Agroecología
El "verdurazo agroecológico" fue un éxito y reflejó el interés del público por este tipo de consumos
La actividad se realizó en la plaza Independencia y tuvo muy buena aceptación. En pocas horas se vendió toda la mercadería disponible. Se expuso, además, la necesidad de que exista una ordenanza que regule la producción agroecológica en huertas e iguale las oportunidades para los pequeños productores. Piden ampliar el acceso a la tierra y a las herramientas para trabajar.
El “verdurazo agroecológico” que se realizó ayer en la Plaza Independencia, dejó un saldo muy positivo para los productores locales que se acercaron a la calle Pinto con su mercadería natural a cuestas. En poco más de dos horas, el público arrasó con los productos puestos a disposición. Además, la intención fue visibilizar este tipo de modelo productivo y a las personas que lo sostienen, en el marco de un paradigma de cultivo por fuera del sistema actual.
Recibí las noticias en tu email
En ese marco, lo cierto es que la gente se apostó muy temprano en la plaza, antes del horario anunciado, para asegurarse la mercadería cultivada de manera agroecológica y a precios muy accesibles y justos, tanto para el cliente como para el productor.
Si bien la actividad estaba programada de 9 a 18, para el mediodía los vendedores se retiraron del lugar porque ya no tenían más productos para ofrecer, ante la mirada decepcionada de quienes se acercaron confiados a esa hora y se volvieron con las manos vacías.
Consumo consciente
Susana Milán, coordinadora de las huertas "Frutos de nuestra Tierra" del Movimiento Evita-UTEP, conversó con El Eco de Tandil y dijo que si bien esperaban que la jornada fuera buena, lo sucedido superó sus expectativas.
“La gente se ha volcado mucho a consumir sano, sin químicos, y eso está buenísimo, porque nosotros podemos trabajar más y la gente tiene un poco más de salud. Hace 4 años y medio que trabajo en huertas y lo de hoy pasó todas las barreras. Vamos a continuar con esto; tal vez podamos hacerlo una vez por mes”, reseñó.
La buena concurrencia de público reflejó el interés de los vecinos por consumir productos libre de agrotóxicos, que van del productor a la mesa sin intermediarios, y por los que se paga un precio que es mucho menor que en otras bocas de venta, algo que les sirve a ambos eslabones de la cadena.
“Esto es comida sana y mucho más barata. Yo a las 6 de la mañana estaba en la huerta para cortar lo que traje hoy (por ayer), que lo traje todo fresco. No lo hago el día anterior, corto las verduras el mismo día que las vendo para que sea todavía mejor”, compartió.
Mesa agroecológica y regulación
Asimismo, Milán reparó en la necesidad de generar un marco regulatorio que ordene este tipo de actividades y que otorgue recursos a quienes llevan adelante huertas agroecológicas como parte de la economía familiar.
Con la eventual confección y sanción de una normativa reguladora, se pretende la integración de los sectores sociales más vulnerables que encuentran en esta actividad una salida laboral.
En este sentido, los emprendedores bregan por la conformación de una meda agroecológica local que sirva para aunar los esfuerzos de todos los productores: los que forman parte de la economía popular, y los emprendimientos particulares que quieran sumarse.
“La idea es que estemos todos los productores, que se trabaje con el paradigma de la agroecología, y que todos se puedan vincular para participar de distintos proyectos”, explicó.
Al respecto, detalló que un espacio de debate y trabajo permitiría que más productores puedan acceder a recursos y herramientas que bajan del Estado, a través de organismo del Estado como el INTA y la Subsecretaría de Agricultura Familiar, entre otras iniciativas y programas.
Esfuerzo compartido
“Frutos de nuestra Tierra” tiene siete huertas agroecológicas diseminadas en distintos puntos de la ciudad: La Porteña, El Tropezón, Villa Laza y La Unión, y también en María Ignacia y Gardey. Con el correr del tiempo pudieron adquirir las herramientas necesarias para facilitar las tareas, pero esto no siempre fue así.
“Ahora tenemos herramientas y máquinas, pero empezamos con palas prestadas. Las herramientas se pueden compartir; yo empecé sin nada y si hoy lo tengo, lo comparto. Nos costó tenerlo y si podemos ayudar a alguien que realmente lo necesita, mejor”, expresó.
Por otro lado, la productora hizo hincapié en la cuestión de la tierra y en la necesidad de dotar a los interesados de pequeñas parcelas de tierra para poder desarrollar más proyectos de huertas. En el caso de la unidad productiva que coordina, se manejan con contratos de comodato que establecen directamente con los dueños de los terrenos, que los ceden por un tiempo limitado con este fin.
“Se necesita tierra para trabajar y el Municipio la puede ceder en comodato. Se firma un contrato por cinco años, por ejemplo, y sabemos que en ese tiempo es posible trabajar ahí con tranquilidad. No queremos hacernos dueños de los terrenos, queremos trabajar”, sintetizó.
“Hay mucha gente con ganas de trabajar porque se puede vivir de esto, la verdad. Soy una enamorada de este trabajo y de lo que hago, hay que ponerle un poquito de amor a las cosas”, cerró.