El primer centro estudiantil del San José apuesta a la participación como herramienta de cambio
Un grupo de chicos de la centenaria institución de enseñanza comenzó el año pasado a organizarse para dar forma por primera vez al centro de estudiantes del establecimiento. Con el foco puesto en el valor de la participación para hacer valer sus derechos y canalizar las demandas, aspiran a que la iniciativa se consolide en el tiempo para mejorar la calidad educativa.
“Hubo un tiempo que fui hermoso y fui libre de verdad, guardaba todos mis sueños en castillos de cristal”. Charly García y Nito Mestre inmortalizaron a principios de los años 70 la letra de esta canción que bien podría resumir, de forma sesgada, claro, parte del espíritu de la adolescencia, etapa en la que la belleza, la libertad y los sueños son una especie de imperativo categórico.
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Fiorella Sarlenga, Agustina Plaza, Magdalena Peralta, Nahila Aguado, Paulina Bracciole, Lautaro Gómez e Tomás Zárate tienen entre 13 y 18 años y son alumnos del colegio San José. Ellos forman parte de la comisión que buscó darle forma a la posibilidad de un centro de estudiantes en una de las instituciones educativas más tradicionales de la ciudad. Todos ellos se acercaron a la redacción de El Eco de Tandil para compartir su experiencia y pensamientos, que brotan con la fuerza inclaudicable de la juventud.
Participación estudiantil
Desde el año 2013 la provincia de Buenos Aires, conforme a la Ley de Educación Nacional 26.206 y a través de la Ley 14581, garantiza y promueve la creación de los organismos de representación estudiantil bajo la forma de centros de estudiantes en cada una de las instituciones educativas de nivel medio y de nivel superior, ya sean de gestión estatal, de gestión privada, de gestión cooperativa o de gestión social. En la ciudad, las iniciativas de esta índole avanzan de manera dispar en los diferentes establecimientos, y así como hay centros consolidados, otros se encuentran en una etapa más incipiente.
Pese a la normativa vigente, ellos no sabían muy bien de qué se trataba esto. Magdalena se enteró por fuera de la escuela de esta forma de organización y de que era posible replicarla en su colegio. Entonces, con una compañera, empezó el año pasado a indagar y moverse en esa dirección, juntando firmas de sus compañeros para elevar una carta a los directivos con la inquietud. En el camino se encontró con Fiorella y descubrieron que estaban buscando lo mismo pero separadas. Como son de diferentes cursos, se contactaron a través de hermanas de compañeras y comenzaron a vehiculizar la idea.
“Con la chica con la que lo había empezado nos quedamos solas, nuestros compañeros nos apoyaban con las adhesiones pero no les interesaba porque no sabían bien lo que era, y justo me encontré con ella (Fiorella), que es dos años más grande y tiene otro peso”, explicó Magdalena.
La génesis del centro
En 2014 hubo una iniciativa de crearlo, pero los alumnos impulsores egresaron y ahí quedó el asunto. Fiorella estaba apenas en primer año en ese entonces, pero esa posibilidad germinó y maduró en ella a lo largo de los años hasta que encontró cómo ponerla de manifiesto.
En todos los establecimientos puede haber centros de estudiantes, estatales o de gestión privada, sin distinción, pero muchos de ellos pensaban que era sólo para las escuelas del Estado. En el caso de Nahila se enteró porque sus hermanas iban a otra institución y desde allí llegaron los ecos de la organización estudiantil. Los demás, por fuera de alguna referencia en clases de construcción de ciudadanía, no sabían mucho más del tema.
Entonces, las jóvenes comenzaron a leer la ley vigente y a informarse de los derechos, competencias y atribuciones de los centros de organización estudiantil. Así fue como a mediados de 2018 la idea empezó a materializarse y con la anuencia del equipo de dirección, se efectuó una elección de delegados por curso y la posterior conformación de la comisión provisoria actual. En septiembre próximo, habrá elecciones y podrán presentarse diferentes listas para ocupar, ahora sí, los cargos ejecutivos correspondientes según marca el estatuto.
Sacudir las paredes gastadas
Cumplido el paso de elaborar el reglamento y conformar una comisión, los adolescentes comenzaron a transitar un camino que tiene algo de inaugural y pionero. En una ruta de aprendizaje constante se han dedicado a estudiar, informarse y despuntar las primeras acciones de organización estudiantil a través de las herramientas disponibles para canalizar sus intereses y necesidades.
En ese derrotero, se propusieron crear espacios de recreación porque era una de las necesidades detectadas por el alumnado, que se focalizaron en volver a contar con ámbitos propicios para el encuentro y la recreación, aumentando así las posibilidades de vinculación y relación entre los pares de toda la institución.
“Siempre hay que buscar la forma, nadie siente lo que sentimos nosotros, uno se siente más cómodo con un par, hay cosas que sólo nos contamos entre nosotros y siempre es positivo que te represente alguien que te entiende y pueda hacer valer tus derechos, es un intercambio positivo para las dos partes, estudiantes y directivos”, expresaron los chicos.
Otra de las propuestas que les gustaría concretar es una librería accesible, para que los estudiantes puedan comprar libros más baratos. “Se cree que porque es un escuela privada todos tienen el mismo acceso a las cosas y no es así, hay chicos a los que les cuesta comprarlos, se nos ocurrió a mitad de año pero esperamos que pueda gestionarse el año que viene”, definió Magdalena.
“Ahora se abre el abanico de posibilidades y vemos que se pueden hacer muchas cosas”, señaló Fiorella.
Educación Sexual Integral
Dentro del cúmulo de demandas no dejaron de lado la necesidad de que haya una efectiva implementación por parte del Estado de la Ley Nacional de Educación Sexual Integral sancionada en 2006.
Los jóvenes concluyeron en que es indispensable que el Estado provea todos los instrumentos y medios para que se cumpla con la ley en todas las escuelas porque en la práctica no se traduce la letra de la normativa.
“Hace mucha falta”, evaluaron y relataron que los adolescentes suelen informarse por otros ámbitos que escapan al sistema educativo formal.
En este punto, Magdalena sostuvo que “hay padres que también piensan que sus hijos son muy chicos para recibir ESI, va más allá de las relaciones sexuales y lo biológico, todos tienen que avanzar un poquito y así van a empezar a cambiar algo. Si tus propios padres no quieren que recibas educación sexual integral, la cosa no funciona”.
Siempre hay motivos
El querer sentirse parte de algo, ser tenidos en cuenta, poder cambiar algo, son algunas de las razones que esgrimieron los adolescentes para explicar su decisión de involucrarse en esta forma de participación. Los chicos insistieron en que hay que usar los medios disponibles, y que la herramienta estaba ahí, al alcance de la mano, sólo había que tomarla y empezar a ejercer su rol y fuerza.
Desde su punto de vista, el centro tiene más peso para trasladar las inquietudes y demandas a la dirección, crea iniciativa en los propios estudiantes y los hace partícipes de su propia educación, no como sujetos pasivos sino generando opinión y pensamiento crítico. También coincidieron en que es un gran espacio para adquirir habilidades de argumentación, elaboración de ideas, presentación de propuestas y diferentes saberes que consideran útiles para la vida ciudadana.
“Cambiar cosas de la escuela que nunca se hablaron, que se pueden plantear porque hay chicos diciendo lo que necesitan. Está bueno tener una voz representante”, valoraron.
Además, aseguraron que pudieron lograr una mejor comunicación entre los estudiantes, profesores y directivos, porque actúan como nexo y crean vínculos con los diversos actores institucionales.
“Para los que recién empiezan parece un mundo aparte, no logran llevar su voz a los estratos superiores y está muy bien que se integren y tengan su representación”, opinó Lautaro.
El futuro, luminoso
Sobre el final de la interesante conversación, los chicos se animaron a exponer sus deseos personales y globales, que demuestran que los pibes tienen en la cabeza mucho más de lo que se cree y juzga. Que no hacen falta años de vida para ejercitar la sensibilidad y empatía, y que hay que salir del agujero interior para ver qué está pasando afuera.
Nahila: -Personalmente quiero pensar en el presente las experiencias que voy ganando y de manera más global, creo que a todos nos falta mucho para mejorar. Hay muchas cosas de las que no nos damos cuenta por estar enfocados en nuestras vidas y hay cosas que nos afectan a todos.
Paulina: -Quiero terminar bien la escuela, soy muy exigente conmigo, y empezar la carrera que me gusta, educación física, para poder trabajar de eso. Me interesa también el ambiente, veo fotos de lo que está pasando y preocupa mucho. Todos podemos cambiar muy fácil desde casa, se puede reciclar, usar menos cosas, me gustaría que los adolescentes aprendamos y que todos podamos avanzar en eso.
Fiorella: -Me gustaría que esta movida se replique, saber que no es imposible, como dice la poesía ‘caminante no hay camino, se hace camino al andar’. Estamos en un camino de ir probando, será difícil pero se puede hacer. Hay otra concepción de un centro de estudiantes pero es esto; intercambiar diferentes opiniones todos juntos y armar algo nuevo, mejorar la calidad educativa. Si se puede replicar en todos lados donde aún falta sería buenísimo. Estoy disponible para que me pregunten. Voy a estudiar Historia en la Unicen y la verdad es que hay mucha incertidumbre, falta en general orientación vocacional, apoyo y seguimiento para decidir el futuro. La expectativa de que a los 18 años tenés que elegir algo para siempre es rara, a veces se complica.
Agustina: -Que todos puedan solucionar sus problemas por más mínimos que sean, y personalmente quiero terminar el secundario y seguir la carrera de anestesista.
Magdalena: -Se anda diciendo que somos el futuro pero si no tenemos condiciones dignas ahora, ¿cómo vamos a construir el futuro? También quiero terminar el colegio, empezar cosas nuevas, viajar, quiero viajar mucho. Y a nivel global creo que hay que abrir los ojos, darse cuenta de lo que pasa, salir de tu realidad y ver qué pasa. Capaz vos no lo sentís pero afuera hay hambre, se está quemando el Amazonas, afuera pasan cosas y te quedás en tu burbuja de cristal. Que cada uno forme su opinión sin dejarse llevar por lo que dicen los demás.
Lautaro: -Terminar la escuela, pasar la Farándula en paz y más allá de las metas personales que uno se pueda poner, tengo un deseo. Quiero que todos dejen la indiferencia de lado, empezar a cuestionarnos, a ser nosotros mismos y desarrollar nuestra vida como cada uno siente. No es necesario pisar al otro para conseguir lo que uno quiere, todo lo contrario, el otro quiere lo mismo que vos, le tenés que dar la mano y levantarte con él. Espero que los humanos algún día nos demos cuenta.
Tomás: -Encontrar un equilibrio donde todo sea políticamente eficiente pero no inhumano, lo eficiente no es lo correcto para las personas. Por más plata que te dé poner 500 fábricas hay que pensar que a futuro no nos va a servir. Hay que encontrar una forma para que el capitalismo no haga daño como lo hace. Por otro lado, siempre pensé dos caminos: uno es el de la música, tengo un vecino músico que me enseña cosas, pero además quiero poder sustentarme y vivir, vivir de la música no es fácil, espero poder combinar los dos caminos.