Villa Aguirre
En un empático grupo de estudio, seis mujeres cambiaron sus vidas gracias a la alfabetización
Hay adultos que toda su vida esperan el momento de retomar los estudios. A veces la vida se complica, pero encuentran la voluntad para anotarse y seguir adelante. Las historias de seis mujeres que aprendieron a leer y escribir en la escuela de Villa Aguirre.
Por Flornecia Villalba
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Anita Valenzuela, Blanca Márquez, María Inés Tolosa, Stella Maris Barrios, Stella Maris Fuentes y Zulema Sueldo son alumnas de la escuela para adultos del barrio Villa Aguirre, perteneciente al ciclo de alfabetización, que comparten sus jornadas junto a los profesores Carolina Amunarraiz y Remigio Fusé.
Estas son voces que no siempre son escuchadas, historias de vida que demuestran que nunca es tarde para empezar. La escuela se convierte en un lugar de encuentro, donde no sólo se va a aprender sobre diferentes materias, sino sobre la vida.
-¿Cómo surgió la idea de inscribirse, qué los motivó?
Stella Maris Fuentes y Stella Maris Barrios: -Para aprender.
Zulema Sueldo: -Porque lo dejé ahí en pausa, no pude terminar, por una cuestión de que fui mamá de nueve hijos, así que esta era la oportunidad, al estar todos grandes, era algo que había quedado ahí, poder terminarlo.
Blanca Márquez: -Siempre tuve la idea. Fui mamá joven y no pude terminar séptimo grado. Fui a la salita, vi el cartel y cuando me volví de trabajar a la mañana, vine acá y me anoté, pero estaba una maestra a la mañana y me dijeron que viniera a la tarde, y ya empecé. Tenemos un grupo muy lindo.
-¿Tuvieron que pensarlo mucho?
B.M.: -No, yo lo decidí de una, se me dio y ni a mis hijas les había contado, después les dije cuando me anoté, ellas estaban re contentas porque me hace bien a mí. Vengo contenta siempre, para mí fue lindo y es lindo. Si tuviera que volver, lo haría.
Z.S.: -En mi caso fue decir ‘lo hago ahora por mí’, y dejar de decir, ‘no, no puedo’.
-¿Como una autorrealización?
Z.S.: -Sí, aparte tenemos un grupo bárbaro entre nosotras con la seño. Venimos acá y es muy lindo.
S.M.F.: -Cuando crié a mis hijos, fui de noche, con la profesora que ahora es la directora. Seguí estudiando y mi marido me sacó, así nomás, entonces me fui a averiguar con otra maestra, que me ayudó mucho, es como si fuese una hermana y me enseñó bastante. Yo me ponía muy nerviosa y me sigo poniendo, pero ya cambié, ahora tengo otra forma de ser.
-Cuando uno se siente bienvenido al lugar, le da gana de quedarse.
S.B.: -Sí, las compañeras son todas divinas.
B.M.: -Y tratamos de estar todas bien y de ayudarnos, con los viajes que vamos a hacer, con las ferias y las 'chocolatadas'.
B.M.: -Colaborar y ser compañeros.
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Una etapa de aprendizaje
-Si alguna vez habían ido a la escuela, ¿por qué se interrumpió?
Z.S.: -Yo había empezado séptimo grado de primaria y tuve que interrumpir porque me casé.
S.B.: -Yo estaba con mi hermano en un colegio, a mí me costaba mucho aprender. Mi hermana repetía de grado para enseñarme a mí y no aprendí. Pero después, cuando fui grande, me costó, no sabía escribir nada, después tuve a mis hijos y me costó más. Hay muchas personas que no saben, y te duele, y ahora estoy aprendiendo bastante y estoy contenta.
B.M.: -Aprendí mucho con mis hijos, cuando empezaron primer grado aprendí, yo sé, pero me cuesta bastante, a mí me gustan las matemáticas, pero leer no, me cuesta, pero ya aprendí eso con mis hijos.
Z.S.: -Tienen mucho que ver los maestros, tanto acá como Remigio y la maestra que tenemos nosotros, Ana (su compañera) tuvo un adelanto que ni ella ve, yo lo veo, pero también quiere decir mucho de los maestros.
B.M.: -Y también tenemos música, pintura, tomamos el té y merendamos acá, disfrutamos mucho de esto y charlamos con los profesores contamos cosas de lo que nos ha pasado, ¡y eso es bueno!
Experiencia de vida
-No es sólo venir a aprender, sino disfrutar de otras cosas y estar en compañía…
Z.S.: -Sí, a mí me costaba al principio, no lo voy a negar porque yo digo ‘no somos chicas que tenemos que ir a gimnasia, a música’, pero después te acostumbrás y te gusta, es lindo.
-Es sentirse integrado.
B.M.: -Tenemos la señora que nos da la merienda, la directora y la vicedirectora, si queremos hablar con ellas.
-¿Alguna vez se sintieron excluidos de la sociedad por no saber leer y escribir?
S.M.F.: -Yo lo pasé, se te reían por ahí, o tener que decir ‘¿me podés ayudar porque no sé leer y escribir mucho?’, y te dicen ´¿cómo no vas a saber leer y escribir?’, o no saber tu número de documento, que ahora ya me lo sé gracias a Dios y a la seño. Te hablaban mal o te decían ‘a ver, dame’ (de forma grosera), y ya te sentís mal. Me pasó mucho, porque cuando quedé embarazada de mi nene, mi marido que es camionero no estaba nunca y yo siempre le digo a mi hijo que él me enseñó a ser mamá, aprendí un montón con mi hijo y a la fuerza.
B.M.: -Yo no, porque siempre tuve la ayuda de mis hijos, algo precisaba y ellos me ayudaban. También aprendí a leer y escribir del teléfono. La hija de mi patrona me decía ‘usted escribe bien Blanca’, yo le entiendo cuando usted me escribe, pero una, a veces, piensa que escribe mal, pero yo estoy re contenta la verdad, volvería de nuevo el año que viene.
-¿Alguna vez sufrieron discriminación?
S.M.F.: -Yo con mi papá y en el Hospital.
-¿Es donde más se dan los casos?
B.M.: -Yo tuve muchos malos momentos con mi exmarido que me decía ‘no servís para nada’, son cosas que hasta el día de hoy no lo puedo superar.
Z.S.: -Uno tiene que decirse uno mismo que sí puede; él para mí no existe.
B.M.: -Después de la separación, empecé a hacer que me respetaran, que no me vayan a gritar, que no me vayan a decir nada. El respeto primero, y hablar bien las cosas, nos tenemos que hablar bien, porque eso no se te cura, eso lleva mucho tiempo.
-¿Sienten que la agresividad está en la sociedad?
Remigio Fusé: -A raíz de esto las personas se ven apartadas, tienen el pensamiento de que no pueden, de que no les va a salir. Después uno empieza a ver que hay cuestiones que son de autoestima, porque poder pueden. Yo lo he hablado con una de mis alumnas, que tiene metida la idea de que ella no puede, y yo le digo ‘el día que cambiemos ese chip, y que vos digas en vez de no puedo, lo voy a intentar, vas a ver que vas a hacer un cambio de 180 grados y vas empezar a mejorar todo’.
Z.M.: -Viéndonos entre nosotras mismas, a mi compañera que decía ‘yo no sabía mi número de documento’ y ahora lo sabe, ves que se puede, ahora ella sabe leer, sabe sobre otras cosas, y vos decís ‘si vos te ponés o mirás tu carpeta, decís yo puedo’.
Carolina Amunarraiz: -Inclusive, esto que están haciendo ahora, cuántas de ustedes -que yo hace mucho que conozco- estaban en el salón calladitas, no decían nada porque ‘lo que voy a decir está mal’, ‘porque se van a burlar’, ‘porque no sé utilizar’, y ahora pueden hablar en público todo lo que les pasa, expresarse, y no es poco, porque así como ustedes ahora pueden contar su historia de vida y sus cosas, también pueden ir a hacer un trámite seguras y decir ‘no me voy a equivocar, me va a salir bien’, van adquiriendo seguridad.
Z.S.: -Yo inculco el ‘sí podemos’, ‘sí se puede’.
S.M.B.: -Cuando fui a pagar la cuenta del cable, le digo al muchacho ‘esperame’, y me dice ‘no sabés’. Le digo ‘mirá perdóname, todos no sabemos algo’, ‘todos no nacimos sabiendo’, me enojé, le dije la verdad. Era más joven que yo y te tratan mal. Cuando voy al quiosco también, y me pregunto ‘entro o no entro’ y me digo ‘que sea lo que Dios quiera’.
B.M.: -Cuando uno hace una transferencia hay que mirar bien. Cuando me separé, me costó, pero solita aprendí y salí adelante.
-¿Se sienten que están acompañadas?
B.M.: -Siempre estamos acompañadas, a mí me gusta cuando ellas vienen.
S.M.B.: -Qué lindo que es venir a aprender a leer y a escribir, porque yo no me podía desenvolver sola y me sentía mal. En la escuela de noche había tantos alumnos que nosotros nos quedábamos atrás porque no sabíamos nada, ellos estaban más adelantados.
B.M.: -Todos los años decía ‘voy a empezar, voy a empezar y no empezaba, y mis hijos estaban re contentos porque decían ‘mamá a vos la mente se te va, estás ocupada’.
C.A.: -Todos nosotros no sólo aprendemos matemáticas, ciencias sociales, naturales, música, sino que también aprendemos cosas que son útiles para la vida. Entre todas nos ayudamos para hacer un trámite, nos pasamos el dato de un médico, de un lugar a donde puedo ir a hacer tal cosa.
B.M.: -Pienso que siempre podés contar algún problema que tengas porque uno los pasó.
-¿Cómo se organizan con el estudio?
Z.M.: -Tengo ayuda con las cosas de la casa.
B.M.: -Tengo hijos, pero me manejo, tiempo de hacer cosas.
-Vi en el salón una situación muy linda, Anita no llegaba a ver lo que estaba escrito y ustedes fueron a ayudar.
B.M.: -Es siempre así, hay cosas que no entendemos y la llamamos a la señora (refiriéndose a otra de sus compañeras) y la profe nos reta porque lo tenemos que hacer nosotras mismas.
R.F.: -La otra vez hablando con una de mis alumnas, le pregunto ‘¿cuándo pensás en vos?’, porque yo que te escucho de este lado siempre es ‘no que esto y lo otro’, le digo ‘¿vos en algún momento del día parás la pelota? y decís ‘¿cuándo pienso en mí y hago algo para mí?’.
Z.M.: -Hago algo por mí y eso no quiere decir que uno sea egoísta, es decir, ahora tengo tiempo para mí. Yo ya fui mamá, tuve nueve hijos. La más chica tiene 23, entonces ya está, ya cumplí mi papel, no quiere decir que no esté cuando tenga un problema alguno de los nueve, pero ahora soy yo.
B.M.: -A mí me cambió la vida cuando me separé. Es difícil, es intentar cruzar una calle que no la podés cruzar. Sufrí un montón, mi hija más chiquita tenía 16 años, en un momento como pude la llevé conmigo, terminó de estudiar, la llevé al colegio, terminó y ahora se recibió de arquitecta y la llevé yo, fue difícil, pero pude. Tengo cuatro hijas, y ellas siempre están y se ponen contentas con lo que yo hago y eso es lindo. Mi mamá nunca me acompañó en ese sentido, no era una mamá presente ni una abuela presente, mi suegra sí.
Planes a futuro
-¿Qué los motiva a seguir estudiando?
Z.M.: -Yo ahora quiero terminar la escuela y el año que viene seguir el secundario, y decir ‘lo pude hacer’, le guste a quien le guste, lo hago por mí, hay que tener decisión propia.
S.M.B.: -Me siento bien, me ayuda mucho, me enseña a leer, me cuesta unir las palabras.
-Cuando finalicen, ¿piensan seguir estudiando?
B.M.: -Quiero estudiar costura, cuando venía con la profesora me encantaba.
S.M.F.: -Yo también, está muy bueno.
B.M.: -Capaz que la secundaria me va a costar.
Z.M.: -Hacer el secundario para seguir ocupando la cabeza porque tengo problemas de salud, mi marido también, mi madre de 95 años, todo se va sumando y vos te quedás en todo eso, es como que también te aplacás.
-¿Es un espacio de liberación?
Z.M.: -Sí, es mi lugar, mi espacio y me siento bien.
-¿Creen que las cosas llegan en el momento correcto en la vida?
Z.M.: -Sí, creo que hay un tiempo para todo, eso es algo muy lindo, es como decirle a tu hijo que no queme etapas, cada cosa en su debido tiempo, que es lo que les explicaba siempre a mis hijos, y estoy muy orgullosa tanto de mis hijos como de mis hijas, tengo siete mujeres y dos varones y también mis nueras, que son como mis hijas y mis yernos también.
-¿Qué le dirían a las personas que quieren estudiar y no se animan?
B.M.: -Que lo hagan, yo le digo a mi amiga que venga que es un grupo lindo.
-¿Qué le dirían a los jóvenes que tienen la oportunidad de estudiar y no quieren hacerlo?
B.M.: -Eso siempre se habló, de los chicos que no quieren estudiar, porque yo me acuerdo cuando mi hija empezó a estudiar en La Plata y su íntima amiga dejó, ella quería dejar y le digo ‘¿cómo vas a dejar con el sacrificio que se está haciendo?’ y le dije ‘bueno, si no querés seguir estudiando, andá a limpiar vitrinas’. Les diría que estudien porque tienen posibilidades.
Z.M.: -Hoy en día tienen más posibilidades, más aún si no terminás el secundario, se hace difícil para conseguir trabajo.
S.M.F.: -Yo le digo lo mismo a mi hijo.
C.A.: -Partiendo de que todos los trabajos son dignos, cualquier persona que se va a ganar el dinero es digna; pero si uno tiene un estudio, puede aspirar a otra oportunidad.
B.M.: -Si les va mal deben seguir estudiando porque en muchos casos el sacrificio lo hacen los padres. Y por el bien de uno.
Z.M.: -Y tenemos ejemplos de personas que trabajan y estudian.
Esta nota forma parte de la serie de entrevistas realizadas bajo la tutela de la Profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Práctica profesional 1 en la carrera de Comunicación Social para el Desarrollo Local de ISFDYT 10, cada uno de los cuales eligió un entrevistado.