En el primer día de restricciones, el ritmo de la jornada se ajustó a la actividad de los esenciales
Ayer comenzaron a regir las medidas dispuestas por el Gobierno nacional en el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus. La prohibición de la presencialidad en actividades no esenciales redujo la circulación visiblemente. El factor climático también contribuyó con este panorama. Comerciantes minoristas reclamaron el decreto municipal para tener precisiones sobre las opciones para funcionar.
Ayer comenzaron a regir las medidas dispuestas por el presidente Alberto Fernández, en el marco de un nuevo confinamiento que restringe fuertemente la circulación en todas las zonas del país que se encuadren en alto riesgo o en alarma epidemiológica, incluida Tandil.
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La suspensión de la presencialidad en las actividades económicas, industriales, comerciales, de servicios, culturales, deportivas, religiosas, educativas, turísticas, recreativas y sociales tuvo su correlato en el ritmo propio de la ciudad, que ya se vio afectado por las prohibiciones que regían para la Fase 2.
Bajo este nuevo esquema, la circulación se vio reducida y estuvo marcada por el funcionamiento de las actividades habilitadas en esta nueva etapa de confinamiento, que tendrá vigencia hasta el 30 de mayo inclusive, y que se reeditará el 5 y 6 de junio. La fría y ventosa jornada otoñal también contribuyó con este escenario.
Según el decreto emanado desde el Ejecutivo nacional, las personas deberán permanecer en sus residencias habituales “y sólo podrán desplazarse para aprovisionarse de artículos de limpieza, medicamentos y alimentos y artículos de necesidad en comercios esenciales y retiro de compras autorizadas, siempre en cercanía a sus domicilios”.
Minutos antes de las 18, con la poca luz que le quedaba al día, el panorama era desolador. Por las calles del microcentro y del centro comercial de Villa Italia, apenas algunas personas aprovechaban los últimos minutos para proveerse de algún artículo esencial, mientras los comercios habilitados a funcionar se preparaban para concluir la jornada laboral.
Las persianas bajas completaron la escena de un centro comercial que ya no luce como antes y que acusa el impacto de la crisis económica, a más de un año de pandemia.
Incertidumbre en los no esenciales
El nuevo marco de funcionamiento para los comercios no esenciales aún genera dudas y llevó a la gran mayoría a no abrir sus puertas. La falta del decreto municipal que aporte precisiones sobre el mecanismo previsto para esta Fase 1, y las condiciones climáticas que marcaron la jornada, llevaron a muchos a no acudir a sus locales.
Como se informó en estas páginas, el decreto nacional contempla otras excepciones, pero sin autorización del uso del transporte público de pasajeros, lo que incluye a ciudadanos que realizan distintas actividades y servicios o se encuentran en distintas situaciones.
Entre ellas, la venta de mercadería ya elaborada de comercios minoristas a través de plataformas de comercio electrónico, venta telefónica y otros mecanismos que no requieran contacto personal con clientes y únicamente mediante la modalidad de entrega a domicilio o retiro. En ningún caso podrán abrir sus puertas al público. Todo ello conforme la Disposición Administrativa 524/2020.
Uno de los integrantes de Comerciantes Unidos de Tandil, Mariano Abait, repasó el triste escenario y ratificó que la mayoría de sus colegas decidió no abrir porque “no tenía en claro la modalidad de trabajo, si se permitía el retiro en tienda o delivery o mostrador en la puerta”, como se implementó desde que se instauró la Fase 2.
Si bien está prohibido el ingreso a los locales, dijo que muchos incluso tenían temor de vender online o mediante mecanismos que no requieran presencialidad ante la falta de certezas frente a este esquema que difiere del que se implementó en marzo del año pasado.
En el sector atraviesa cierta incertidumbre y miedo por caer en incumplimientos, por eso espera asegurarse con el decreto municipal para poder despejar dudas. Abait consideró que afrontar el pago de una multa podría derivar en el cierre definitivo del local, en medio de una caída económica que alcanza al 90 por ciento. “No ayudó el clima y la falta de decreto, y por eso la mayoría no abrió, que es ir a los locales respetando lo que nos diga el Municipio”, resaltó.
Para finalizar, contó que la mayoría acudió a ordenar mercadería, mientras evalúa estrategias de venta para amoldarse a los desafíos que impone el contexto actual. No obstante, insistió en la importancia de contacto con el decreto municipal “para tener claridad”.