Un hecho lamentable
El rescate de un mono reactiva las alarmas del mascotismo en la ciudad
Permanecía atado con cadenas, encerrado en una pequeña jaula en el patio de una vivienda.
Este domingo Granja Los Pibes fue contactada por Defensa Civil, informándoles de la presencia de un primate en el techo de una vivienda en el barrio “Mi Jardín”. Personal de la organización se trasladó al lugar, donde comprobaron que efectivamente se trataba de un mono aullador adulto, de la especie Auota Caraya.
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Gracias a efectivos de la Policía de la Provincia lograron capturar al animal para llevarlo al Centro de Rescate, donde recibió la atención y los análisis pertinentes, y permanece en cautiverio.
El hecho fue comunicado a la Dirección de Fauna de la Provincia, desde donde informaran a la brevedad el destino que tendrá el primate y tomarán cartas en el asunto respecto del vecino involucrado.
A través de las redes sociales, la entidad relató que el ejemplar pasaba sus días atado con una cadena, y encerrado en una pequeña jaula.
Dada la situación, repudiaron el mascotismo y recordaron, como si hiciera falta, que la tenencia de cualquier animal silvestre autóctono de Argentina está penada por la Ley 22.421. Además, recordaron que para la captura de primates en la selva, la mayoría de las veces matan a la madre.
“Luego esas crías son puestas en jaulas, cajas, muy pequeñas para poder ser transportadas, de esas crías ¿Sabías que de 10 mueren 9? Y los que sobreviven a eso son vendidos ¿Sabías que hay gente que aún compra estos animales? Cuando los compran los tienen en jaulas o atados, en sus casas, en condiciones muy malas y mal alimentados”, señalaron.
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Explicaron que la gran mayoría de estas mascotas forzadas mueren por enfermedades hepáticas, respiratorias, o por mala alimentación, y que a pesar de que algunas lleguen a los centros de rescate, donde le proporcionan una alimentación adecuada y mejores condiciones, el 50% fallece de todas formas.
A su vez, informaron que la reinserción a su hábitat natural es casi imposible, por lo que están condenados a vivir en cautiverio el resto de sus vidas.
“El 65% de su hábitat natural ya no existe, sembramos soja, eucaliptos, pinos, y además los queremos traer como trofeos para que hagan payasadas. Tarde será el día que sepamos que gracias a ellos y otras especies se logra la dispersión más grande de semillas en las selvas”, sentenciaron.
Por último, remarcaron la importancia de denunciar este tipo de actitudes, asegurando que “si no hay mascotismo, no hay más jaulas”.