El pastor García aseguró que la pandemia hizo visibles situaciones sociales complejas
Contó que por ejemplo tomaron conocimiento del caso de un hombre que es cartonero y por la noche la yegua que lleva su carrito duerme en su comedor por temor a que se la roben. Consideró que “Hubo un montón de cosas que estaban delante nuestro pero que en la vorágine de trabajar y las cosas de todos los días no las veíamos”, manifestó.
El pastor José García aseguró que la pandemia los ayudó a conocer situaciones sociales complejas que antes no habían percibido.
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En diálogo con El Eco Multimedios el pastor aseguró que “habitualmente el Consejo Pastoral de Tandil que presido circunstancialmente tiene reuniones con distintos efectores en la ciudad, entre ellos el Intendente y algún funcionario del Municipio. Habitualmente a fin de año nos juntamos los pastores con algunos integrantes del gabinete y a veces compartimos un asado y evaluamos cómo vemos Tandil”.
“Lo que siempre nos pregunta el Intendente es cómo vemos la ciudad, considerando que nosotros tenemos una visión más parroquial en donde conocemos los barrios y estamos dispersos por toda la ciudad, por lo cual tenemos una visión que ayuda o complementa en el mejor de los casos lo que el Intendente mismo está viendo”, manifestó.
Y agregó que “en años duros como éstos ya hemos tenido Tandil por Tandil, son distintas maneras de acuerdo a las situaciones en donde la intendencia y nosotros comenzamos a tener una simbiosis no política sino territorial, para poder trabajar con las necesidades de la gente entonces nosotros aportamos lo que sabemos, y podemos desde nuestra gente hasta nuestros templos”.
“El Intendente de acuerdo a las necesidades aporta lo suyo, y vamos trabajando de acuerdo a las necesidades de la ciudad, y la reunión de fin de año es siempre un poco para evaluar qué pasó, qué faltó, en qué nos equivocamos, en qué podemos ser mejores, en este caso prepararnos también para lo que va a ser el 2021, que según lo que estamos viendo no va a ser un año por lo menos de entrada nada fácil”, afirmó.
Un trabajo distinto
Por otra parte, García señaló que este año debieron adaptarse a lo que son las actividades virtuales, a los protocolos y “fue todo un trabajo de evaluación más que nada que habitualmente hacemos”.
“Fue una buena charla, un buen feed back con el Intendente. Fue un año muy difícil de transitar, que nos encontró a todos mostrando nuestras falencias. Me parece que la pandemia vino a desnudar todas aquellas falencias que teníamos y que de alguna manera estaban disimuladas o por lo menos no atendidas en el valor correcto”, afirmó.
Resaltó que a raíz de esto se empezaron “a valorar las cosas de otra manera, uno empieza a entender que hay cosas que no vale perder tiempo en buscarlas o competir para ganarlas, haber perdido amigos, compañeros médicos, todo eso te hace repensar la vida, valorar a los tuyos, valorar una conversación, una comida”.
“No tener la posibilidad de tomar mate con alguien sólo para no contagiarte cambian más de 60 años de vida, y volver a adaptarse a eso primero es un cimbronazo, pero es un lugar de oportunidades de rever tu propia vida, y comenzar a revalorizarla desde otro lado e incluso oportunidades para comenzar a hacer cosas nuevas y darle otra vez un espacio de disfrute a la vida”, reflexionó.
Y consideró que “desde el punto de vista de cómo nosotros hemos trabajado en las iglesias, algunas cosas las hicimos muy bien, y otras se nos escaparon, no las habíamos visto, eso nos ayuda a pensarnos de una manera distinta”.
Un mundo distinto
“Tenemos que prepararnos para un mundo distinto, ya nada será igual. Esto no es reiniciar a valores, ni a creencias, ni ideologías, simplemente tenemos que darnos cuenta de que nada seguirá igual”, manifestó.
En tanto, señaló que “nosotros teníamos una rutina, como cualquier institución en donde vos tenés una agenda para llevar adelante. Nuestros cultos por ejemplo, andaba en el caso de mi congregación alrededor de las 800, mil personas. Desde que tuvimos que salir a lo virtual, que era un área que no manejábamos, no teníamos necesidad en teoría de mostrarnos desde una pantalla, la necesidad nos llevó a tener nuestros cultos de una manera distinta, en vez de hablarle a mil personas hablarle a una cámara, que está inerte, que no te devuelve una sonrisa, que no te devuelve un gesto, que no podés medir el alcance de lo que estás diciendo”.
No obstante, marcó que por otro lado “cuando vas a ver los suscriptores que tenés, en vez de mil tenemos mucha gente más que ni siquiera la conozco, así que nos perdimos de llegar a un montón de gente”.
“Como pastores estamos trabajando mucho sobre las personas tratando de darles herramientas mínimas para subsistir hoy y para afirmarse en la promesa de Dios para su vida porque sino es todo muy resbaladizo, eso lleva a la ansiedad y con el tiempo lleva a la angustia y luego al pánico. Entonces dejás de ver la realidad”, manifestó.
Y sostuvo que “hemos notado muchos problemas en los matrimonios, que en apariencia estaban bien, pero que esta encerrona, estos problemas económicos explotaron dentro del matrimonio. El tema de la escuela ha vuelto loca a más de una madre, familias ensambladas, madres solteras que salen a trabajar más tener que ayudarle a sus hijos a trabajar su escolaridad virtual”.
Una yegua en el comedor de su casa
El pastor José García se refirió a situaciones que pudieron visualizar a raíz de la pandemia.
“La iglesia de Villa Gaucho, la de Villa Aguirre, que pertenecen a nuestra red, de pronto tener que convertirlas en un comedor es algo que no estaba pensado, y de pronto comenzás a conocer gente que no te imaginabas que vivían como vivían”, manifestó.
Y ejemplificó que “fuimos a visitar a un señor que es cartonero y tiene una yegua para llevar su carrito y por miedo a que le robaran su yegua la guardaba en el comedor, en el mismo lugar donde dormían y comían, entonces nos preguntamos cómo no vimos eso antes. Lo vimos a través de la pandemia, hubo un montón de cosas que estaban delante nuestro pero que en la vorágine de trabajar y las cosas de todos los días, no las veíamos, y eso que en teoría estábamos cerca de esa gente”.
“Por otro lado, también encontraron gente desde otro aspecto, que sabía de multimedia de la iglesia, gente que sabía cocinar, que sabía gestionar, gente que de ropa usada han hecho frazadas espectaculares para dar. A veces uno estas cuestiones las puede ver no como tragedias sino como oportunidades para cambiar, para romper paradigmas”, sostuvo.
Y destacó que si bien siempre estuvieron unidos con el resto de los pastores, la pandemia los llevó a unirse más aún. “Nos llevó a ir buscar a aquellos pastores que no estaban dentro del Consejo, y eso nos llevó también a cuidarlos, hubo dos o tres que tuvieron Covid, estuvimos sobre ellos todo el tiempo, cuidar a la gente de las iglesias nuestras y las de otros, unirnos en trabajos para hacer una simbiosis de ida y vuelta, aunque por ahí a veces pensamos distinto desde el punto de vista doctrinal, pero eso quedo de lado, ante la necesidad de la gente”, afirmó.
Y consideró que “esas cosas estaban mal pero pudimos revertirlas, y mejorarlas y sobre todo cambio nuestra mentalidad, ya no importa como siga esto, seguiremos cambiando y adaptándonos a lo nuevo”.
“Creo que vamos a salir mejores de la pandemia, puede ser que al principio mostramos nuestras miserias, alguien que trabajaba en salud en un edificio de pronto aparecía una amenaza para que se fuera de allí. Después de 10 meses esa persona puede vivir en cualquier lado. Creo que el miedo nos llevó a sacar nuestras peores cosas, pero creo que fue la angustia de la muerte”, afirmó.
Asimismo, planteó que “ante una realidad como fue el Covid hicimos cosas que deberíamos avergonzarnos pero por otro lado yo creo que en realidad la gente sacó lo mejor de sí, que los comercios hayan inventado los delivery, que se hayan dignificado ciertos trabajos, ha habido un tiempo suficiente para pensar las cosas de otra manera y creo que tenemos que seguir creyendo en el ser humano, en ese poder de readaptación”.
“Hay muchas cuestiones que sacan a relucir lo mejor y lo peor de nosotros, honestamente aquellas personas que en teoría son irresponsables también tiene que ver con un montón de cuestiones. Si a los 20 años no te considerás eterno no sos joven, yo después de los 60 empiezo a dar vuelta el codo para ver el disco de llegada, entonces cada minutos cuenta”, sostuvo.
Y consideró que “un pibe de 20, 30 40 que recién está empezando su profesión o criando su primer hijito se siente eterno no piensa que se va a morir, entonces cómo no va a celebrar una fiesta en el medio de una playa o en un campo si el bicho no existe no está invitado a ir ahí, es una cuestión del sentido de la vida, no pensás que después de esa fiesta volvés a tu casa y le das un beso a tu abuelo, y le llevás el Covid”.
“Esto ocurrió en el mundo, si los gobernantes hubiesen estado preparados con políticas de comunicación, de cuidados extremos, políticas no balbuceantes, en ese caso la gente sería más segura. Los chicos iban a la escuela en la Segunda Guerra Mundial cayéndoles las bombas encima, y uno se pregunta qué sentido tenÍa ir a la escuela si no sabés si a los 5 minutos va a caer una bomba sobre la escuela, pero aquellos que fueron a la escuela y no los agarró la bomba terminaron siendo ingenieros”, concluyó.