adaptarse y paliar el daño producido al niño, niña o adolescente, pero el abuso sexual tiene implicancias en muchos ámbitos, llevan esa lastimadura de por vida.
Con respecto a otros distritos, tenemos mejores indicadores en cuanto a que en 10 años que llevo no se registró ninguna situación de abandono de bebés, creo que es porque nuestros efectores funcionan. Tampoco vemos niños en situación de calle, ahí trabajan las organizaciones de la sociedad civil, las ONG’S que están insertadas en la comunidad. En Tandil tenemos mejores sistemas de prevención.
-¿Cuál es la situación de los menores institucionalizados a disposición del juzgado?
-Ante un caso que lo requiera, dictamos una medida de abrigo de 180 días y bregamos porque se cumpla, pasado el plazo ese niño vuelve a su familia de origen si se han superado las situaciones de vulnerabilidad. Si no es así, se da el resguardo a otro miembro de la familia o a un referente afectivo, si no queda en adopción.
El plazo que se le da a la medida de abrigo obliga al sistema de promoción a saber que el chico no puede estar institucionalizado de por vida. No obstante, hay chicos en instituciones muchos años porque depende de dos circunstancias. Por un lado, si es un adolescente o un niño arriba de los 10 años, sólo se puede pensar en una familia alternativa si el chico lo acepta. Si el chico no quiere no se puede intentar un proceso de vinculación en contra de la voluntad del menor.
Y la realidad es que el perfil de los adoptantes que desea adoptar niños grandes o adolescente es muy escaso. A ese chico se lo mantiene en el sistema hasta los 18 años, que es cuando cumple la mayoría de edad, y cuando no se consigue familiar hay que trabajar el autovalidamiento, pero el Estado siga manteniendo algo de asistencia hasta que el joven se pueda valer por sí mismo.
El primer foro abierto de jueces
-¿De qué manera desarrollarán las actividades convocadas para este viernes y sábado?
-Será con profesionales de distintos ámbitos: psicólogos; un médico que trabaja maltrato infantil; tres expertos de violencia en general en todos los estratos; estarán Agustina Ayllón, presidenta del Instituto de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires y abogada y una jueza de San Martín contando del nuevo programa de tobillera electrónica para victimarios; y la doctora Claudia Portillo, que es prosecretaria de la Suprema Corte de Justicia provincial, para hablar de las convenciones internacionales.
Es el primero encuentro abierto que se hace y está concebido así para repensar con todos los actores sociales los múltiples abordajes de la violencia en pos de mejorar las intervenciones. Es con entrada libre y gratuita, la asistencia a los plenarios se acredita en el momento y para los talleres hay que inscribirse previamente.
-¿Qué necesidades se detectaron para propiciar la creación de un foro de jueces y sus consiguientes espacios de debate?
-El Foro de Jueces del Fuero Familiar lo creamos como persona jurídica hace tres años, pero empezamos a trabajar mucho antes. Los primeros juzgados unipersonales en la Provincia fueron del interior y Tandil estuvo entre los 12 primeros, cumplimos el 26 de marzo la primera década.
En 2010 la presidente de la Corte Provincial convoca a los jueces de familia a una jornada por el Día de la Mujer, pero quienes estábamos en funciones ya habíamos empezado a contactarnos. La competencia era novedosa, comenzaba a aplicarse el sistema de promoción de los derechos del niño, y aparece la medida de abrigo para proteger a los niños en situación de vulnerabilidad.
Las medidas de abrigo nacen con los juzgados unipersonales y había más dudas que certezas. Entonces comenzamos a consultarnos entre jueces para intercambiar información y experiencia. Proyectamos encontrarnos en La Plata y decidimos mantener la conexión. Armamos un grupo virtual para salvar dudas y compartir experiencias de trabajo, y después decidimos empezar con los encuentros para vernos. Éramos poquitos y ahora somos 95 jueces unipersonales en la Provincia. El foro ha tomado la posta en defender aquellas necesidades de los juzgados, este sábado fuera de la jornada vamos a revisar el proyecto de modificación del código de procedimientos provincial, nos pasó cuando se modificó la ley de violencia también.