En los barrios, las organizaciones atajan las necesidades con foco en la salud y la educación
A las habituales tareas de asistencialismo alimentario que desarrollan las organizaciones sociales -intensificadas durante la pandemia-, se sumaron los abordajes en salud y educación para sobrellevar el contexto. Las promotoras del Movimiento Evita anotaron a más de 1500 personas en el plan provincial de vacunación y ayudan a familias aisladas, en lugares a los que nadie más llega. En los barrios, además, se sostienen diversos espacios de apoyo educativo para favorecer la continuidad pedagógica de niños y adolescentes.
La secretaria de Organización del Movimiento Evita, Marilen Pogorzelski, conversó con El Eco de Tandil y brindó detalles del trabajo que desarrollan día a día en diferentes puntos de la ciudad, con foco en las áreas de educación, salud y género, ejes que se intensificaron en el último año, además de la asistencia alimentaria.
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“Al principio de la pandemia, a raíz de la necesidad de la gente, comenzamos con la asistencia de alimentos y ollas populares en diferentes barrios. Así fue que, organizados por grupos, asistimos a más de 200 personas en cada lugar”.
En contacto con este Diario, la joven explicó que “hay lugares a donde el Estado no llega y no es un trabajo fácil atender las carencias. El desempleo y la caída de la actividad económica impactaron mucho y más en los sectores vulnerables”.
Este año, además, impulsaron una campaña para inscribir a los vecinos en la campaña de vacunación contra el Covid-19, sin dejar de lado la asistencia alimentaria, tarea que continúan desarrollando, como así también las actividades de apoyo escolar. Este marco de actividades se despliega en barriadas como La Elena, Villa Laza, La Movediza y La Movediza 2, Villa Italia, San Juan, Villa Gaucho y Las Tunitas.
Inscripción a la vacunación
A partir de una agenda de abordaje territorial que se profundizó a partir del año pasado, los promotoras territoriales del movimiento se capacitaron en salud para hacer frente a la pandemia y este año, además, se pusieron al hombro la tarea de anotar en el plan provincial Vacunate a quienes se encuentran en los grupos prioritarios y no tienen los medios para hacerlo.
Como la inscripción es únicamente online, la organización asumió el compromiso de inscribir a los vecinos con un mail institucional para recibir los turnos y poder darles aviso para que concurran a inocularse. Así, las promotoras pasan casa por casa entregando turnos.
Algo que parece tan simple para mucha gente mayor no lo es, porque no siempre tienen los recursos materiales para conectarse a internet ni familiares que los ayuden. Con esta modalidad, ya inscribieron a más de 1500 personas.
“Nos metimos de lleno en eso y es un gran trabajo que hacen las promotoras barriales”, remarcó.
Asistencia a familias
Por otro lado, las actividades no se agotan allí, sino que también asisten a personas y familias aisladas por Covid-19 y realizan tareas de prevención y concientización en diferentes puntos de la ciudad.
Los abordajes en materia de salud se sostienen desde hace mucho tiempo pero cobraron una relevancia especial a partir de la irrupción del coronavirus, coyuntura en la que fue necesario avanzar aún más para ofrecer respuestas a las necesidades que iban surgiendo.
En este sentido, Marilen detalló que “el Municipio a muchos lados no llega y ahí es donde estamos como organización social, ofrecemos comida, elementos de higiene, les preguntamos cómo están. Lo vamos a seguir haciendo, el recibimiento de la gente es muy satisfactorio”. Asimismo, asisten a mujeres víctimas de violencia de género y tratan de promover espacios de escucha y trabajo en red con las instituciones y entidades abocadas a este tema.
Una relación poco aceitada
El vínculo entre la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat de la comuna y las diversas organizaciones sociales presentes en todos los barrios de Tandil, nunca ha sido fluida y el trabajo articulado pareciera ser un horizonte intangible aún.
En general, son los movimientos los que están más cerca de la gente para escuchar sus necesidades y tratar de ofrecer algún tipo de ayuda que sirva para tapar los enormes agujeros que hay, en un tejido social cuyo hilo se corta por lo más delgado.
Al respecto, Pogorzelski compartió que en algunas zonas se puede coordinar con trabajadoras sociales del Municipio “pero no hay muchas” y agregó que “de todos los barrios en los que estamos podemos articular en dos o tres. Estaría bueno que reconozcan el trabajo que hacen las organizaciones -que es esencial- y poder articular con el Estado local también”.
Apoyo escolar
La labor que desarrollan se enfoca también en el área educativa, a través de las clases de apoyo escolar que jóvenes universitarios dictan en los espacios que el Movimiento Evita tiene en los distintos barrios.
Si bien el apoyo educativo es un factor sobre el que siempre han trabajado, la virtualidad no hizo más que agudizar la brecha digital y tecnológica en todo el país, y a muchos estudiantes se les dificultó lograr la continuidad pedagógica.
“Es importante esto, porque hay muchos chicos que no tienen acceso a internet, las escuelas entregan el material y los cuadernillos, y a veces se les complica para hacer las cosas solos, no reciben ayuda de nadie y no pueden pagar una maestra particular”, precisó la joven.
Tras el ciclo lectivo virtual 2020, este año la presencialidad ayudó a recuperar el pulso educativo, pero no todos los establecimientos pueden dar clases todas las semanas a todos los agrupamientos, por eso la mayoría se maneja con un régimen dual y los alumnos concurren semana por medio a la institución. En esa semana en que los alumnos no van a la escuela, estos dispositivos siguen siendo de vital importancia para sostener la actividad educativa y tratar de empatar la grieta.
Así las cosas, visibilizar el trabajo silencioso que hace que la rueda siga girando es parte también del reconocimiento y la valoración de los abordajes en territorio, imprescindibles para bregar porque se garanticen los derechos en todas partes, incluso más allá de las cuatro avenidas.