Salud pública
Elegir la Emergencia: un día con los médicos de Guardia del Hospital Municipal
En el shockroom, un grupo de médicos del Servicio de Emergencias recibió a El Eco de Tandil para contar su trabajo.
No solo eligen trabajar en la salud pública, sino también hacerlo en un área especial, el Servicio de Emergencias. Son los jóvenes médicos –algunos residentes- a cargo de la Guardia del Hospital Municipal quienes junto a un equipo de enfermeros, camilleros, ambulancieros y telefonistas reciben las urgencias en jornadas muchas veces extenuantes, en las que tienen que tomar decisiones al instante, ya que los primeros minutos de atención son vitales para los pacientes. Los segundos corren en el reloj de números rojos del Shockroom, la sala a la que llegan los casos críticos. En ese lugar dialogaron con El Eco de Tandil para contar cómo es un día en la Guardia, y qué los movió a dedicarse a lo que hacen.
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“Creo que lo que nos convoca a todos es ese anhelo de servir, ese anhelo de ayudar, ese anhelo de poder también de alguna manera devolverle a la gente lo que uno pudo construir con las oportunidades que también el país nos ha brindado. Creo que es algo en común que nos atraviesa a todos, es un trabajo que es extenuante, que es demandante, que muchas veces tiene muchas alegrías, muchas veces tiene una gran satisfacción y muchas veces también nos toca lidiar con situaciones adversas. Así que, yo creo que acá hay algo de pasión, que esta profesión nos brinda”, dijo Esteban Ruiz Bralo, subjefe del Servicio de Emergencias que dirige Natalia Tavella.
Lo acompañaron Pablo Marcuzzi, uno de los médicos recientemente incorporados. Y también Carolina Grutzky, residente de cuarto año. En un contexto complejo y de transformaciones para los profesionales de la salud, trabajan y se forman en emergencias, una especialidad que tuvo un desarrollo importante en los últimos años, en particular tras la pandemia.
De cada paciente que ingresa a la Guardia, contaron, se analiza su estado mediante el sistema Triage, que determina la urgencia de cada caso a partir de su gravedad. Así, una persona puede ser derivada a la demanda espontánea, o al área de Emergencias. En ese lugar los médicos cuentan con 7 boxes consultorios destinados a la atención directa y 5 camas de cuidados intermedios para controles de evolución que destinan a “aquellos que su patología nos requiera tenerlos cerquita”, según compartieron.
“Este es un trabajo que requiere mucha concentración, mucha preparación, nos preparamos para esto, tenemos nuestra pasión puesta en esta profesión, en este trabajo. Nuestra labor empieza a las 8 de la mañana, en general lo que estamos tratando de hacer desde hace un tiempo es desandar este camino de la guardia de 24 horas continuadas, con la intención de organizar un servicio que pueda brindar calidad de atención para los pacientes, seguridad tanto para el paciente como para el profesional”, contó Ruiz Bralo sobre ese momento en el que ingresan al servicio y hacen el “cambio de guardia”.
Un trabajo en equipo
En el cambio de guardia los médicos hacen un relevamiento de los pacientes en observación. “La primera tarea que tenemos es conocer a estos pacientes”, señalaron. Todo el trabajo, destacaron, es en equipo. Por eso dividen las atenciones de acuerdo a la gravedad de cada caso.
“Tenemos un sistema de historia clínica digital que nos permite acceder a la información de todos aquellos pacientes que se hayan atendido acá, en el Hospital de Niños, o en cualquier Centro de Salud. Pero muchas veces recibimos pacientes que conocemos, y eso es vital para la sobrevida, el trabajo en equipo. Desde la información que pudo recabar el enfermero de lo que sucedió en la escena, los administrativos, el radio operador del SAME que inclusive en el llamado mismo ya detecta signos clínicos que nos van a cambiar el curso de la atención”, precisaron.
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Pero si bien algunos pacientes quedan en observación, los más graves son ingresados directo al Shockroom sin pasar por el Triage. “Esos primeros instantes son los más importantes. Se llaman los ‘minutos de oro’, cuando uno empieza a estabilizar los síntomas vitales y determinando la causa que lo llevó a esa situación”, contó Marcuzzi.
El médico que hoy integra el Servicio de Emergencias supo desde muy chico cuál sería su profesión. “Cuando uno se da cuenta de que el paciente deposita su confianza y su salud es algo muy valioso. Y es muy gratificante cuando uno puede ver un resultado. Brindarle una respuesta y que en algún tiempo ya sea corto o largo pueda subsanar su malestar”, dijo.
Es viernes feriado y si bien hay movimiento, el área de Guardia del Hospital está tranquila. Algunos pacientes caminan por el lugar, los médicos cargan información en una computadora, los enfermeros preparan elementos en la mesa de trabajo que está al centro de los boxes de atención. Los segundos corren en el reloj que marca la hora en el Shockroom y Ruiz Bralo saluda para despedirse.
-Después de 12 horas de guardia, ¿logran desconectarse de lo que hacen?
-Más o menos. Si nos juntamos en un asado con médicos, seguro hablamos de un paciente. Se desconecta, pero más o menos. Uno realmente se queda, porque hay esta empatía, porque uno está trabajando con personas, porque queda esta preocupación por cómo dio un estudio o cómo fue la evolución. A veces esas preguntas están, pero en un justo equilibrio que nos permite también desenvolver otras actividades de la vida. Pero sí, queda eso de un compromiso con el paciente, creo, que mantiene esa conexión.