Pedido solidario
El vendedor del semáforo de España y Paz necesita ayuda para pagar el geriátrico
Miguel Aramberri es un vendedor callejero conocido en la ciudad que utiliza silla de ruedas para trasladarse. Ayer acudió a las redes sociales para apelar a la solidaridad de los vecinos de Tandil ya que las ayudas sociales que percibe no le alcanzan para pagar el aumento impuesto en el último mes por el geriátrico en el que vive.
Miguel Aramberri (55) es un conocido vecino de la ciudad que se traslada en silla de ruedas y que hoy está atravesando un momento crítico: necesita dinero para pagar el geriátrico en el que vive porque la ayuda que recibe del Municipio no le alcanza para costear el aumento de este mes en la vivienda.
Recibí las noticias en tu email
Varios lo conocerán o lo tendrán de vista de la intersección entre la Avenida España y la calle General Paz. Desde hace 14 años pasa allí varias horas al día ofreciendo almanaques, encendedores, estampitas y otras tarjetas que cobra a voluntad de transeúntes y automovilistas que hacen su parada obligatoria en el semáforo de esa esquina.
Ayer acudió a las redes sociales para pedir la colaboración de los tandilenses porque entre la ayuda social que percibe por parte del Estado y su trabajo no llega a juntar el dinero necesario para pagar la residencia.
“En el Hogar donde vivo hay un aumento cada seis meses. Desarrollo Social del Municipio me paga una parte pero como todavía no tengo el Certificado Único de Discapacidad (CUD) que emite Nación –que ya estoy tramitando- yo tengo que poner la diferencia de mi bolsillo”, explicó Aramberri a El Eco de Tandil.
“El tema es que yo ahora no estoy saliendo a trabajar porque tengo asma, llueve, hace mucho frío y hay mucha gente con gripe. Zafé del COVID y no me quiero enfermar”, agregó.
Por eso publicó el siguiente pedido en las redes sociales: "Hola a todos. Mi nombre es Miguel Aramberri, muchos me conocen porque estoy siempre en mi silla de ruedas vendiendo en el semáforo de Paz y España, pero ahora no salgo por el frío, porque anda mucha gente con gripe y yo tengo asma. Acudo a la solidaridad de todos los que puedan ayudarme, a la brevedad posible. Necesito juntar $20.000 para pagar la diferencia que no me cubre Desarrollo Social en el geriátrico donde vivo. Quienes puedan colaborar con lo que puedan, al: 2494317549".
En diálogo con este medio, Aramberri reconoció que “pedí eso para cubrir en algo el monto del aumento, pero la realidad es que lo que necesito para pagar el geriátrico es un poco más”.
“Hago el pedido porque la verdad es que no llego a pagarlo”, remarcó.
Su historia
Miguel Aramberri nació en noviembre de 1967 en la ciudad de Tres Arroyos pero desde 1989 vive en Tandil, con lo cual ya se considera “un tandilense más”.
“En el ‘89 vinimos cuatro personas en sillas de ruedas. Estuvimos once días y, como durante esos once días el asma no me atacó para nada, decidí venir a vivir solo”, contó.
“El primer mes pagué mi derecho de piso: dormía en los bancos de la Terminal; a veces comía, a veces no”, dijo, y contó que, con el paso del tiempo, su vida cambió: “ahora me conocen hasta los perros”, aseguró con una sonrisa.
En este tramo de la charla, Aramberri recordó los primeros años de vida en la ciudad: “Estuve como 15 años en la puerta del exsupermercado Tía, que ahora es Carrefour, sobre la calle 9 de Julio. En el medio, el supermercado se llamó Norte. Los dueños de Norte me sacaron de ahí porque no querían gente en la vereda”.
“Hasta ese momento, el supermercado había sido como mi segunda casa; incluso podía entrar a las oficinas”, relató.
De allí pasó a la esquina de España y Paz. Sólo dejó de ir en 2020 y 2021 por los cuidados sanitarios que impuso la pandemia de coronavirus.
Por último, confió en la ayuda y la empatía de los vecinos de Tandil, sociedad a la que calificó como “muy solidaria”, y en los beneficios de ser una cara conocida y querible, lo que por otro lado le trajo varios vínculos de amistad.
“Me habían regalado una silla de ruedas eléctrica pero le está fallando el comando, que es lo principal, y acá lamentablemente no hay nadie que la arregle así que dependo de un amigo que vivía en otro geriátrico conmigo”, dijo Aramberri.
“Él me viene a buscar y me lleva hasta el semáforo; luego me va a buscar y me trae de vuelta”, concluyó.