En su año fundacional, el Colegio de Agrónomos bonaerense logró cumplir los objetivos planteados
Ya alcanzó los dos mil matriculados, superando el caudal histórico de su antiguo colegio. Avanza con los trabajos en conjunto para fortalecer el control de aplicaciones en pos de cuidar el medioambiente. “Los que sabemos del tema somos nosotros”, categorizó Daniel Garaguso, asegurando que no se puede legislar prohibiendo.
Con unos dos mil matriculados, el Colegio de Ingenieros Agrónomos y Forestales de la Provincia de Buenos Aires (Ciafpba) cierra el año con un muy buen balance. Si bien en enero y febrero de 2019 empezaron con las asambleas provincial y regional, fue recién en mayo que comenzaron a funcionar operativamente, entonces en sus primeros ocho meses de trabajo han podido cumplir con las metas que se habían propuesto para esta parte.
Recibí las noticias en tu email
“Estamos en los 400 matriculados en la región sudeste, cuando nuestro propósito es llegar a los 500, así que muy contentos de estar a poco de lograrlo”, sostuvo Daniel Garaguso, secretario de esta región.
Fue un año de mucha discusión, comunicación entre colegas y de negociación de las autoridades actuales con las del anterior colegio para resolver la serie de pasos administrativos para terminar la separación.
Cabe recordar que esta entidad surgió luego de una larga lucha por independizarse del Colegio de Ingenieros en general. En la división establecida, Tandil resultó sede de la región sudeste, que abarca a todas las localidades comprendidas dentro del triángulo Olavarría, Necochea y General Madariaga, siendo un total de 22 partidos.
“Estamos llegando a buen puerto”, celebró al considerar que se superaron los 1500 matriculados históricos que tuvo siempre el colegio anterior, y reveló que la meta para el año que viene es duplicar los dos mil actuales. Asimismo, contó que quieren acercarse a los 10 mil o 12 mil profesionales de la provincia.
“Entendemos que este es un beneficio para el productor y la sociedad, que tiene garantías de que quien lo asesore será un ingeniero agrónomo recibido y con título, no un idóneo”, realzó. A su vez, mencionó que el profesional va a tener un respaldo en cuanto a los honorarios que debe cobrar por su tarea, en cualquiera de las áreas que se desempeñe.
Planificar en pos del medioambiente
“Aunque a la gente le parezca mentira, nosotros somos los primeros ambientalistas y nos preocupa el cuidado del medioambiente, porque sabemos cómo hay que hacer las aplicaciones, dónde se puede hacer otra cosa que no sea aplicando productos”, indicó Garaguso.
Es que desde los comienzos del Ciafpba postularon que uno de los principales intereses que tienen es dar respuesta a inquietudes como la efectiva aplicación de la Ley de Agroquímicos en la provincia de Buenos Aires.
“Está bien que la sociedad reclame más controles, porque todos somos buenos, pero si nos controlan somos mejores”, analizó. Por eso es que hacen constante hincapié en las buenas prácticas agrícolas, y otras alternativas posibles a ir desarrollando.
Ya habían anunciado la idea de que la innovación en la profesión del agrónomo va hacia un equilibrio entre producir más y mantener el recurso suelo cuidando el medioambiente. Así, previo a la conformación del colegio, Garaguso había avisado que trabajarían sobre el reclamo que hay con respecto al control de las pulverizaciones cerca de los centros urbanos. Con este fin es que actualmente están en permanente contacto, tanto con el Ministerio de Agroindustria como con la Dirección de Sanidad Vegetal.
“La idea es interactuar con ellos todo el tiempo, estar juntos en las etapas y procesos de uso de productos agroquímicos, porque hay conflictividad en las zonas aledañas a las urbanas”, explicó. En este sentido, aseguró que se está trabajando mucho a nivel de los municipios para que estas aplicaciones sean controladas, tengan la presencia de un profesional y den aviso de cuándo van a realizar las tareas.
Sin embargo, y haciendo directamente pie en el anteproyecto recientemente presentado por Graciela Canziani en la Banca XXI del Concejo Deliberante, advirtió que no se puede ligeramente legislar sobre las prohibiciones. “Es como querer disminuir la tasa de accidentes de tránsito evitando que circulen los vehículos”, ejemplificó. Para él, esto sería muy eficiente, pero data de muy poca imaginación para resolver el tema, y propuso que hay muchas alternativas y variantes que se pueden desarrollar.
“Queremos ser orgánicos, naturales, podemos hacerlo, pero planificando, no cambiando el hábito de un día para otro”, insistió, apoyando las medidas que van hacia los modelos productivos que no se sustentan solamente a base de insumos.
Buscando puntos de encuentro
El colegio tiene previsto avanzar en una serie de convenios con la Provincia para facilitar los controles, pero con el cambio de presidencia todo se demoró un poco y tendrán que volver a conversar para llevarlas adelante.
“En Tandil estamos en permanente contacto con la Secretaría de Medioambiente de acá y nos parece fantástico que si alguien hace una contravención, se multe y se controle. Lo que tiene que funcionar es la comunicación, ya nadie puede hacer su actividad como si estuviera aislado del mundo. Para esto, destacó que es necesaria la colaboración de todos.
Como colegio, remarcó que apoyan la actividad del Círculo de Ingenieros Agrónomos de la ciudad. Asimismo, están integrando una Mesa Intersectorial de Producción Agropecuaria de Tandil, que se formó hace un mes, en donde están involucrados todos los actores en el proceso productivo: entidades de productores, grupo de aplicadores, Círculo y Colegio de Veterinarios, apicultores, más asesoramiento de la Municipalidad de Tandil, la Provincia y el Senasa.
“Así como tenemos un Tandil que exportamos por el turismo, podemos tener una ciudad que produce sin tener conflicto en las zonas que están entre lo rural y lo urbano”, anheló. Para esto, aseguró que son ellos los que tiene conocimiento pleno de cómo armar alternativas que sean productivas, cuiden el medioambiente y el recurso del suelo.